Cultura
El sorprendente parque que atrae turismo a Lota
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Pocos saben que frente a la costa de Lota, que para muchos es sinónimo de minería y carbón, se ubica uno de los parques más increíbles de Chile. Son 14 hectáreas que albergan la colección de esculturas francesas más grande del país y especies de árboles y flores traídas desde los cinco continentes en barco hasta este lugar.
Construido en 1872 por encargo de Luis Cousiño, como un regalo a su mujer Isidora Goyenechea, este mágico lugar toma el nombre de Parque Isidora Cousiño, pero es popularmente conocido como Parque Lota. Su diseño estuvo a cargo del paisajista inglés Bartlet, quien se inspiró en los jardines de baja altura franceses para lograr un espacio que mezcla senderos con esculturas, piletas y flora, y que se puede ver desplegado en la nueva edición de ED Habitar.
Tras una serie de administraciones que lo dejaron a la deriva, en 2020 la fundación Procultura se hizo cargo de su desarrollo, como parte de un plan de emergencia que firmaron con Corfo hasta la nueva licitación, que se resolverá en algunos meses.
Ellos como fundación también están participando y esperan ganar; sus planes para el parque son a largo plazo y buscan que sea parte de un circuito -que junto al museo histórico y a la mina el Chiflón del Diablo- traiga un auge del turismo e incentive el desarrollo social.
Estatuas francessas que adornan el Parque Lota
“Es un monumento histórico y lo que hemos hecho como fundación es darle un destino social y reconectar a las personas con su parque”, cuenta el abogado Francisco Fuentes, director del circuito y parte de la Fundación Procultura, que lleva más de 12 años trabajando en la restauración patrimonial.
Durante la pandemia, abrieron el parque de manera gratuita para que las personas pudieran visitarlo y hacer deporte en los horarios permitidos, considerando que Lota fue una de las ciudades del país que permaneció más tiempo en confinamiento.
Iniciativas como esta y otras anteriores les permitieron darse cuenta de que este espacio natural, único en la zona, era desconocido por muchos: más del 80% de los niños de la zona nunca lo había visitado y tampoco habían entrado a la mina el Chiflón del Diablo, cuenta Fuentes, quien junto a la Fundación está intentado revertir estas cifras.
Hoy los estudiantes se toman sus fotografías de graduación de Octavo Básico y Cuarto Medio ahí, las parejas van a registrar sus matrimonios y los clubes de adulto mayor realizan en este lugar sus actividades físicas, como clases de yoga mirando al muelle.
Entre sus objetivos -en caso de ganar la licitación- está la recuperación de las estructuras que se cayeron con el terremoto, como el quiosco chino o la casa de jacarandá, además de mejorar la iluminación y los caminos.
Tienen también un plan turístico que incluye guías locales y tours. Lo que buscan es continuar con la estrategia de reconversión económica en la ciudad. En ese plan, este jardín botánico, que cuenta con dos mil especies florales y arbóreas, está en el centro, y el paisajista Juan Grimm tendrá un rol clave en su mantención y recuperación. También tienen contemplado trabajar junto al escultor Luis Montes en las estatuas, que son piezas únicas.
“El objetivo es crear una oferta que permita al turista quedarse más allá de una tarde en la ciudad de Lota. Si nosotros logramos que el visitante se quede a dormir en Lota, va a gastar e invertir en la ciudad tres veces más que hoy, que es un turismo de una tarde”, agrega.
También están trabajando, junto a otros actores y universidades, para convertir el circuito en Patrimonio de la Humanidad, y preparando el expediente que van a defender ante la Unesco.