Cultura
El arquitecto chileno que revoluciona el espacio público desde China
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Mientras Marcial Jesús estudiaba Arquitectura en la Universidad de Chile, el 2007, se fue de intercambio a la IUAV, en Venecia. “No sé qué tan significativa fue esa experiencia en términos de conocimiento, pero me abrió al mundo y me gustó mucho vivir afuera, atreverme a salir de la zona de confort”, cuenta el arquitecto que, en 2009, se fue a la oficina FUKSAS, en Roma, a hacer una práctica de seis meses. Después de eso trabajó en otra oficina en Holanda -”una experiencia que me inspiró, me hizo soñar en grande”, cuenta- y en 2010 volvió a Chile para dar su examen de grado.
Ya titulado, empezó a postular a distintas empresas en Hong Kong, Singapur y Shanghái. “Postulé mayormente en Asia, ya que en FUKSAS y OMA todos los proyectos en los que trabajé estaban en esta parte del mundo. Me hizo sentido”, explica.
Así, con 24 años recién cumplidos, llegó a Shanghái a la empresa australiana Hassell, donde rápidamente se convirtió en jefe de proyectos para competencias y comisiones grandes, como museos, centros de conferencia y complejos. “Durante esos primeros años, tuve muy buenos mentores, de los que aprendí el oficio de la arquitectura”, cuenta.
Así, con 24 años recién cumplidos, llegó a Shanghái a la empresa australiana Hassell, donde rápidamente se convirtió en jefe de proyectos para competencias y comisiones grandes, como museos, centros de conferencia y complejos. “Durante esos primeros años, tuve muy buenos mentores, de los que aprendí el oficio de la arquitectura”, cuenta.
Con ganas de independizarse y de “crear algo” de la forma más rápida posible, tomó una decisión. “Tenía que encontrar un nicho, algo que me ayudara a diferenciarme. No tenía sentido competirles a empresas consolidadas haciendo edificios. Entendí que había que usar las redes sociales y, primero que todo, atraer atención”.
Para eso, decidió crear algo “pop y controversial”, para llegar a más gente y generar opinión. “En este proceso, de pronto, como si fuera una revelación, entendí que para que algo sea lo suficientemente controversial, tiene que estar en el espacio público, ya que es el único lugar que realmente les importa a todos. El resto solo les importa a los arquitectos”, dice.
Para eso, decidió crear algo “pop y controversial”, para llegar a más gente y generar opinión. “En este proceso, de pronto, como si fuera una revelación, entendí que para que algo sea lo suficientemente controversial, tiene que estar en el espacio público, ya que es el único lugar que realmente les importa a todos. El resto solo les importa a los arquitectos”, dice.
Intervenir el espacio público
Su primera obra entonces fue Huellas Artes, una intervención a la salida del Metro Bellas Artes, en Santiago, que fue completamente autogestionada. Después de eso, y con la intervención dentro de su portafolio, volvió a China, el lugar que eligió para armar su proyecto: la oficina 100architects.
“Fue muy importante haberlo lanzado en un mercado ‘inmaduro’ en desarrollo, con altos niveles de experimentación, pero al mismo tiempo una potencia económica y financiera, es decir, había mucho dinero para invertir. Todos los factores recién nombrados reducen la aversión a probar soluciones nuevas y facilitan la entrada de ‘recién llegados’ con ideas nuevas”, explica.
Desde su creación en 2013, la oficina de Jesús, 100architects, se ha especializado en el espacio público, con 25 proyectos para municipalidades y gobiernos locales en más de 8 países, además de 21 proyectos para desarrolladores inmobiliarios, en complejos de uso mixto o residenciales. También han hecho más de 40 proyectos temporales para ferias o festivales. “Nos encantan estas ideas rápidas donde podemos ser mucho más creativos”, explica.
Para Jesús y su oficina, las ciudades deben tener espacios lúdicos, donde el paisaje urbano se fusione con el área de juego. “El juego no es sólo para niños; todos queremos jugar en la ciudad. La ciudad es nuestro patio de recreo, y es importante democratizarlo para todas las edades y condiciones socioculturales”, reflexiona.
“Creo que los beneficios son muchos. Una ciudad con alta jugabilidad como aspecto central en sus espacios no sólo alienta a las personas a aprender de una manera atractiva y relajante, sino que también genera oportunidades para el ejercicio físico. En otras palabras, contribuye a un aumento en la calidad de vida de los ciudadanos, generando espacios más democráticos para compartir, además de fomentar las relaciones sociales que, finalmente, resultan en mayor felicidad”.
“Creo que los beneficios son muchos. Una ciudad con alta jugabilidad como aspecto central en sus espacios no sólo alienta a las personas a aprender de una manera atractiva y relajante, sino que también genera oportunidades para el ejercicio físico. En otras palabras, contribuye a un aumento en la calidad de vida de los ciudadanos, generando espacios más democráticos para compartir, además de fomentar las relaciones sociales que, finalmente, resultan en mayor felicidad”.
Hoy Marcial Jesús está trabajando en uno de los proyectos más desafiantes de su carrera: un parque de 60.000 metros cuadrados en Egipto. “Estamos aplicando todos los conceptos que hemos aprendido durante los últimos 10 años a una escala metropolitana”, dice.
¿Cuál sería su proyecto soñado? “Me encantaría crear un hermoso parque dentro del cauce del río Mapocho. Un parque inundable a lo largo de todo el cauce del río que permita a los usuarios bajar y acercarse al agua. Ese es un espacio muy desaprovechado en Chile. Me encantaría rehacer el Paseo Bandera, por supuesto, con la participación de artistas como Dasic Fernandes y otros. Pero hacerlo desde la perspectiva de la arquitectura del paisaje y equiparlo con todo tipo de objetos interactivos”, dice.