Cultura
Juegos de mesa made in Chile: una industria creativa al alza
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Hace 10 años en Chile había pocas editoriales dedicadas a los juegos de mesa. De hecho, la mayoría de la creación se daba gracias a quienes lograban autoeditarse, de manera muy artesanal. “Lo usual era sacar un juego con mucho esfuerzo, darse cuenta de que todo era mucho más difícil de lo que uno pensaba y después no volver a intentarlo. No existía el concepto de industria, sino que eran más bien locuras de juventud”, recuerda Víctor Hugo Cisternas, cocreador de la editorial Ludoismo y Presidente de LudiChile, la asociación gremial de editoriales chilenas de juegos de mesa.
La industria era tan precaria, que incluso las editoriales más grandes que existían del tema en Chile cerraron el 2012. “Los más chicos nos dimos cuenta de que si ellas no eran sostenibles, ninguno de nosotros lo era en realidad”, dice Víctor Hugo. Ese quiebre significó un cambio en su mirada: decidieron olvidarse de la competencia y centrar sus esfuerzos en potenciar la industria. “Tuvimos que cambiar el paradigma de cómo se entiende la competencia dentro de las industrias creativas”, explica Cisternas, quien reconoce que hoy la industria pasa por un muy buen momento en Chile.
El 2014 empezaron con una asociación de facto, haciendo producciones colaborativas y compartiendo información para mejorar la calidad de los juegos que se producían en nuestro país. En 2018, gracias a un fondo de Sercotec, crearon LudiChile, que hoy reúne a 15 editoriales y que busca promover el desarrollo, difusión y crecimiento del diseño, edición, publicación, distribución y comercialización de los juegos de mesa modernos.
Juegos de autor
Para el mundo de los juegos de mesa, Alemania es el referente indiscutido: no sólo es el mercado más antiguo, sino también el más prestigioso y hasta el año pasado era el más grande.
“Todo el concepto del juego de mesa de autor tiene su cuna en Alemania. Antes de eso, los diseñadores de juegos eran anónimos. Pero fueron los autores alemanes, en la década del ‘80, quienes exigieron que su nombre apareciera en la portada y que se reconociera a los autores de los juegos como un valor importante y una expresión artística”, explica Víctor Hugo Cisternas.
La cadena de producción de un juego de mesa es muy parecida a la de un libro: es el autor quien crea el juego, hace un prototipo y un manual escrito con las reglas, y luego es licenciado por una editorial, donde pasa por las manos de un editor y de un diseñador especializado en la experiencia del usuario, para luego ser comercializado.
Estos juegos apuntan a dos grandes grupos de público: el especializado y conocedor, que son los coleccionistas que disfrutan de juegos complejos y con mayor profundidad; y las familias, que son los mayores clientes. En general son papás y mamás que compran juegos para compartir con sus hijos o para que sus hijos tengan una actividad alejada de las pantallas.
“Cuando uno juega un juego de mesa forma lo que se conoce como el círculo mágico. Tú te sientas a jugar y mientras estás jugando estás haciendo solamente eso. No hay interrupciones, porque el juego no lo permite. Los teléfonos se dejan de lado y estamos todos inmersos en esta experiencia donde estamos relacionándonos unos con otros, mirándonos a las caras”, explica Cisternas.
De exportación
Ya hay varios juegos made in Chile que han llegado al extranjero: Maze Escape, creado por autores chilenos y editado por Ludoismo, fue licenciado a la editorial internacional Devir, y en su primera producción se imprimieron diez mil ejemplares para ser distribuidos en Europa y América.
Fractal Juegos, otra editorial chilena que este fin de semana está en la feria de juegos de mesa en Essen, Alemania -la más importante de la industria-, también ha exportado varias de sus creaciones. Y así hay varios más. “Dentro de LudiChile tenemos por lo menos tres editoriales que ya están exportando y también hay editoriales nuevas que en dos o tres años han logrado sacar cuatro nuevos títulos y están comenzando con su promoción en el extranjero”, explica Cisternas.
Desde su creación hace cinco años, el principal objetivo de la asociación gremial ha sido convertirse en un actor importante dentro de las industrias creativas, logrando una representación frente al Estado y frente a los órganos de fomento de estas industrias. “Antes ni siquiera nosotros nos entendíamos como una industria”, cuenta Víctor Hugo. “La economía naranja tiene cada vez mayor relevancia. Ha habido un gran trabajo que ha estado liderando el Ministerio de Hacienda sobre todo para potenciar las industrias creativas entendiéndose como una diversificación de la matriz productiva del país súper importante. Somos industrias sustentables, que generamos valor cultural”, reflexiona.
Para seguir creciendo, ya están trabajando en el primer Congreso de diseño y edición de juegos de mesa en Chile, que se hará el 1 y 2 de diciembre de este año en Valdivia, gracias al financiamiento del Comité de Fomento de Los Ríos.
“Vamos a traer a expertos internacionales y a reunir a toda la industria chilena. Vamos a tener una mesa con la academia, para saber cómo nos ven y quiénes serían los formadores", explica Cisternas. "Vamos a tener otra mesa con representantes del Estado y además, junto a la Universidad Austral, vamos a hacer el primer estudio de mercado validado por la academia sobre la industria de los juegos de mesa. La idea es validarnos y ser parte de este movimiento. Estamos buscando nuestra posición dentro del tablero de las industrias creativas”.