Cultura
El camino musical del menor del clan Noguera
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
De niño ya iba a obras de teatro. No había más opción en una familia comandada por el actor Héctor Noguera y cuyos hijos mayores, sin excepción, se dedicaban también a la actuación.
Damián, el menor, asistía entonces junto a ellos a los teatros y recuerda que a veces le tocaba estar horas allí antes de la función, esperando que todo estuviera listo. Metido en la trastienda que antecede a cada presentación. “Me parecía fascinante”, reconoce hoy, a sus 33 años, sin atisbos de que aquellas jornadas hayan sido para él un sacrificio. “Lo que sí es que seguramente vi muchas obras que probablemente no debí haber visto a esa edad”.
Damián, el menor, asistía entonces junto a ellos a los teatros y recuerda que a veces le tocaba estar horas allí antes de la función, esperando que todo estuviera listo. Metido en la trastienda que antecede a cada presentación. “Me parecía fascinante”, reconoce hoy, a sus 33 años, sin atisbos de que aquellas jornadas hayan sido para él un sacrificio. “Lo que sí es que seguramente vi muchas obras que probablemente no debí haber visto a esa edad”.
Se queda pensando un momento. Es frecuente que Damián Noguera haga pausas mientras habla. Entonces dice: “Sí, yo era un poco un viejo chico. Un poco con el síndrome del hermano menor, en donde los adultos son las personas interesantes, entre comillas. Lo cual es un error, pero son cosas que uno asume”.
Recuerda que tenía pocos años cuando veía a su padre interpretar el monólogo de La vida es sueño, de Calderón de la Barca. Poco mayor, pero aún niño, le tocó ver todas las obras dirigidas por Alfredo Castro donde participó su hermana Amparo Noguera. Mano de obra y Hechos consumados, entre ellas.
Le gustaba esa experiencia. Pero jamás lo hizo pensar en dedicarse él mismo a la actuación, tal como lo hicieron sus hermanos mayores: Piedad, Amparo, Diego y Emilia. “Nunca fue un deseo real, la verdad. A pesar de estar rodeado de eso toda la vida”, señala. Lo suyo tendría que ver con otros asuntos. Emparentados con el teatro y el escenario, claro, porque lo familiar marca; pero no con la interpretación.
- ¿Eres tímido? Tal vez por un asunto de personalidad descartaste la actuación…
- Creo que no tiene que ver con eso. Mi padre es profundamente tímido, y es actor. Yo soy así también, pero no es esa la razón. Es sólo una cosa de intereses.
Diseñar sonidos
Damián Noguera, el menor del clan, fue un niño que estudió piano. Durante cuatro años en el Conservatorio de la Universidad Católica. Fue por iniciativa de su madre, Claudia Berger, quien también lo había hecho antes con sus hermanos Diego y Emilia. Era un mundo lleno de rigores y formalidades de la música clásica, que a Damián lo cansaron y terminó dejándolo. Empezó a estudiar percusión, mientras terminaba sus últimos años de colegio.
Cuando le tocó decidir a qué carrera entrar, no optó por la música. Ni él mismo entiende bien por qué. Sentía que eso era algo que prefería practicar de manera íntima, puertas adentro. Se matriculó en Literatura Hispánica, en la UC, y cursó contento sus años universitarios. La música nunca desapareció, aunque sí fue mutando. Damián se encantó con la electrónica. Además empezó a componer y eso, dice, le abrió un mundo inmenso.
La música era también el punto que los unía a él y a su hermano Diego, que comenzaron a hacer cosas juntos. Años después formaron incluso un dúo, al que llamaron País Violento. Se dedicaban a una mezcla experimental de electrónica y acústica. Su primer y único disco, Tagadá (2016), contenía 10 canciones que fueron escritas por el guionista, dramaturgo y poeta Pablo Paredes, el mismo que hoy dirige la Secom del Presidente Gabriel Boric. “Impresionante”, dice Damián, entre risas.
Despúes de Tagadá, nada fue lo mismo para Damián Noguera. Lo llamó el director teatral Carlos Urra, quien había escuchado el disco, para encargarle la música de su obra Romeo y Julián, en 2017. Lo que el menor de los Noguera hizo entonces -la composición musical y su posterior puesta en escena- sería algo que nunca más abandonaría. A la fecha, calcula, ha trabajado en el diseño sonoro de 23 obras de teatro y de danza.
“Componer para teatro me permite unir mis dos mundos: el literario y el musical -explica-. Porque la música tiene que dialogar con distintos textos. Con un texto dramático, una puesta en escena, una estructura lumínica, con los actores. Dar espacio a esos otros lenguajes. Y entender los protagonismos: cuándo la música tiene que resaltar otras voces, cuándo tiene que subir, cuándo cambia emociones, cuándo tiene que ser un contraste a lo que está pasando”.
Buenos hermanos
Durante 2023, Damián Noguera ha participado con su música en tres obras teatrales. En dos del dramaturgo Sergio Vodanovic, Velorio chileno y Viña -ambas reestrenadas casi al mismo tiempo-, y en el monólogo La edad es un sentimiento, que aún está en cartelera en el Teatro Zocos.
En Velorio chileno se dio una situación particular. Cuando esta obra se montó hace 10 años, bajo la misma dirección de Cristián Plana, la música la hizo Diego Noguera, quien además de actor se dedica también al trabajo de composición musical para teatro. Su hermano menor pudo partir de ahí para crear su propia propuesta. “Hice la música para este nuevo montaje ocupando elementos que el Diego usó hace una década. Hay ciertas sonoridades que recuperé y transformé; cosas que saqué, que agregué. Por eso aparecemos los dos en los créditos”, cuenta Damián.
La relación con Diego es frecuente. “Tenemos una comunicación musical constante, siempre nos enviamos las distintas músicas que estamos haciendo para distintas obras, siempre buscamos la opinión del otro. Eso ha sido fundamental”.
Ahora, además, estarán más cerca. Diego Noguera vive hace cuatro años en Berlín. La ciudad donde Damián acaba de instalarse, ya que cursará por dos años un Master en Arte Sonoro en una universidad de la capital alemana. “Me estoy quedando donde vive el Diego. Por tres meses. Después debo buscar otro lugar”, dice.
- Mientras estudias, ¿seguirás trabajando el diseño sonoro de obras teatrales?
- Sí. De hecho, estoy trabajando en la música para una obra en que actúa mi papá y que se estrena en noviembre. Se llama Hamlet deambula en círculos, basada en un capítulo del libro que escribí. Por eso estoy a cargo también del texto de la obra.
- Claro, el año pasado publicaste Autobiografía de mi padre. Héctor Noguera: memorias actorales.
- Sí. Mi papá me pidió que escribiera ese libro y yo asumí el desafío bastante asustado. Había preguntas difíciles que tenían que hacerse. Fue un proceso largo, casi tres años escribiendo. Pero fue lindo el proceso.
- Es el único libro que has escrito. ¿Habrá más?
- Quiero seguir. Estoy empezando algo ahora, distinto de lo anterior, pero está demasiado en pañales como para contarlo.