No es la típica sala blanca y despejada de galería de arte. La idea es que el segundo piso de Villavicencio 301 mantenga su estética de living y el arte se instale entre una mesita, un sillón y plantas.

“Desde que llegué a este lugar lo he ocupado y arrendado para charlas, talleres, lanzamientos de libros también. Y siempre tuve la inquietud de transformarlo en un espacio expositivo, pero sin transformarlo tanto”, explica Mauricio Zarricueta, que tiene en el mismo departamento su taller de impresiones.

Antofagastino y fotógrafo de profesión, estudió en Viña del Mar y luego volvió a su ciudad natal. “Allá empecé a hacer clases de fotografía y con un grupo de personas hicimos un festival pequeño de fotografía. Pero cuando surgió la necesidad de imprimir nos dimos cuenta de que no había ningún servicio bueno de impresión, y ahí me pegué el primer salto”, cuenta Mauricio.

Se endeudó y compró equipos para impresión fine art, es decir en calidad museo, con sustratos libres de ácido y tinta de pigmento natural. Los primeros clientes fueron sus más cercanos, amigos y colegas, y luego se fue abriendo a más artistas, ilustradores, etcétera. Incluso empezó a recibir encargos de otras ciudades, hasta de Punta Arenas, con imágenes que tenía que imprimir para luego enviarlas por correo, lo que subía el costo del producto final.

Zarricueta Impresiones operó desde el norte entre 2014 y 2018, y luego decidió trasladarse a la capital. “Acá pasan más cosas, hay escuelas de fotografía, festivales, galerías, museos. Siempre se requiere estar imprimiendo. Me pegué otro salto”, afirma. 

Cuando llegó a Santiago se instaló en un edificio de la comuna de Independencia donde había más talleres de artistas y también de enmarcación. “Era como un edificio dedicado al arte, justo lo que yo andaba buscando y lo tomé”, dice.

Comenzó a realizar impresiones para sus vecinos, también fue conociendo en persona a clientes con los que antes se relacionaba por Internet. Nació también una alianza con la Galería Flach, que ahora está en el primer piso del mismo edificio de Villavicencio y con los que están realizando en conjunto la exposición que se inauguró el jueves, ya que las obras de Larraín se repartirán entre ambos niveles y también hay una gran imagen que cuelga sobre la fachada. 

Al barrio Lastarria llegó en marzo del año pasado, cuando el sector ya había recuperado la normalidad post estallido social y pandemia. “Desde que llegué ha estado tranquilo, los viernes no hay desorden, la gente circula, hay hartos turistas. Hoy en la mañana había un curso completo de arquitectura sentado afuera en la calle dibujando la casa de Luciano K”, comenta.

Como el departamento que ocupa de taller es amplio, hace unos seis meses se le ocurrió habilitar El Living. “Queremos marcar un punto, darle la oportunidad también a fotógrafos y fotógrafas que están empezando, hay pocos espacios dedicados a la fotografía”, dice. Curatorialmente el espíritu es visibilizar temas sociales, “inquietar también un poquito. No mostrar sólo lo bonito”, agrega.

En esa línea se instala la sequía en ojos de Larraín, quien además es colaborador y amigo de la casa. Las costras del paisaje es el producto de siete años de registro de la sequía que afecta a la provincia del Limarí, en la región de Coquimbo. La serie de imágenes da cuenta de cómo los habitantes de la zona se han tenido que adaptar a los cambios que la escasez hídrica ha generado en el territorio.

Este trabajo fue presentado el año pasado en el 14º FIFV, Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso, y continúa en desarrollo durante 2024 mediante el apoyo de dos Fondart, que abarcan la publicación de un libro y una itinerancia de la misma exposición ampliada. Esta muestra es una apertura de proceso. 

La idea es realizar unas cuatro o cinco exhibiciones al año en El Living, estima Mauricio. Prefiere no dar los nombres de los próximos expositores, pero adelanta que una de ellas es una artista visual y el otro un fotógrafo que ha investigado la obra de Antonio Quintana.

Zarricueta será el anfitrión del espacio y estará a cargo de las visitas guiadas, que deberán ajustarse a los horarios que publiquen en sus redes sociales. Repartirá el tiempo con su trabajo de impresión en el taller.

El Instagram Zarricueta Impresiones funciona también como medio de comunicación, ahí van publicando cápsulas con entrevistas a fotógrafos y colaboradores. “Me interesa no sólo ser un productor técnico de impresión, también me gusta organizar charlas, gestionar entrevistas, quizás más adelante hacer una revista online, un podcast, así vamos de a poquito avanzando”, concluye a punto de inaugurar este nuevo espacio.