Coffee break
La noche en Boragó en que el cineasta Pablo Larraín habló del país: “El relato sobre Chile está desguañangado”
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La reunión se les ocurrió a principios de mayo al chef Rodolfo Guzmán, del restaurante Boragó, y a su mujer, Alejandra Tagle, mientras venían en un vuelo entre Lima y Santiago. La idea era crear un grupo para hablar de Chile. El conversatorio lo armaron en poco más de dos semanas. Lo llamaron Chile con actitud.
Y se hizo la noche del lunes 27 en el propio restaurante, en el cual se pusieron dos sillones para los panelistas y pequeñas mesas altas -con queso y vinos- para los invitados, entre los que había chefs, periodistas, críticos y emprendedores gastronómicos.
Abrió los fuegos Guzmán, quien dijo que su ambición es que la hospitalidad se incluya en la imagen país. Y que el talento nos defina como comunidad. “Hoy Chile es desbordante en talento”, dijo, optimista.
Luego siguió el moderador del encuentro, Marcelo Cicali, dueño de los restaurantes Liguria. Él fue preguntando y dando la palabra a los cuatro panelistas: la chef Pilar Rodríguez; Martín del Río, fundador de LaderaSur; Juan Marambio, gerente de sustentabilidad en Explora; y el cineasta Pablo Larraín. Éste último fue quien tuvo la mirada más crítica acerca de cómo se ha armado la imagen de nuestro país.
El chef Rodolfo Guzmán. Crédito foto: Claudio Vera.
“¿De qué hablamos cuando hablamos de Chile?”, preguntó Cicali. El tercero en responder fue Larraín: “Soy crítico de lo que se ha hecho en Chile para contar Chile. Es una narrativa confusa. No se ha logrado una narrativa común para establecer en ocho o 10 palabras qué es o podría ser Chile, de manera precisa, sucinta, lógica”. Y agregó: “Podemos hablar de geografía, de calidad culinaria, de personas, pero no hemos organizado una historia, una idea, una emoción para contar al país. No somos capaces de entender quiénes somos”.
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Luego, dirigió sus dardos contra el Estado. “Estas reuniones tienen que hacerse de manera privada, en Vitacura, porque no las hace el Estado. No las hace Imagen País ni Pro-Chile. Nunca me han invitado. El Estado no oye a los agentes que podríamos conversar de esto”. Insistió en que esta tarea es imposible sin el Estado, que debe organizar una mesa e invitar a todos los sectores privados que tengan voz en el tema. “Hay que ordenar el relato sobre Chile, porque está desguañangado. Es caótico, cada uno por su lado; y el Estado en otra, sin oírnos”, señaló.
Entonces Cicali se puso de pie y dijo “que venga el Estado”. Muchos se rieron pensando que era broma, pero de entre el público se paró la subsecretaria de Turismo y Gastronomía, Verónica Pardo, dependiente del Ministerio de Economía. Se acercó a los panelistas, le dio un abrazo a Larraín, habló de que el Estado sí está pendiente de armar ese relato y de que es mejor plantear preguntas que caer en juicios. “Y no me refiero específicamente a Pablo”, precisó, mirando al cineasta. El aludido, serio, escuchaba en silencio, cruzado de piernas.
Para cerrar, Cicali preguntó: “Cuando están fuera de Chile, ¿qué es lo que no se olvida?”. Larraín fue el segundo en responder: “Aparte de mis hijos, a la Patagonia chilena. Coyhaique y sus alrededores”. ¿Estás construyendo algo allá?, contrapreguntó el dueño del Liguria. “Sí -reconoció Larraín-, tengo un terrenito ahí. La naturaleza en Chile es lo más bello y lo más elegante del planeta”.
El moderador Marcelo Cicali junto a los cuatro panelistas. Crédito foto: Claudio Vera