Cultura
Bienal de Arquitectura 2025: Buscando propuestas que impacten la ciudad
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Los arquitectos y arquitectas chilenos han sido llamados a participar en un nuevo desafío: presentar el mejor proyecto para la XXIII Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile.
“Que cumpla con las expectativas profesionales de estos tiempos; que se distinga por su contenido y su estética, que muestre lo valioso de lo construido y que plantee un futuro mejor, más digno, acorde al desarrollo sostenible y de calidad de vida de la ciudadanía en las ciudades”, es lo que esperan encontrar en las propuestas, señala Beatriz Buccicardi, presidenta del Colegio de Arquitectos.
Esta convocatoria del Colegio de Arquitectos junto al Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio quiere enseñar las inquietudes existentes, “obras que representan las identidades de cada territorio; dar a conocer experiencias internacionales y, muy especialmente, la participación de todas y todos en mejorar las condiciones actuales”, comenta Beatriz.
La próxima Bienal se realizará en Santiago, en el eje Alameda, y en dos regiones más (aún por definir), con el fin de contribuir y expandir la sensación a nivel país de la Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile.
En concreto, lo que están buscando es premiar una propuesta curatorial, dos exposiciones, un escenario temporal, una línea gráfica de diseño e identidad visual, y una propuesta preliminar para el programa de conferencias. La convocatoria estará abierta hasta el 11 de noviembre de 2024.
Cristóbal Molina, coordinador del Área de Arquitectura del ministerio, menciona la importancia de que las propuestas tengan un concepto potente que cause distintas lecturas, “también es interesante constatar las prácticas curatoriales, y sus posibilidades expositivas, la propuesta preliminar para los encuentros y el programa de conferencias. La capacidad de las propuestas para influir en el debate público y congregar a la ciudadanía”.
En este encuentro, además de reunir al gremio, la ciudadanía cuenta con una importante participación que permite diversos análisis y juicios de las muestras, una oportunidad para que también se puedan establecer diálogos con los profesionales.
La presidenta del Colegio de Arquitectos espera que todos los representados den cuenta del quehacer de la arquitectura y el urbanismo: “En las Bienales, a todos y todas les sale ese arquitecto que hay dentro de cada uno, que les permite ser actor de su futuro”. En cuanto a las expectativas, Cristóbal Molina también espera que estas propuestas logren fomentar una reflexión crítica y constructiva, revelando el verdadero rol público de la arquitectura.
La anterior edición de la Bienal, titulada “Hábitats vulnerables”, fue dirigida por Loreto Lyon y Cristóbal Molina. Ubicada en los alrededores de La Moneda, congregó a más de 22.500 participantes durante nueve días, en los que se llevaron a cabo 41 encuentros de conversación, 12 conferencias, siete encuentros de cine y dos ceremonias de entrega de premios nacionales.
“Esta edición tuvo mayor impacto y participación ciudadana, y en eso contribuyó notablemente nuestra elección del lugar (…) logramos que la última Bienal no pasara desapercibida y generara un amplio debate, algunas controversias, múltiples opiniones y mucha participación. Nos sorprendió positivamente, pues era una de nuestras apuestas: provocar una discusión pública y llevarla a los espacios donde se concentra el poder político”, apunta Molina.
Algunas convocatorias anteriores han finalizado con escenarios inesperados. En 2018, la bienal fue interrumpida por el estallido social. Pero, en otros años, en las primeras Bienales, se convocó a los colegios junto con sus profesores de arte. “Fue un verdadero espectáculo ciudadano, cientos de niños y niñas dibujando en las calles en un formato de 1x1 metro de pavimento frente al Bellas Artes”, recuerda Beatriz Buccicardi.
Estos sucesos han demostrado que esta es una convocatoria que no sólo va dirigida a los amantes de la arquitectura, sino también a aquellos que quieran admirar y disfrutar de propuestas creativas puertas afuera. “Para la ciudadanía es ver, analizar y juzgar las muestras (…) es inspirarse y encontrarse con las posibilidades de tener una mejor calidad de vida y de influir en ella”, concluye Beatriz.