Este viernes la delegación olímpica de Chile se paseará por el Sena en París luciendo sus uniformes especialmente diseñados para la ocasión.

Quien estuvo a cargo de dicha tarea fue Falabella. Y sencillo no fue.

“El proceso duró varias semanas, donde probamos telas, colores y tipos de cortes. Todo para conseguir que los deportistas se sintieran cómodos y a la moda. Dibujamos más de cinco tenidas de hombre y mujer con el apoyo del equipo de diseño de vestuario y diseño gráfico, donde buscamos representar la esencia de nuestro país. Al ya tener listas las propuestas definimos, con el Comité Olímpico, cuál sería el modelo final”, explica Manuel Reyes, gerente general de Mavesa, la fábrica textil de Falabella.

El conjunto que eligieron fue el color crudo como el principal, además del azul y el rojo. En las telas, decidieron que fuera lino, por su elegancia, caída y frescura, y tencel, una fibra natural que proviene de la celulosa.

“Con esto elaboramos un vest, polera piqué, bermuda y pantalón, lo que se complementó con un pañuelo para hombres y mujeres. Este accesorio es un elemento versátil y permite darle color y estilo a los uniformes. Además, hicimos distinción de los abanderados olímpicos con un pantalón para mujeres y una chaqueta de lino para los hombres”, apunta Reyes. 

Estos trajes fueron elaborados en Chile, por diseñadoras locales y tienen terminaciones hechas a mano, trabajaron más de 20 personas entre tizadores, cortadores, costureras, maquinistas y sublimadores. La bandera chilena que tiene el uniforme fue bordada y, para incluir los logos, usaron una tecnología para darle la mayor nitidez. En tanto, los botones fueron diseñados de manera exclusiva y con un color que hiciera contraste.

En total, el trabajo tardó cerca de dos meses.

Las principales diseñadoras fueron Paula Breve, jefa de Diseño Corporativo Basement Mujer de Falabella, y Catalina Undurraga, jefa de Diseño Corporativo Hombre Falabella.