Coffee break
Ex ejecutivo de Metrogas, Mauricio Russo, participará en subasta con obra de arte cinético inspirada en el ballet
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
Mauricio Russo Camhi, 66 años, es un ex alto ejecutivo de Metrogas, que hoy sigue vinculado al mundo de la empresa, pero que en paralelo tiene una faceta artística, la de escultor cinético.
Ya ha vendido unas 200 obras, comparte taller con otros artistas en Lo Barnechea, y ha expuesto en galerías como ArtLabbé y Galería de Arte La Sala, de Alejandra Chellew. En esta última se apresta a exponer nuevamente este 23 de abril.
Esta actividad también lo llevó a ser parte de un proyecto ad honorem que verá la luz en la forma de una subasta este miércoles 10 de abril, en la sala Arrau del Teatro Municipal, apoyada por Denise Ratinoff, de Christie’s.
Todo partió cuando tras contactarlo y encargarle obras en un par de oportunidades, Mica Kaufmann -una de las directoras de la Corporación de Amigos del Municipal de Santiago-, lo ubicó para invitarlo a un cóctel. Estando allí, Russo se percató que estaban también otros artistas plásticos invitados, como Martín Daiber, Teresa Ortúzar, Sol Guillón, Paula Lynch, entre varios, a los que se le planteó un desafío: donar una obra con el fin de que estas fueran subastadas y así generar un fondo que ayude a financiar becas de estudio para los talentos del Municipal.
La tarea encargada consideró que los convocados recibieran -literalmente- zapatillas de ballet reales, usadas, de cualquier parte del mundo, que tenían que integrar en las obras.
El resultado en el caso de Mauricio Russo fue Ballerina, una obra de 1,80 metros de alto por 2 metros de ancho, confeccionada en acero galvanizado, que retrata a una bailarina con su silueta, músculos, y los implementos: las zapatillas y la cinta. “Mi pasión es esta, el arte cinético”, describe Russo al explicar el porqué de su participación en el proyecto.
La historia de este ejecutivo chileno arranca con su abuelo, Pinjas Russo, un zapatero que llegó a Chile proveniente de Jerusalén en 1920 con sus hijos: Rahamín, Moisés, Nissim, Biñamin, Graciela y Lucy. Establecidos en Los Ángeles, el abuelo se dedicó primero a vender agujas, hilos y dedales, puerta a puerta. Luego derivó a vender ropa usada, comprando los uniformes que el Ejército daba de baja y los ofrecía reacondicionados como vestuario.
Y luego, ya en Santiago, establecieron una cordonería en el Pasaje Matte, de nombre Petit York, posteriormente York.
Mauricio, que había nacido en Los Ángeles, estudió en la Escuela Pública N°23, en la calle Miraflores, y fue allí, estando en Octavo Básico, que conoció y se maravilló con el arte cinético. Ocurrió que la profesora de arte, ante los pocos recursos de una escuela pública, optó por llevar al curso al Museo de Bellas Artes, que justo tenía una exposición del escultor Alexander Calder, ingeniero y quien es considerado el mayor exponente de este tipo de esculturas móviles, que son estructuras abstractas que se suspenden en el aire de forma armónica.
La pasión por el arte cinético no impidió que Russo, muy consciente de que venía de una familia de esfuerzo -“en el colegio nos daban un tazón de leche con Quaker y galletas, que ayudaba”, rememora- optara por seguir una carrera profesional.
Tras estudiar en el colegio Valentín Letelier la enseñanza media, siguió Ingeniería Civil Industrial en la U. de Chile, entre 1976 y 1982, especializándose con un magíster en Investigación Operativa, la especialidad que se dedica a modelos de optimización.
Allí le hizo clase Javier Etcheberry, quien luego lo reclutó para trabajar en Sodimac. Allí, recuerda Russo, fue parte de un equipo que trabajó en el proyecto de crear los Homecenter, la parte retail de esta cadena (que hoy es parte de Falabella). Incluso tuvo que presentar el proyecto al directorio, pues el consultor australiano a cargo de la iniciativa se había ido.
Luego Russo seguiría una carrera en el mundo ejecutivo chileno. Trabajó en la minera Mantos Blancos (Anglo American); con su primo de homónimo nombre ya fallecido, Mauricio Russo Calderón, en Distexsa; también en Banmédica, y en Metrogas y luego en el grupo CGE. En Metrogas, cuando estaba en manos de Gasco, fue gerente comercial y de servicio al cliente, y luego fue asumiendo más responsabilidades, incluidas las conversiones al gas natural. Y tuvo que hacer frente a la bullada crisis del gas argentino.
Luego emigró al grupo CGE, del que salió en 2018. Y dada la experiencia en las crisis que pasó, se dedicó a la consultoría, con Pilar Álamos, la ex gerenta de Asuntos Públicos de la compañía eléctrica. La firma se llama Bagua Experiencia Cliente, con la que han asesorado a diversas compañías, como Enel, Samsung, Transelec, Coseche o la misma Metrogas, en temas como servicio posventa, servicio técnico, etc.