Cultura
Un gin que nace para proteger la Patagonia
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Las familias Puntí Lagos y Urzúa Boher son amantes de la Patagonia. Animados por su pasión por la naturaleza, empezaron a descubrir los paisajes del sur de Chile, sobre todo los glaciares del Campo de Hielo Norte en la región de Aysén. “Con el correr de los años fuimos evidenciando el daño o deterioro de lugares prístinos”, cuenta Andrés Puntí.
“Nos llamó la atención cómo la gente dejaba desparramada una enorme cantidad de basura y despreocupación en cuanto al tratamiento y reciclaje de ésta. No solo en los grandes basurales como el vertedero Municipal de Puerto Guadal, y el de Puerto Tranquilo a orillas del Lago General Carrera, sino también la poca educación en cuanto al reciclaje e importancia de cuidar nuestro medio ambiente. Era una gran pena ver ciertos lugares de la Carretera Austral con basura tirada a orilla del camino”.
Con esa idea dándoles vueltas, pensaron en crear un producto que fuera emblemático de la Patagonia chilena, que sirviera para dar a conocer este lugar dentro de nuestro país y también en el extranjero. Aprovechando la experiencia en el rubro vitivinícola de la familia Puntí, decidieron crearon Gabrí, una marca de gin y vodka que nace justo en las puertas de la Patagonia.
“Como dijo Jacques Cousteau: ‘solo amamos aquello que conocemos’, y con Gabrí tomamos como misión dar a conocer la Patagonia para amarla y cuidarla”, cuenta Andrés Puntí.
Las primeras acciones han sido muy locales, como restaurar las casas de los colonos de la zona, gestionar la limpieza del campo de refugio del Campo de Hielo Norte e invitar a las escuelas a conocer el Parque Nacional Patagonia, y también se han preocupado por generar un producto lo más verde posible. “El dar a conocer y cuidar la Patagonia es nuestra misión, es la razón de nuestra existencia, todos quieren hacer filantropía, pero la filantropía por sí sola no es sustentable. Lo importante es desarrollar acciones que nos permitan mejorar, queremos ser agentes de cambio, y romper el paradigma”, asegura.
En los destilados, el agua es clave, porque significa el 60% del producto. “Nos chocó mucho cuando empezamos a darnos cuenta que la mayoría de los destilados nacionales usaban la red potable de la ciudad. Por eso, como sabemos que el agua es el principal asset para poder tener un producto de calidad, hoy obtenemos la nuestra desde un pozo profundo de la zona de Purranque, que se alimenta de napas subterráneas”, cuentan.
Además, se han puesto como meta reciclar la mayor cantidad de vidrio posible y convertirse en la primera botella de vidrio reciclado de la Patagonia. “A comienzos de 2022 implementamos distintos puntos de acopio de vidrio en la región de Aysén, con la intención de sacar más de 20 mil kilos de vidrio de la región y reutilizarlos para convertirlos en botellas nuevamente”.
Pronto van a cumplir un año de operación, y confiesan que han tenido un crecimiento explosivo.
“Hemos logrado una venta de más de 20 mil botellas a nivel nacional y ya estamos próximos a comenzar la apertura en mercados como Estados Unidos, Colombia y Japón. Además hemos sido pioneros en la innovación y tenemos un producto nacional nuevo en Chile: el ready to drink de Moscow Mule y Gin & Tonic”, dice.
Con una producción bimensual de 6.500 botellas y presencia desde Arica a la Antártica, ya están pensando en desarrollar su propia destilería carbono neutral, certificarse como empresa B y desarrollar una pequeña producción ultra premium a orillas del Lago Bertrand, además de reciclar más de 20 toneladas de vidrio.
“Somos un grupo de jóvenes con mucha energía en un rubro altamente competitivo. Nuestro mayor desafío es cambiar el paradigma y demostrar que podemos tener una compañía rentable y sustentable en el tiempo, con un impacto positivo y un intachable compromiso por compatibilizar el desarrollo con el cuidado del planeta. No queremos ser una empresa que usa el nombre Patagonia para generar ventas, nuestro motor siempre será el cuidado de ésta. Me gusta recalcar ese mensaje porque generalmente existe mucha mala interpretación e intención de “basurear” empresas con buenas intenciones”, concluye Puntí.