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Cultura

Decodificando la despedida de Vargas Llosa de la ficción

Decodificando la despedida de Vargas Llosa de la ficción

Junto con publicar su nueva novela, Le dedico mi silencio, el autor peruano anunció que se retira de la ficción. Que sólo seguirá con ensayos. ¿Cómo entender este paso de Mario Vargas Llosa? Dos escritores peruanos y una narradora chilena responden la pregunta y dan algunas claves.

Por: María Jesús Doberti | Publicado: Viernes 3 de noviembre de 2023 a las 08:00
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Le dedico mi silencio, que llegó este sábado a las librerías del mundo hispano, es la nueva novela de Mario Vargas Llosa (87). En 304 páginas relata la historia de un hombre que soñó con un país unido por la música, tema con que el autor vuelve a poner los ojos sobre Perú y a homenajear su composición criolla. 

Pero la novela significa también algo más: el mismo Vargas Llosa, quien está hace décadas radicado en Madrid, anunció que sería la última, ya que se retirará de la escritura, al menos la de ficción. Aseguró que seguirá escribiendo artículos, e incluso ya dijo que trabajará un ensayo sobre el intelectual francés Jean-Paul Sartre.

¿Cómo entender este nuevo paso de Vargas Llosa? Tres expertos dan claves.  
 

Gustos y disgustos en sus novelas

“Su legado en su paso por la ficción son unas 10 novelas magistrales que registran o reflejan la complejidad social, cultural y política de América Latina”, asegura Gustavo Faverón, novelista peruano y profesor asociado en Bowdoin College, donde dirige el Programa de Estudios Latinoamericanos.

“Siempre ha tenido un don para asumir puntos de vista ajenos, incluso contradictorios, cuando esa contradicción crea un conflicto entre sus ficciones y su discurso político”, explica Faverón, quien conoce personalmente al autor y lo considera su amigo. Agrega que Vargas Llosa siempre ha escrito sobre cosas que detesta, como la violencia, el autoritarismo, el terror, la guerra, las dictaduras, el abuso, o sobre temas que le parecen problemáticos: la interculturalidad, la transculturación, los sistemas de mercado, de gobierno, y el conflicto entre socialismo y liberalismo. 
Foto del día en el que Faverón y Vargas Llosa se conocieron en el año 2000.

Ahora en Le dedico mi silencio narra, extrañamente, sobre un tema que le fascina: la música popular peruana, incluida la criolla. “Me temo que muchos lectores pensarán que es simplemente una celebración de esa música, pero creo que no lo es. Es más bien una mirada irónica y delirante sobre el sueño imposible de la homogeneidad nacional”, explica Faverón. 

Agrega que las novelas del Nobel peruano renovaron todos los mecanismos narrativos del realismo, cambiando y redirigiendo gran parte de nuestra tradición literaria. “Es curioso pensar que, de los autores del Boom (que surgió entre los años ‘60 y ‘70, cuando las obras de un grupo de novelistas latinoamericanos relativamente jóvenes fueron ampliamente distribuidas en Europa y el mundo), Vargas Llosa es quien más se mantiene dentro del paradigma realista, tan enraizado en la región, y sin embargo, quizás por eso mismo, ejerce una influencia mayor entre los que vienen detrás, cuando retoman el hilo de la novela realista o derivada del realismo”.

Y finaliza: “La novela latinoamericana tardará mucho en producir a alguien de su estatura”.
 

¿Realmente la última?

El anuncio de Vargas Llosa coincide casi simultáneamente con el de la publicación de una obra póstuma de Gabriel García Márquez. Con esto, la pregunta que queda abierta es si será efectivamente la última novela que saldrá a la luz del Nobel peruano. 

“Está muy bien saber cuándo uno se tiene que quedar en silencio, me parece muy sabio”, dice Montserrat Martorell, escritora chilena y académica de la Universidad Alberto Hurtado, quien además compartió un par de veces con el autor. Explica que una novela le tarda al escritor unos tres o cuatro años y a sus 87 no cree que le alcance la vida para hacer otra.

Eso sí, agrega que los escritores no siempre dicen la verdad. “Uno escribe porque es mentiroso también o porque está sublimando la mentira a través de la literatura. Entonces yo nunca creo que sea el último libro, además que después uno se muere y aparecen siempre nuevos manuscritos”. 

Martorell recuerda una conversación que tuvo con Vargas Llosa en una cena de escritores en 2016. “Me dijo que él había aprendido que cosas que le pasaran en la vida, sean buenas o malas, las iba a usar para escribir y hacer su literatura”. 

La escritora se queda con sus primeros años, ya que sus últimas novelas no le gustaron nada. Cinco esquinas, por ejemplo, del 2016, le parece que no está acorde al Vargas Llosa de La fiesta del Chivo, que fue uno de sus monumentos literarios. “Espero que con Le dedico mi silencio se vaya en gloria y majestad como se tienen que ir los grandes, porque es un grande. Así que ahí vamos a estar atentos a leerla”, concluye. 
 Montserrat junto a Vargas Llosa el 2014 en Madrid. 

El “Sartrecillo valiente”

Tras su despedida de la ficción, Vargas Llosa anunció también que publicará un ensayo sobre Jean-Paul Sartre, quien fue su maestro cuando era joven. Lo leía con tal fervor, que sus mejores amigos lo llamaban “El Sartrecillo valiente”, según relata Carlos Yushimito, escritor peruano y académico de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez. 

Sartre sostiene que la literatura tiene que ser un medio de transformación política y que, por tanto, la escritura tiene una función social. En este sentido, las primeras obras de Vargas Llosa denunciaban estructuras políticas, cuenta Yushimito, quien da como ejemplo La ciudad y los perros, novela que hace una crítica fuerte al autoritarismo y al fanatismo militar. 
En esa misma línea, Vargas Llosa tiene un discurso famoso que se llama La literatura es fuego, donde defiende que las letras no son simplemente un medio de entretenimiento o evasión, sino un operador de transformación. 

Para Yushimito, que el autor peruano le dedique su próximo ensayo a Sartre es simbólico porque cierra de forma muy coherente su ciclo de labor intelectual. “Le dedico mi silencio y el ensayo sobre Sartre parecen estar afectivamente muy unidas a este paso que para él debe ser emotivo. Ambos temas son interesantes como cierre de una larga producción. No vemos a un Vargas Llosa políticamente militante, sino más bien son historias en el ámbito de la intimidad. Ello podría estar coincidiendo con la búsqueda que está tras el alejamiento de la escritura y de la vida intelectual pública”.

La relación de Vargas Llosa con Sartre, dice Yushimito, es genética. “Dudaría de que su influencia se haya diluido, pienso que ha sido permanente en los años”.  

Reconoce tener expectativas por leer la obra de Vargas Llosa sobre el francés. “El ensayo más bello que ha escrito, La orgía perpetua, se lo dedicó a su otra gran influencia de juventud: el escritor francés Gustave Flaubert. Y Sartre fue incluso mucho más importante para él”, concluye.
La última conversación entre Gustavo Faverón y Mario Vargas Llosa. 

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