Cultura
La joyería artística de Rita Soto
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Cuando terminaba de estudiar diseño industrial, Rita Soto le pidió a su papá, que es orfebre, que le enseñara joyería. “Yo ya sabía ocupar algunas herramientas, pero nunca había trabajado con metales. Y hacerlo me abrió a este mundo de la joyería”, cuenta Rita. Y aunque tras salir de la universidad se dedicó a su carrera como diseñadora, nunca dejó de lado este oficio heredado.
Cuando trabajaba en la UTEM, en proyectos de desarrollo de productos en artesanía que buscaban potenciar el trabajo de los artesanos asociándolos con proyectos de investigación y acompañamiento de diseñadores, a Rita le tocó trabajar directamente en los talleres, con los artesanos. “Desde ahí vengo desarrollando la idea de la asociatividad”, explica. “Es un beneficio que aporta muchísimo”.
Trabajó bastante en la región de O’Higgins con artesanas que trabajan la teatina, la fibra con la que se tejen, por ejemplo, las chupallas; en Chimbarongo, donde se trabaja el mimbre, y también se metió en el mundo del tejido con crin de caballo, con una técnica originaria de Rari, en la región del Maule.
Con todos estos conocimientos, Rita empezó a formar su mirada como joyera, donde combina la artesanía, el arte y el diseño, con un lenguaje único y muy contemporáneo.
Su trabajo cabe en una categoría más específica aún: la joyería artística, un medio de expresión que se basa en la investigación y experimentación con materiales, conceptos y procesos. Sus creaciones son esculturas portables, un nicho que en Chile todavía no tiene la fuerza que se ve en Estados Unidos o Europa, pero que ya empieza a aparecer en Latinoamérica.
Desde este año, es también la presidenta de Joya Brava (@joyabravachile), la Asociación Chilena de Joyería Contemporánea, cargo que también ejerció entre 2014 y 2018. El objetivo es agrupar a los joyeros para incentivar y fomentar el creciente desarrollo de la orfebrería contemporánea chilena, así como también insertar este arte en el ámbito cultural chileno y extranjero.
Otro de los temas que preocupa a Joya Brava es la profesionalización del sector. “Nos hemos enfocado harto en eso, porque en Chile no hay academia. La enseñanza de la orfebrería no viene de las universidades o de las instituciones, entonces lo que hemos querido hacer es que nuestras socias accedan a espacios de experimentación”, cuenta Rita.
Han invitado a profesionales de distintos lugares del mundo a hacer workshops que luego terminan en exposiciones, lo que también sirve para generar nuevas audiencias.
Cuenta que cuando alguien se enfrenta a piezas de joyería artística, la primera reacción suele ser preguntar: “¿y esas piezas se usan?” La respuesta simple es: sí.
“Cuando tú cuentas o describes de qué se trata esta joyería, siempre hablas de la triangulación que se genera, donde está el creador de la pieza, el que la porta y el espectador. Yo siempre trato de contarle eso a la gente, porque ahí es cuando tú generas otra visión. Uno como artista, como creador, siempre está expresando algo en lo que hace, no es un trabajo mecánico, no es un trabajo seriado, cada pieza es muy única y se trabaja bajo un concepto. Propones algo. Lo interesante de esta joyería es la portabilidad”, explica.
En Chile todavía hay poco público, por eso la mayoría de quienes se dedican a este oficio comercializan en el extranjero, a través de galerías especializadas que se mueven en distintas ferias.
El trabajo de Rita, además de haber sido expuesto en ferias en países como Argentina, España, Rumania, Francia y Alemania, está presente también en plataformas online especializadas, como Klimt02 (klimt02.net) y Art Jewelry Forum (artjewelryforum.org). También fue finalista del concurso de artesanía contemporánea Loewe Craft Prize, en 2018.
“Esos espacios de difusión, de exhibición, son muy relevantes, porque empiezas a aparecer en estos circuitos. Por ejemplo, después de ser finalista en Loewe me invitaron a una bienal en Corea”, explica.
Uno de los grandes desafíos para la asociación llegará en 2024: serán los encargados de hacer, por primera vez en Chile, la Bienal Latinoamericana de Joyería Contemporánea, un evento que ya va en su tercera edición y que siempre se ha hecho en Buenos Aires, de la mano del colectivo Joyeros Argentinos.
“Esto va a ser un mega evento”, cuenta Rita. De hecho, aunque todavía faltan dos años, ya están trabajando para definir el tema, buscar fondos de financiamiento, encontrar los lugares y afinar todos los detalles.
Y es que además de la gran exposición, que es el corazón de la Bienal y a la que se accede a través de un concurso, se arma todo un circuito alrededor, que se complementa con una serie de exposiciones online, que nacieron durante la pandemia y que se mantendrán en esta cuarta versión.