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La columna de J.J.Jinks: Nuestros Juegos
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Durante muchos años acaricié la posibilidad de que la tecnología permitiera ver cualquier evento deportivo en directo sin tener que depender de la tiranía de que el programa fuese atractivo para las grandes masas de modo que fuese transmitido por cable o televisión abierta.
Si bien ya había grandes muestras de que ese momento estaba llegando, han sido los Juegos Olímpicos Tokio 2020 donde esto ha terminado de cristalizar. Aunque la cobertura de TVN ha sido realmente muy buena, he terminado siguiendo cada detalle en YouTube con cuatro canales paralelos transmitiendo cada detalle de los juegos.
Es cierto que hay que tolerar a unos locutores mexicanos excesivamente entusiastas y verborreicos, pero para eso está el botón de mute en el control remoto.
El atletismo es sin duda la viga maestra de los juegos y con esta transmisión hemos podido disfrutar de todas y cada una de las pruebas en sus fases clasificatorias y finales. Si bien no hay una figura como Usain Bolt en Tokio y la falta de público en el estadio es un triste recordatorio de lo que hemos vivido con la pandemia, las emociones han estado a la orden del día.
No todo ha sido alegrías, y hemos visto como ha habido caídas, lesiones musculares que han truncado años de trabajo.
La celebración de la venezolana Yulimar Rojas al ganar el oro y quebrar el record mundial del salto triple, la sorprendente neerlandesa (ya no nos dejan decir holandesa) Sifan Hassan, quien se recuperó de una estrepitosa caída para terminar ganando con un sprint imborrable su serie de 1.500, el un-dos-tres de las velocistas jaimacanas en los 100 metros planos (qué secreto misterioso el de esa isla y la velocidad) y el noruego Karsten Warholm que pulverizó el recórd mundial de 400 metros vallas en la que será, probablemente, la mejor carrera de estos juegos, son algunas de las mejores postales que hemos vivido.
No todo ha sido alegrías, y hemos visto como ha habido caídas, lesiones musculares que han truncado años de trabajo, pero por lejos las escenas más dolorosas son las eliminaciones por partidas falsas. Las caras de incredulidad de los atletas al ver que su ansiedad o desatención les impide competir en lo que tanto se prepararon son realmente sobrecogedoras. No debe ser fácil manejar esa culpa y amargura deportiva.
Nuestros convencionales se han tomado de las manos, han desarrollado una serie de ritos y han cantado juntos para celebrar el primer mes de la convención. Estamos en los tacos de partida de la nueva Constitución. Las primeras semanas han sido bastante caóticas y es difícil no alarmarse si uno sigue las noticias muy de cerca (el doctor me recomendó que mejor de lejitos), pese a ello hay algunas señales alentadoras donde se empieza a producir una cierta convergencia entre grupos que piensan distinto, pero que entienden que no se puede tirar por la borda todo lo avanzado.
Esta es una carrera de largo aliento con dificultades múltiples, estamos haciendo una apuesta alta como país por lo que ojalá los convencionales entiendan que no nos podemos caer en esta tarea, pues Sifan Hassan hay una sola.