La beatlemanía nunca se ha esfumado, pero en estos días está en su pleno apogeo con el lanzamiento del documental Get Back. El afamado director Peter Jackson con ojos y oídos talentosos nos muestra a partir de horas y horas de grabación los entretelones de la creación del álbum de estudio Let it be y el último concierto en directo en la azotea de un edificio en la calle Savile Row en Londres.

El ambiente beatlemaníaco me hizo ver una vez más (lo he visto más veces que lo confesable para un ser que se precia de normal) el programa donde James Corden se pasea por Liverpool con Paul McCartney haciendo carpool karaoke.

Es realmente precioso como van visitando los distintos hitos dentro de la ciudad que marcaron la vida de Paul y la interacción llena de admiración y respeto por parte de los vecinos.

Si no lo ha visto, googlee en YouTube. En ese programa Paul cuenta como el himno “Let it be” está inspirado en un sueño donde se le aparecía su madre (Mother Mary) ya fallecida, para decirle que frente a las dificultades dejara que las cosas fluyeran.

Ese mismo consejo parece ser el que escuchó el Presidente Piñera al ponerle urgencia al proyecto de matrimonio igualitario. En medio de la encarnizada batalla electoral, el país se tomó un breve respiro para mayoritariamente alegrarse por la concreción de un paso que nos vuelve una sociedad más civilizada donde las personas independiente de su orientación sexual podrán casarse.

Por unas pocas horas personas que piensan políticamente diferente encontraron un espacio de comunión al ver que un grupo de compatriotas históricamente maltratados y discriminados accedían a una mayor igualdad.

Vivimos en una época donde el matrimonio se ha desvalorizado, cada vez son menos los que se casan y cada vez son más los niños que nacen fuera de matrimonio, la cifra bordea un sorprendente 70%.

Por tanto en vez de sentir lejanía o incluso molestia con la promulgación del matrimonio igualitario, los sectores conservadores debieran alegrarse de que la institución matrimonial se vea fortalecida y se le dé la importancia que tiene dentro de la vida en sociedad.

Ya bien lo decía en su momento el ex Primer Ministro inglés, David Cameron: “Esto va sobre la igualdad, pero también va sobre otra cosa: el compromiso. No apoyo el matrimonio gay pese a ser conservador. Apoyo el matrimonio gay por ser conservador”.

Puede ser contra intuitivo, pero finalmente buena parte de los avances desde un punto de vista de la institucionalidad para el mundo LBGT en Chile se han materializado en los gobiernos donde el presidente ha venido del mundo más conservador: Ley Zamudio, Acuerdo de Unión Civil, Ley de Identidad de Género y ahora matrimonio igualitario.

Naturalmente, no ha sido obra solo de los gobiernos del actual Presidente y buena parte de esos proyectos se trabajaron también intensamente bajo la administración Bachelet, pero es ineludible el rol que ha tenido Piñera en ir generando estos mayores espacios de dignidad. Su esquivo legado puede terminar siendo algo muy distinto a lo que él alguna vez imaginó que iba a ser.