Hace un mes, la universidad de Harvard anunció que impartirá un curso llamado Taylor Swift y su mundo, una clase sobre la obra y carrera de la cantante y que además analizará la literatura que acompaña sus canciones.

La profesora a cargo será la crítica literaria norteamericana Stephanie Burt, quien en un artículo en la revista The Atlantic consignó: “¿Por qué una estrella del pop millennial merece este tipo de trato en una universidad de categoría mundial? La respuesta es sencilla. Si las humanidades deben estudiar la cultura, incluida la cultura actual, y Taylor Swift está presente en toda esa cultura, entonces, por supuesto, debemos preguntarnos por qué y cómo surgió el fenómeno Swift”.

En conversación con DF MAS, Burt dice que en esta clase hay principalmente tres aprendizajes: “Un mayor aprecio por la composición de canciones como forma de arte; herramientas para el análisis estético, cultural y contextual; y una valorización por otros creadores literarios y compositores de canciones menos famosos”.

La crítica se declara fanática de la compositora estadounidense y, al preguntarle, cómo el género musical de una determinada época influye en sus canciones, ella responde que “el country, el country-pop, el emo y el electropop tienen reglas y expectativas diferentes (aunque superpuestas) sobre la construcción de las canciones. Las canciones country suelen contar historias en capítulos: en ellas pasa el tiempo, y suelen tener una instrumentación predecible.

Tampoco tienen cortes de rap o spoken-word como, por ejemplo, Shake It Off. A medida que cambia de género, Taylor se vuelve más individual, más expresiva y, no por casualidad, más adulta, menos dada a compartir mentalidades con adolescentes. También repite frases más a menudo (véase Out of the Woods). Cuando vuelve a contar historias enteras, en los álbumes indie-folk, tiene mucha más habilidad para hacer suyas las convenciones de la canción y escribir con muy pocas palabras (The One) o con muchas (Betty)”.

El álbum favorito de la profesora en este momento es Red. “Porque ahí se puede ver su enorme transformación. Ella ha hablado de cuántos géneros diferentes contiene el álbum y, a su vez, es un álbum que ha cambiado y se ha ampliado luego de que Taylor lanzara su propia versión del disco (diferente al que inicialmente desarrolló el sello con el que tenía el contrato), incluyendo “All Too Well”, de diez minutos de duración, con sus coplas asesinas (“it’s supposed to be fun/ turning twenty-one”, donde “supposed” tiene sólo dos sílabas, porque no puede esperar a que termine la noche de cumpleaños), y “Nothing New”, con su meditación sobre su propia carrera en evolución”.

El modelo de negocios de la artista estadounidense es bastante único: regraba con sutiles diferencias en las canciones, los discos que ya había lanzado una firma del rubro, con tal de tener ella la autoría y derechos de los singles.

En 2023 Taylor Swift fue elegida personaje del año por la revista Time. Burt cree que esta decisión se debe principalmente a que “es una gran artista, extremadamente popular, significa mucho para un montón de gente en (al menos) todo el mundo desarrollado y no es desagradable, las otras personas que aparecieron tanto en las noticias como Taylor durante 2023 o bien ya eran la persona del año (Volodymyr Zelensky) o bien eran personas terribles (Netanyahu, el ex presidente naranja, Xi, etc.). Taylor une a la gente”.

Por último, Burt destaca que este curso es “una forma de adentrarse en siglos de creación literaria en novelas y memorias, versos en páginas y prosa. También es una vía de acceso a la recepción literaria y cultural: ¿Qué hacen los fans con la obra y los artistas que admiran?, también es un camino a través de la obra de una artista en particular, una artista que nos ha mostrado a muchos de nosotros su vida, e incluso nuestra propia vida, en sus canciones: una artista digna de estudio, una artista a la que muchos de nosotros ya amamos”.