Contagiarse de tifus tres días antes de dar la Prueba de Aptitud Académica cambió para siempre la vida de Rodrigo Alonso (1971). No pudo, por supuesto, presentarse a ese examen, pero tampoco quiso esperar un año para poder darlo nuevamente. Su única opción era inscribirse en un instituto para estudiar la carrera que figuraba segunda en su lista de prioridades: diseño gráfico.

No parecía una idea tan descabellada. Cuando era niño le gustaba dibujar, inventar juguetes. Y tener la mayor cantidad posible de lápices, cartones, papeles, tijeras y pegamentos era lo mejor que podía pasarle.

“Podía crear lo que se me ocurriera y por eso hoy lo paso tan bien diseñando. Cuando inventaba juguetes entraba como en una especie de trance y es exactamente lo que me pasa hoy. Para mí diseñar es volver a jugar”, dice Alonso, que en su trayectoria suma trabajos de diseño gráfico e industrial, pero también mobiliario, interiorismo e ilustración.

Desde entonces, su visión del diseño ha cambiado. En sus primeros años trabajando, dice, predominaba la idea según la cual los diseñadores crean “objetitos lindos que están en museos y galerías”.

Pero para Alonso, el diseño no es sólo eso. El diseño es todo. “El diseño es quizás la profesión más amplia del mundo, todo lo que está a tu alrededor ha sido diseñado, por tanto tampoco existe el ‘objeto de diseño’, porque todo está diseñado: la cortina de tu pieza, el tornillo de una silla, todo fue diseñado para cumplir una determinada función. Y como todo está diseñado, las posibilidades que tenemos los diseñadores son infinitas, ya sea para solucionar problemas desde cero o para volver a diseñar un producto que podría funcionar mejor”.

- Si todo está diseñado, ¿cuál es tu visión del diseño, a qué responde?
- Mi visión es que el diseño es una propiedad inherente al ser humano. Cuando de manera creativa el ser humano transformó una piedra en una silla, diseñó una silla. Cuando se tapó con una piel de oso, diseñó un abrigo. Diseñó sin haber estudiado nada, estaba solucionando la vida en base a su observación del entorno, a su capacidad creativa de entender lo que tiene y transformar su realidad. Entonces, ya que esto es propio del ser humano, el diseño que hoy conocemos es una serie de mejoras en los procesos creativos que ha hecho la humanidad desde siempre para sobrevivir, para estar mejor en su entorno. Es una herramienta tan potente que no debiéramos considerarla como algo propio de las galerías o museos.

Así, observando el entorno y mejorando procesos creativos, Alonso creó Selk’bag, el diseño que lo catapultó a las ligas internacionales. La innovadora reconstrucción del clásico saco de dormir se ha convertido en un éxito de ventas: sólo en Estados Unidos se venden aproximadamente 10 mil unidades al mes, según su creador.

- No podemos dejar de preguntarte por Selk’bag, un producto “que amas”, según dijiste una vez. ¿Qué significa para ti este diseño?
- Digo que lo amo porque me permitió decir más cosas respecto de la mirada que yo tenía del diseño. Que no había que seguir a la masa, hacer lo mismo; me di cuenta de que no había necesidad de vivir en Europa o Estados Unidos para contar tu verdad y mi verdad es que creo que las cosas se pueden hacer de manera distinta. Selk’bag traspasó las fronteras pero también me permitió hablar desde Chile, no hay que estar en otro país para decir “aquí hay una idea creativa que soluciona un problema”.

- ¿Y de qué está hablando Chile, cómo se ve el diseño desde acá?
- Siento que ha cambiado y que ese excesivo “museismo” del diseño ya está quedando atrás. La academia en general entendió que debía enseñar que las posibilidades son infinitas, no hay que seguir a estos gurús del diseño italiano o francés y creer que si no eras ellos no eras nadie. El diseño se está moviendo a un área que es muchísimo mayor, y por lo tanto también genera menos frustración para quien está estudiando. Hay capacidad laboral mucho más amplia que lo que parecía 15 años atrás.

Premios CREA

La Cámara de Empresas Creativas de Chile (antes ACHAP) entregará a fin de año los Premios CREA, para reconocer la creatividad de excelencia que impacta al desarrollo del país. Y Rodrigo Alonso fue el diseñador elegido para crear la estatuilla. El premio es una descomposición del logo de Empresas Creativas en seis piezas -una especie de Lego- que cada ganador podrá ensamblar como quiera. “No es una estatuilla rígida, sino que representa la creatividad per se, lo que cada uno interpreta a su manera. Si alguien gana dos categorías puede juntar ambos premios y tener una gran escultura o tener varias todas distintas, pero finalmente el trofeo que te ganaste como persona creativa lo creas tú”, cuenta Alonso sobre su diseño. Será de resina con una placa de cobre, y pronto comenzará a producirse.