Cultura
Giulia Carboni, la italiana que representa a Chile en el ranking mundial de arquitectura, diseño de interiores y paisajismo
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Una compilación de los “gurús creativos” que están revolucionando lo hecho en Latinoamérica en arquitectura, diseño de interiores y paisajismo es el AD100, un ranking preparado por la revista Architectural Digest Latinoamérica que acaba de premiar lo mejor del año.
Ocho chilenos llegaron hasta esta lista, entre los que figura sólo una mujer representando a nuestro país: la italiana Giulia Carboni (@giuliacarbonistudio), quien vive y trabaja en Chile desde hace ocho años. “Fue una gran sorpresa”, cuenta Giulia. “Yo diría que estar en el AD100 es uno de los máximos reconocimientos para una interiorista. Es un punto de llegada, y nunca pensé que iba a estar ahí”.
Los AD100 partieron en 1990 a partir de la edición estadounidense de la revista y se han convertido en una guía para todos los amantes del interiorismo y la arquitectura, que se ha replicado en todo el mundo, siempre de la mano de la publicación, que tiene nueve versiones internacionales.
Recién en 2021 AD México publicó su primer ranking, enfocado en las mentes creativas de ese país. Y este año, por primera vez, la lista se hizo extensiva a toda América Latina.
“El mundo tiene mucha curiosidad por lo que pasa aquí y por la calidad y creatividad que hay detrás de lo que hacemos”, comentó Katia Contreras, Head of Editorial Content de AD México y Latinoamérica.
Los seleccionados como representantes de Chile en la AD100 son variados: van desde consagrados como Mathias Klotz y Elemental, la oficina de Alejandro Aravena, hasta figuras más emergentes, como el Estudio Diagonal y Vincent Pearson. Carboni es la única mujer.
“Todavía hay una disparidad”, reflexiona la arquitecta. “La maternidad sigue siendo para las mujeres un gran stop en sus carreras, porque nos falta tiempo. Por eso, hay que compartir las responsabilidades y tomarse esos espacios, para jugar en igualdad de condiciones. Y eso en entornos vulnerables es otro mundo. Ahí el Estado tiene que intervenir para permitir a las mujeres desarrollarse”, dice.
Giulia Carboni llegó a Chile hace ocho años “por amor” junto a su marido chileno, quien también es arquitecto. Se conocieron en la oficina de arquitectura Ábalos + Sentkiewicz en Madrid, donde Giulia estaba haciendo una práctica y él estaba trabajando. Luego vivieron en Roma, después en Londres y finalmente decidieron instalarse en nuestro país, porque había más oportunidades laborales.
“Chile es un país donde hay mucho por hacer, donde si uno trabaja bien, puede crecer. Y este reconocimiento es la demostración”, dice Giulia. Después de trabajar cuatro años en la oficina de Juan Sabbagh, la arquitecta decidió independizarse y dedicarse al diseño interior con su propio estudio.
“Vi que había un nicho que se podía explotar. Partí con un pequeño proyecto, participé en Casa FOA con una colega arquitecta y nos fue muy bien. Ahí armé la oficina”, explica. “La propuesta que yo tengo es distinta para Chile, donde el interior design es todavía mucho más tradicional. La gente se atreve poco y el color no se usa”, reflexiona. “Creo que hay algo cultural, una tendencia a ser piola, como dicen aquí, a no llamar la atención”.
Para Giulia, el diseño es casi parte de su ADN. “Italia es la patria del diseño, entonces uno está entrenado desde que es chico a ver belleza, donde te muevas, sin importar la situación económica. La gran diferencia entre Chile e Italia es esta: en Italia la belleza es el fruto de la intervención del hombre en la naturaleza, aquí es la naturaleza misma. El problema empieza en los espacios urbanos y eso es algo en lo que hay que trabajar, invertir en eso. La belleza te da felicidad”.
Sobre el escenario en nuestro país, dice que ha visto cómo en Chile hay muchos diseñadores y productores pequeños que diseñan y fabrican sus propios muebles y objetos, de excelente calidad. “Eso muestra que hay un interés creciente en el diseño”, dice. Eso sí, confiesa que todavía cuesta que los chilenos, incluso cuando tienen el presupuesto, inviertan en diseño de autor. “Todavía el diseño de autor, de grandes marcas del mundo, es muy copiado. Y no se valora incluso en ambientes donde sí se podría comprar”.
Hoy, la arquitecta está trabajando en varios proyectos: un departamento en Santiago para un matrimonio que volvió después de vivir 25 años en Silicon Valley; en una oficina con la destacada arquitecta chilena Cazú Zegers, donde se está haciendo cargo del interiorismo; en dos proyectos en Italia, uno en Roma y otro en Milán, y en las áreas comunes de cuatro torres de departamentos en La Florida y otra en Macul.
“La gran gracia de trabajar en áreas comunes de edificios es que uno tiene una gran libertad creativa. Me he dado cuenta de que lo que busco es llevar a las personas a un lugar distinto del que están en ese minuto, lo que me gusta es inventar una historia, un pequeño viaje. Me gusta lograr esa sensación de sorpresa”, explica.