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Cultura

Nicolás Sánchez: “Nuestras ciudades necesitan más infraestructura verde accesible y de calidad”

Nicolás Sánchez: “Nuestras ciudades necesitan más infraestructura verde accesible y de calidad”

El ganador en la categoría Obra construida, residencias y conjuntos habitacionales de la VI Bienal Latinoamericana de Arquitectura de Paisaje analiza cómo estamos en materia de paisajismo en nuestras ciudades y qué desafíos debemos enfrentar de cara al cambio climático.

Por: Macarena Sánchez - Foto: Alejandro Araya | Publicado: Viernes 15 de noviembre de 2024 a las 16:45
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El mes pasado el arquitecto y paisajista chileno Nicolás Sánchez obtuvo el primer lugar en BLAP, la VI Bienal Latinoamericana de Arquitectura de Paisaje en la categoría Obra construida, residencias y conjuntos habitacionales, por su proyecto Parque Chauquén, Panguipulli, en tanto Chile fue el país ganador por el trabajo de Jardín del Mercado (MUT) de JL Paisaje.

Lo interesante del proyecto de Sánchez, es que recompone un paisaje degradado y genera la posibilidad de recorrer un área de bosque y borde de lago. “Hay varios temas que se cruzan en este proyecto, un buen diseño y aprovechamiento del espacio, lo que se refleja en que la arquitectura y la naturaleza se funden y se incorporan a un paisaje mayor”.

También están el respeto por la vegetación existente al incorporar elementos como el agua en un recorrido que lo hace único; factores que le valieron el primer lugar, ya que en síntesis, “pone en valor el espacio y recupera un lugar degradado”, dice el arquitecto.

Uno de los ejes centrales de la Bienal era justamente la rehabilitación de espacios; la responsabilidad ambiental ligada a lo social. Respecto a este tema según Nicolás, quien ha proyectado cerca de 300 jardines y parques a lo largo de todo el país, indica que si bien en Chile hemos avanzado, “nuestras ciudades necesitan más infraestructura verde accesible y de calidad. Es fundamental aumentar los parques urbanos, fomentar la participación ciudadana en su diseño y promover soluciones naturales para desafíos urbanos como el manejo de aguas y la mitigación de islas de calor, generar corredores biológicos que se inserten en la ciudad como sistemas interconectados de parques, que permitan que la naturaleza entre en nuestras ciudades, no como lunares aislados sino como redes conectadas”.

Menciona, por ejemplo, el río Mapocho, que, “al recorrer 16 comunas es un gran corredor biológico que debiéramos potenciar de mejor manera. Si pudiésemos hacer de él un continuo verde, sostenible, con políticas públicas sólidas a nivel país, no me cabe duda que sería un ejemplo a nivel mundial. No tan sólo por la relevancia ecológica y ambiental, sino por el beneficio social en la comuna por la que pase. Sería como nuestra red de metro ‘verde’, donde convivirían redes de ciclovías, senderos peatonales, áreas protegidas, parques, conservatorios y la infraestructura necesaria para generar un impacto positivo”.
 

Ciudades más verdes y protección del territorio

Uno de los indicadores que miden la calidad de vida en las ciudades es justamente la cantidad de áreas verdes; los m2 por habitante, que como se ha podido observar, revela una disparidad brutal entre comunas como por ejemplo La Dehesa y La Florida.

Para Sánchez esta es una brecha real y el motivo que genera durante los fines de semana “una migración hacia comunas con áreas verdes más generosas. El Parque Bicentenario se llena de gente de diversas comunas, las personas buscan esa conexión con espacios verdes, limpios y seguros”, dice.

Desde su punto de vista, para reducir esta brecha, para recuperar los espacios y transformarlos con fines sociales se necesitan políticas públicas serias, de largo plazo, “un ministerio que se preocupe y ocupe realmente de estos temas. No podemos pensar en que el gobierno de turno haga algo, debe ser pensado en el tiempo para que se puedan desarrollar etapas que sean estratégicas, partiendo por comunas más vulnerables y con menos recursos. Cada comuna, dentro de un masterplan, puede responder a las necesidades de su comunidad”.

Como ejemplos de buenas prácticas cita los huertos comunitarios en Europa, Estados Unidos y Reino Unido. “Recuperar áreas degradadas o terrenos residuales por la comunidad, ayuda a que ellas se identifiquen. Si la gente participa en su diseño hay mayores posibilidades de éxito”.

El error sería “inventar algo” que probablemente no tenga sentido para la comunidad, con el fracaso casi asegurado.

Así, para este paisajista, los edificios por ejemplo, deberían contemplar azoteas verdes -“en muchas partes del planeta han demostrado ser exitosas y muchas de éstas están abiertas a la ciudadanía-; aumentar las áreas verdes tanto en edificios residenciales como en oficinas, aportando con sus áreas comunes a la ciudad. Todas estas acciones ayudarían a mejorar la salud, el bienestar social y la cohesión comunitaria en las ciudades y quizás disminuiría la delincuencia”.

Para Nicolás Sánchez hay factores relevantes que habría que considerar si pensamos en cuáles son las dolencias y desafíos que tenemos hoy, en términos de paisaje y territorio, ya que impactan el bienestar económico y social, explica. Por un lado está el crecimiento desmedido del desarrollo inmobiliario que está erosionando el valor del paisaje natural y su biodiversidad.

“Necesitamos equilibrarlo con políticas de protección del entorno que mantengan su valor social y ambiental”.

También menciona la falta de planificación a largo plazo: “lleva a una ocupación territorial sin respeto por la geografía y los ecosistemas, afectando el valor económico y ambiental de estas áreas. Las políticas públicas deberían integrar factores ecológicos y de conectividad para preservar la identidad y salud ambiental de ciudades y zonas rurales”.

Otro factor es la agricultura intensiva y las forestaciones masivas que, “aunque productivas, degradan el suelo y reducen la biodiversidad, afectando el valor paisajístico que las comunidades rurales necesitan y valoran, la conservación de paisajes rurales”.

A la lista se añaden la protección de la biodiversidad por fragmentación de hábitats y una gestión integral del borde costero. “La extensa costa de Chile necesita una regulación integral para proteger su valor paisajístico y social. Hoy, el manejo es limitado, afectando negativamente a las comunidades costeras y su relación con el paisaje. Estas medidas fortalecerán el valor económico, social y ambiental del país, promoviendo un crecimiento sostenible y responsable”.

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