Desde hace ya varios años las colaboraciones entre artistas e ilustradores con marcas de ropa, sobre todo del retail, se han hecho cada vez más comunes. “En algún momento lo veía como una ventaja competitiva bien clara, pero ahora lo veo como una nueva normalidad. El trabajar con ilustradores y artistas le permite a las marcas tener un diferencial en términos de la oferta de productos que tienen, de cara a sus clientes”, explica Sofía Calvo, periodista experta en moda y creadora de Quinta Trends.

Esto se hace especialmente evidente en el caso de las marcas de diseño independientes que, a través de las ilustraciones originales, pueden desarrollar un concepto y relato de marca distinto. Ese es el caso de Daniela Hoehmann, la creadora de la marca Roberta, que lanza dos colecciones al año, cada una con un nuevo estampado como protagonista. “Ese estampado está normalmente inspirado en la flora y la fauna de la región donde habito, que es la Región de Los Ríos, tratando de generar una identidad local”, explica Hoehmann, que trabaja junto a una diseñadora gráfica para el desarrollo de las colecciones de estampados.

Desde sus inicios, la marca siempre ha tenido como base las gráficas y visuales, ocupando las prendas de vestir como un lienzo para comunicar. “Hoy el 80% de las prendas tienen una carga visual en cuanto al estampado y al colorido. Los estampados nacen con la idea de crear identidad y crear conciencia con el cuidado del medio ambiente, de la fauna. No son sólo algo bello o estético, sino algo que comunica y ayuda a crear conciencia de lo que nos rodea”, explica. Además, reconoce que en el último tiempo muchas marcas del retail y también independientes están incluyendo ilustraciones de artistas, como una forma única de diferenciarse. “La idea del creativo es única y eso logra que el producto final sea muy distintivo de otro”.

Para la periodista experta en tendencias, el punto de inflexión en Chile para optar por estas alianzas está determinado por la inexistencia de una industria textil que permita lograr ciertas ventajas competitivas asociadas a la materialidad. “La alianza con la ilustración resuelve, ayuda o contribuye a suplir esa ausencia, a diferencia de lo que puede pasar en Perú, Colombia o México, que tienen una potente industria textil. A pesar de ello, creo que el mismo hecho de las redes sociales, la masificación de los formatos y las técnicas que permiten hacer mucho más sencillo el traspaso de obras pictóricas a formatos como el vestuario, han facilitado este fenómeno a nivel internacional, latinoamericano y local”, explica.

Sofía Calvo destaca también el trabajo de dos marcas chilenas que han desarrollado colecciones con sus propias ilustraciones: “Sago (@sago_estudio) no es una marca que colabore con un ilustrador en particular, sino que ellos generan sus propias ilustraciones y estampados. Su trabajo me parece muy interesante. También destacaría la marca Valdés Studio (@valdesstudio), de Benjamín Valdés, que también ha generado ilustraciones propias”.

Arte y moda

El año pasado la artista Denise Buckel estaba probando materialidades para hacer ediciones impresas de sus obras en fine art, cuando se preguntó si podría aplicar esa misma técnica a la ropa. “El papel en el que se imprime es de algodón, entonces se me ocurrió esta idea de traspasar las obras a la ropa. Hice la prueba y subí una foto a Instagram, preguntándole a mis seguidores si les gustaría que hiciera poleras impresas. La respuesta fue sorprendente”, cuenta Denise, quien lleva cinco años dedicada exclusivamente a la pintura y que está preparando su primera exposición individual para mayo de 2024, en la Galería Animal.

Para Sofía Calvo, este tránsito de los artistas hacia medios como la moda es una forma de democratizar el arte, acercándose a personas que podrían no tener acceso a esas obras. “Creo que debido a eso y a la diversificación económica necesaria en un mundo tan complejo como el que vivimos, es una alternativa que están viendo los artistas para ser sostenibles económicamente”, dice la experta, y agrega que más que una tendencia, ve esta asociación creativa como una nueva alternativa de expresión. “Son modos de hacer que vinculan a la industria de la moda con la industria del arte de manera mucho más simple, sencilla, económica y accesible”.

Denise Buckel comparte esa idea. “Para mí es abrir mi arte a todas aquellas personas que no tienen la posibilidad de ir a una galería y comprar una pintura, y además estoy cumpliendo esa ilusión de ver mis creaciones caminando por la calle. Eso es muy genial para mí”, explica. De hecho, cuenta que varios de quienes han comprado sus poleras o polerones le cuentan que a veces van en la micro o en la calle y que la gente se detiene a preguntarles de qué se trata esa ropa, que conocen esa planta. “Eso les despierta un recuerdo y eso me encanta”.