Cultura
Guía de Ocio: El arte por dentro
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Sumergidos en el color
De repente, de todos los muros empiezan a caer lunares, de todos colores, a distintas velocidades. Son proyectados desde el techo de la sala. La voz de fondo habla de Georges Seurat, el pintor francés precursor del puntillismo. En el lienzo del artista, los puntos de su pintura eran diminutos. Pero en las paredes de esta exposición se muestran inmensos.
De Monet a Kandinski: una revolución creativa es la muestra con que se inaugura el espacio Fixiona, que busca generar lo que allí llaman una experiencia inmersiva en el arte: que quienes vayan, se sumerjan dentro de las obras que son proyectadas desde el techo sobre los muros y el suelo, ampliando todos sus detalles.
Como si uno nadara en medio de un cuadro. De fondo, hay buena música dramática -resaltan el piano, también los violines-, mientras una narradora va contando el tipo de arte de cada pintor y los cita con sus frases más reveladoras.
La experiencia dura 50 minutos y por ella van desfilando pinturas de Monet, Seurat, Cezanne -los rostros de sus pinturas, proyectados en tamaño gigante, clavan los ojos en los asistentes-, Van Gogh -que inunda todo con sus girasoles y sus cielos de trazos gruesos-, Gauguin, Munch -con sus personajes que reflejan la vulnerabilidad humana-, Gris, Delaunay, Klee y Kandinsky.
Cada persona decide cómo vivir la inmersión. Hay sillones para quienes prefieren mirar sentados. Hay otros que optan por pasearse. Otros se quedan estáticos de pie en un mismo lugar. Algunos entran a una pequeña caseta en medio de la sala, a observar proyecciones donde la inteligencia artificial se encarga de crear cómo los artistas incluidos en esta muestra hubieran pintado Chile. Vale la pena. Sorprende ver un árbol chileno al estilo Van Gogh. O la Cordillera de los Andes según Monet. O Rapa Nui en el pincel de Gauguin.
Fixiona está en Apoquindo 6060, a pasos del Metro Manquehue. Entradas desde $ 12.000 a $ 20.000, en Ticketplus.
El nuevo paso de Do Sushi
Do Sushi prepara cocina japonesa gourmet y partió casi justo con el estallido social en 2019. El modelo era sólo delivery, lo que después se hizo aún más cómodo con la llegada de la pandemia. Una página atractiva, un sistema amigable de pedido y una carta con buenos productos -comida nipona en un mix con pescados y mariscos criollos- hicieron que de boca en boca se hicieran conocidos. Ahora dieron un paso más: hace dos semanas abrieron su primer restaurante.
“Cuando la gente empezó a salir de nuevo y todo se abrió otra vez, nosotros sabíamos que era lo que teníamos que hacer: abrir un restaurante, con el mismo buen nivel de los productos del delivery”, dice Elías Madueño, uno de los cuatro socios del restaurante Do. El local está ubicado en el primer piso a la espalda de un edificio de Suecia casi esquina con Andrés Bello.
La carta, explica el chef Rodrigo Ahumada, tiene preparaciones que no están en el despacho a domicilio. “Por ejemplo nos atrevemos con otras texturas, como la crocancia”, explica. Y pide que traigan a la mesa una Gyosas Yaki.
Resultan deliciosas. Rellenas de asado de tira y chorizo, sobre una emulsión de ají amarillo ahumado. Y el toque especial: las cinco unidades están unidas entre sí por una masa fina y crocante tipo galleta, que se debe quebrar con los chopstick. Está aquí presente toda la fusión que ha hecho conocida a su comida: el batido hecho con técnica francesa, el ají amarillo típico de la cocina peruana, las gyosas japonesas. Van incluso más allá: hay otras gyosas que están rellanas con kimchi -el repollo fermentado clásico de la comida coreana- y uvas rojas.
Llega otro plato a la mesa. Es el Maki Hotate: 10 bocados de ostión, pescado y palta, envueltos en arroz y encima un trozo de salmón al limón, aceite de trufa y sal de mar. Muy bueno.
Dan ganas de probar la carta entera.
Restaurante Do, Avenida Suecia 0155, local 102. Almuerzo y cena, de lunes a domingo.
En las entrañas de una casa
Todo lo que puede esconder una casa. Eso es lo primero que pienso al entrar a esta exposición en la Galería Gallo, al interior de la Facultad de Urbanismo de la Universidad Católica.
La muestra Casa Olivetti, “una casa no tan casa” se trata del proyecto que el reconocido arquitecto Alberto Cruz Covarrubias -junto a Miguel Eyquem- desarrolló en 1972 por encargo de los gerentes de esta compañía italiana de máquinas de escribir.
El proyecto -pese a que nunca llegó a construirse, pues quedó detenido con el golpe militar- es interesante para conocer la obra de Cruz Covarrubias, siempre un poco opacada por su gran y extenso trabajo académico y teórico en la Universidad Católica de Valparaíso.
Lo que tenía en mente aquí era impresionante: seis dormitorios, piscinas al aire libre y techadas, rampas, un comedor exterior, largos pasillos vidriados, un living inmenso, varias terrazas. Y todo escalando la pendiente de los faldeos cordilleranos de Lo Curro, mezclándose con la naturaleza, en conexión con el paisaje.
Al centro de la sala única de esta galería hay una maqueta detallada de la casa -escala 1:50-, mientras que de los muros cuelgan 15 planos y dibujos arquitectónicos sobre ella. Todo está dibujado a mano por ambos arquitectos, ya que en ese tiempo ni siquiera se concebía usar un programa computacional.
Hay en esas láminas un viaje a las entrañas de la Casa Olivetti: planos de distribución de los espacios, levantamientos laterales, la ubicación exacta de todos los pilares, cómo funciona cada una de las muchas puertas y ventanas, los materiales de cada uno de los tabiques (madera, hormigón, acrílico), croquis de patios y subterráneos, de redes de climatización, agua potable, aguas servidas. Una precisión y detalle admirables. Como si la casa entera hubiera pasado por una radiografía.
Cruz Covarrubias ganó el Premio Nacional de Arquitectura en 1975. Hasta poco antes de su muerte en 2013, a los 96 años, viajaba desde Santiago a hacer clases a la UCV. Allí trabajó siempre con artistas y con poetas. Eso, la poesía, se nota en esta casa que pensó y nunca pudo construir.
Galería Gallo, al interior del Campus Lo Contador UC (El Comendador 1969, Providencia). Hasta el 20 diciembre.