Cultura
Guía de Ocio: Cuando la física tiene belleza
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Física, personajes, anécdotas
Belleza física es una serie documental que en episodios cortos, de cinco minutos, muestra los flancos humanos y entretenidos de la ciencia que, al mismo tiempo, explican descubrimientos revolucionarios.
Conducido por el físico Andrés Gomberoff, el programa pone foco en los personajes detrás de hallazgos en temas como la programación, la observación de las galaxias o la amplificación del sonido. La paleta de nombres es amplia: desde la investigadora china Chien-Shiung Wu hasta el matemático estadounidense Claude Shannon.
Gomberoff marca su estilo. Es cercano, preciso, ameno. Siempre con datos cotidianos y detalles biográficos de sus protagonistas. Sabe cómo hacerlo: lleva años trabajando en difusión científica y es autor de libros como Física y berenjenas y La música del cosmos.
En pantalla actúa con gracia: se pasea por una cancha de fútbol, se sienta en un cine, toca acordes con una guitarra. “Me gusta visitar distintos mundos. Siempre me he sentido más cómodo en la escritura, ésa es mi casa. Lo audiovisual era otra galaxia. Me encantó conocer ese mundo, pero no creo que me mude a él”, señala.
Los episodios son de factura cuidada, cinematográfica. Hay buenas locaciones, recursos audiovisuales, participación de actores. Se transmiten por NTV, el canal cultural de TVN. Dos capítulos por semana (martes y jueves a las 21.50 hrs.), con repetición los fines de semana (sábados y domingos a las 20.50 hrs.). Se pueden revisar también en www.tvn.cl/ntv
Lo que no se dice, pero se siente
Las historias del volumen de cuentos Segundo idioma son tan cotidianas, tan cercanas, que podrían pasarle a uno, a una hermana, a un vecino, a un amigo. Por sus 143 páginas desfilan traumas de infancia, desencuentros de pareja, veranos en el campo, la búsqueda de casa propia, los hijos, los padres, el hastío, la enfermedad, el miedo.
Su autora, Juana Inés Casas (Ayacucho, Argentina, 1977), escribe estos cuentos con una pluma hermosa aunque lo que narre pueda ser un rincón oscuro de la vida. Sugiere más que explicita; deja espacio para que el lector -pese a todo- respire; y no agota los sentimientos -que hay montones, desde la angustia a la melancolía-, sino que quedan allí latentes. Los finales, sin excepción, son abiertos, reflexivos, como una voz que se mantiene rebotando adentro. Cada vez que un relato termina, uno se queda un poco a la deriva, tal como los personajes.
El título, que es el nombre de uno de los 11 cuentos del libro, es acertadísimo para la totalidad de los relatos: en estas historias, donde siempre se produce un quiebre, donde siempre hay algo que acecha la frágil tranquilidad, hay quienes desarrollan un segundo idioma -parecido a un sexto sentido- frente al peligro y tienen alguna posibilidad de ponerse a salvo. Los otros, los que no lo logran, los que bajan la guardia, posiblemente serán los que se hundan.
Viaje al interior
¿Dónde queda lo que existió? ¿Cómo nos comunicamos con aquellas personas que ya no están? ¿Qué es lo que se recuerda? La obra Memoria está atravesada por preguntas como ésas, en un lenguaje sencillo, poético, con humor, con dolor, con música en vivo.
En el escenario, la única escenografía son las luces. Allí, cuatro actores -Tomás González, Nathalia Galgani, Matteo Citarella y Trinidad González- representan personas vivas y muertas.
El nuevo montaje de la compañía Teatro Anónimo -que antes había llamado la atención con Carnaval (2018) y Espíritu (2022)- mezcla diversos cuadros como si fuera un collage en escena.
“A través de esta atmósfera onírica, simbólica, existencial, vamos hablando de nosotros, del país, del paso del tiempo, de cómo nos sentimos, de la vida y de la muerte”, comenta Trinidad González, quien se encargó también de la dramaturgia y la dirección. Agrega que esta idea de recordar, que cruza la obra, surgió a raíz de la pérdida de familiares muy cercanos de algunos integrantes del grupo durante la pandemia.
Memoria es un viaje emocional, “en el cual tú decides, donde puedes hacer de tu vida una aventura, una vida que valga la pena ser vivida, que tenga sentido -señala González-. Es una invitación a despertar, a encontrarnos, a vivir de una forma más poética”.
Del 10 de agosto al 2 de septiembre en Teatro La Memoria (Bellavista 0503). Entradas en ticketplus.cl
El valor del dibujo
Al artista Paul Beauchat (Santiago 1961-Londres 2017) lo que más le interesaba era el dibujo. Darle autonomía y valor en sí mismo. Lo hizo de esa manera en su trabajo en los años ‘90 en Chile, y lo siguió haciendo cuando se trasladó a estudiar a la capital inglesa en el 2000 y se radicó allá. Y la exposición Dibujos puntuales lo deja aún más claro.
En una sala se exhiben dibujos hechos en carboncillo que muestran rostros, cuerpos, cráneos. Una mirada en blanco y negro a la anatomía humana, que a veces está en reposo (en los retratos) y a veces en movimiento (en los grupos de personas que parecen danzar).
Este material era desconocido y fue encontrado por casualidad este año por su hermana Sofía, cuando ordenaba la casa de su madre fallecida en abril. Ahí estaba un sobre con estas obras, que calculan deben ser del 2004, que es cuando el artista vino a Chile y posiblemente dejó el sobre en la residencia materna.
En una segunda sala aparece el color. Hay obras hechas en pastel -más algunas acuarelas-, donde el dibujo se torna más abstracto, aunque igual logran distinguirse artículos de uso cotidiano -una taza, una pelota-, un enorme zapallo o lo que podría ser una mirada al interior de una planta o un ser vivo. Hay también una vitrina con cuadernos de Beauchat. Llenos de dibujos, claro. Rostros, siluetas de una ciudad, paisajes.
Hasta el 22 de septiembre en Sala Gasco (Santo Domingo 1061). Lunes a viernes, de 9 a 17 hrs. Entrada gratuita.