Cultura
El meteórico despegue de una editorial independiente enfocada en el aprendizaje
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El 2019, la periodista Kalu Downey se inscribió en un taller para aprender sobre plantas de interior dictado por Valentina Trejos, creadora de la cuenta de Instagram @laboratoriobotanico. Cuando llegó a su departamento, se encontró con la ilustradora Jo Jiménez, también alumna de Valentina. Como fueron las primeras en llegar se pusieron a conversar y a revisar libros.
“Nuestro diagnóstico fue: en Chile hoy no existe un libro que responda a nuestras necesidades estéticas y que además enseñe a cuidar plantas de interior de manera fácil”, recuerda Kalu sobre ese primer encuentro. Ahí, mientras esperaban que llegara el resto de los estudiantes, tuvieron una idea.
“Deberíamos hacer un libro y deberíamos hacerlo las tres juntas”, dijeron en ese minuto.
“Nuestro diagnóstico fue: en Chile hoy no existe un libro que responda a nuestras necesidades estéticas y que además enseñe a cuidar plantas de interior de manera fácil”, recuerda Kalu sobre ese primer encuentro. Ahí, mientras esperaban que llegara el resto de los estudiantes, tuvieron una idea.
“Deberíamos hacer un libro y deberíamos hacerlo las tres juntas”, dijeron en ese minuto.
La periodista ya tenía experiencia en el mundo editorial: había trabajado en la revista Paula y en Felicidad, la agencia de Piedad Rivadeneira, y además había hecho un magíster en comunicación y educación, lo que le permitió especializarse en la creación de libros por encargo.
De hecho, el 2018 junto a la diseñadora Renata Tesser, se independizaron y crearon el Estudio Enhorabuena, dedicado a la generación de contenido editorial. Pero al poco tiempo llegó la pandemia.
“Nadie más nos pidió cosas, todas las decisiones quedaron congeladas hasta el regreso a ‘la normalidad’”, cuenta Kalu. Intentaron juntarse con algunas editoriales grandes para presentarles la idea del libro sobre plantas de Valentina Trejos, pero todos los proyectos estaban parados. “Ahí dijimos: ¿Sabes qué? Hagamos este libro nosotras”.
De hecho, el 2018 junto a la diseñadora Renata Tesser, se independizaron y crearon el Estudio Enhorabuena, dedicado a la generación de contenido editorial. Pero al poco tiempo llegó la pandemia.
“Nadie más nos pidió cosas, todas las decisiones quedaron congeladas hasta el regreso a ‘la normalidad’”, cuenta Kalu. Intentaron juntarse con algunas editoriales grandes para presentarles la idea del libro sobre plantas de Valentina Trejos, pero todos los proyectos estaban parados. “Ahí dijimos: ¿Sabes qué? Hagamos este libro nosotras”.
Como ellas mismas dicen, todo partió con un alto nivel de informalidad. Vieron cuántos recursos podían poner cada una, incluida la autora, encargaron fotos, ilustraciones y se lanzaron. La primera semana de diciembre de 2020, salió Laboratorio Botánico. Imprimieron 500 copias de este libro de tapa dura, con ilustraciones de Jo Jiménez, porque habían calculado que si vendían todo (algo difícil en el pequeño mercado chileno), podrían recuperar la inversión inicial.
“El libro se agotó el primer fin de semana”, cuenta Kalu. La segunda edición, de 1.500 copias, salió en enero. Nuevamente, el primer fin de semana se vendieron todos los ejemplares. La tercera edición llegó en marzo.
Se afianza un modelo
En 2021, la librería Contrapunto les pidió 250 ejemplares del libro, un número altísimo para las cantidades que suelen requerir de las editoriales más pequeñas. Y cuando llegaron a la librería con las cajas, el encargado les preguntó qué era ese libro, quiénes eran ellas y finalmente, por qué le habían pegado el palo al gato.
“Recién ahí nos dimos cuenta de que lo que nos estaba pasando era algo no visto en Chile, era raro, y nos dio miedo no poder manejarlo, que se nos fuera de las manos”, recuerda la periodista. En ese minuto ya estaban trabajando en un segundo libro, junto a la directora de arte Renata Tesser y a la ingeniera comercial Paulina Henríquez, que se había sumado al equipo.
Decidieron detenerse a pensar qué estaba pasando. Se constituyeron como una editorial y ordenaron la casa: armaron contratos, planes comerciales y se asesoraron legalmente. “Entramos a un programa de emprendimiento del estudio Albagli Zaliasnik, porque vieron en nosotras un potencial de crecimiento a nivel local e internacional. Todo esto nos ha permitido no solo trabajar en Chile, sino estar distribuyendo a nivel internacional y trabajar en coediciones con editoriales extranjeras, porque el modelo está protegido”.
“Recién ahí nos dimos cuenta de que lo que nos estaba pasando era algo no visto en Chile, era raro, y nos dio miedo no poder manejarlo, que se nos fuera de las manos”, recuerda la periodista. En ese minuto ya estaban trabajando en un segundo libro, junto a la directora de arte Renata Tesser y a la ingeniera comercial Paulina Henríquez, que se había sumado al equipo.
Decidieron detenerse a pensar qué estaba pasando. Se constituyeron como una editorial y ordenaron la casa: armaron contratos, planes comerciales y se asesoraron legalmente. “Entramos a un programa de emprendimiento del estudio Albagli Zaliasnik, porque vieron en nosotras un potencial de crecimiento a nivel local e internacional. Todo esto nos ha permitido no solo trabajar en Chile, sino estar distribuyendo a nivel internacional y trabajar en coediciones con editoriales extranjeras, porque el modelo está protegido”.
En Editorial Enhorabuena funcionan con un modelo de autogestión donde, a diferencia de lo que pasa en otras editoriales, las autoras también ponen financiamiento propio para la creación de su libro y luego reciben un porcentaje mayor al 10% del derecho de autor que les entregan las editoriales grandes.
Con este mismo modelo editaron el libro Alfabeto plantista, de Montserrat Solervicens, la creadora de la comunidad de amantes de las suculentas @soyplantista y el libro Botánico, Tejer Jacquard, de Jandi Gardiazabal, quien también tiene una comunidad de más de 80 mil seguidores en su Instagram.
Esta es otra de las claves del éxito de los libros de Enhorabuena: trabajan con autoras que han construido una comunidad.
“Más que ser influencers, son personas que han creado una comunidad que las quiere. Y también, que te enseñan a hacer cosas. Nosotras nos hemos ido especializando en eso, en la educación no formal”, explica. Además, acaban de lanzar su propio e-commerce (librosbonitos.cl) y se sumaron al BazarED, con lo que “cierran el círculo” del libro, partiendo desde la génesis de la idea, hasta la venta.
“Más que ser influencers, son personas que han creado una comunidad que las quiere. Y también, que te enseñan a hacer cosas. Nosotras nos hemos ido especializando en eso, en la educación no formal”, explica. Además, acaban de lanzar su propio e-commerce (librosbonitos.cl) y se sumaron al BazarED, con lo que “cierran el círculo” del libro, partiendo desde la génesis de la idea, hasta la venta.
Para el 2023 están trabajando en tres libros: el de Augusta Quiñones, abogada y creadora del Instagram de recetas @thesimplelife.cl; el de Manu Iturrieta, de @zonalibredealcohol, y el segundo libro de Alejandra Apablaza (autora de Vamos a crear juntas, publicado por Grijalbo en 2020), dedicado a la reutilización textil.
“Cuando hice el magíster en educación jamás pensé que la gente quería aprender tantas cosas. Y orientar nuestra carrera hacia eso ha sido muy lindo. Hoy la gente perdió el miedo a aprender solos, a no tener que pasar por un espacio formal o tener un cartón. Aprender porque es bacán aprender”, dice Kalu.
“Cuando hice el magíster en educación jamás pensé que la gente quería aprender tantas cosas. Y orientar nuestra carrera hacia eso ha sido muy lindo. Hoy la gente perdió el miedo a aprender solos, a no tener que pasar por un espacio formal o tener un cartón. Aprender porque es bacán aprender”, dice Kalu.