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Agustín Etchebarne, economista argentino tras el fin del cepo: “estamos a mitad de camino con las reformas estructurales”

Agustín Etchebarne, economista argentino tras el fin del cepo: “estamos a mitad de camino con las reformas estructurales”

Cercano al presidente Javier Milei y en contacto permanente con su equipo económico, no cree en las medias tintas: postula que el socialismo es inmoral, que el nuevo gobierno argentino “no puede salir mal” y que el país está en condiciones de crecer al 5% anual durante una década. El director general de Libertad y Progreso opina sobre Chile -donde mantiene lazos con José Piñera, Hernán Büchi, Axel Kaiser y Bettina Horst- y mira con decepción el rumbo del país que antes fue un ejemplo en la región. Esta semana se mandó mensajes con Milei, con quien conversa frecuentemente por el fin del cepo y el acuerdo con el FMI.

Por: Juan Pablo Silva | Publicado: Sábado 19 de abril de 2025 a las 21:00
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La administración Trump ha opacado cualquier cambio internacional. La atención mundial está puesta  en las tarifas, los cambios en el Estado norteamericano liderados por Elon Musk y lo que haga el presidente republicano. Pero esta semana, Argentina vivió cambios importantes: aseguró un préstamo de US$ 20 mil millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y eliminó el cepo. El gobierno de Javier Milei ha logrado cumplir su programa y no ha perdido la calle, algo que pocos pronosticaban podía pasar.

El programa económico argentino está inspirado en la escuela austriaca de pensamiento, que postula el derecho a la vida, la libertad y la propiedad privada como derechos fundamentales, y las políticas públicas implementadas hasta el momento han ido en esa línea. Uno de los economistas más influyentes del país vecino que abraza esas mismas ideas es Agustín Etchebarne, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, un think tank libertario que lleva más de una década impulsando propuestas que hoy se han convertido en realidad.

En Chile es cercano a José Piñera y a Hernán Büchi, y conversa con sus pares de centros de estudios nacionales, Bettina Horst (Libertad y Desarrollo) y Axel Kaiser (Fundación para el Progreso). No cree en las medias tintas, postula que el socialismo es inmoral y cree que el gobierno de Milei no puede salir mal. “La pregunta es si va a salir bien o mejor, pero no creo que haya posibilidad de que salga mal”, dice a DF MAS. Conversa por WhatsApp frecuentemente con el Presidente libertario y hablaron esta semana por el fin del cepo. Además, dice que están trabajando codo a codo con el ministro de Desregulación Federico Sturzenegger.


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En sus libros plantea apertura comercial, privatizaciones, reforma laboral, baja de impuestos, dolarización y la eliminación del Banco Central. Confiesa que durante los ‘90 y 2000 “usaba en mis charlas a Chile como ejemplo de lo que había que hacer”, y cree que el problema del país fue la pérdida de la batalla cultural. 

Fin al cepo

Sobre la eliminación del cepo -que implicaba una serie de restricciones que limitaban la compra y venta de divisas-, el economista de 61 años comenta al teléfono que es “algo histórico”. Lo explica así: “Para que la gente entienda el cepo, significa que si los inversores extranjeros venían a la Argentina, después sus ganancias no se las podían llevar. Entonces imaginate quién puede venir a un país que no podés comprar libremente la moneda para llevarte tu ganancia nuevamente. Es equivalente a lo que hizo Deng Xiaoping cuando abrió China en los ‘70”.

Para que la medida no disparara el precio del dólar, tuvo que acompañarse de otra serie de reformas, como por ejemplo, que el Banco Central dejara de emitir dólares (para matar las fuentes de inflación y devolverle el valor al peso), además de lograr un superávit fiscal. “El gobierno solucionó ambos temas, deja de emitir y además, como tiene superávit fiscal, va sacando pesos de la economía. Entonces, al tener pocos pesos, el tipo de cambio no se puede escapar”, dice Etchebarne. “La oposición decía ‘les vamos a comprar todos los dólares subsidiados del Fondo Monetario Internacional’. Bueno, la realidad es que empezó a flotar, el tipo de cambio libre empezó a caer. El gobierno no interviene más dentro de la banda, ni compra, ni vende y ahora se están unificando todos los tipos de cambio con una brecha mucho más chiquitita y en un nivel mucho más bajo de lo que la mayoría creía”. agrega.

Con el préstamo del FMI, Etchebarne asegura que el Banco Central queda muy sólido y se robustece con reservas “que ya subieron a US$ 38 mil millones”.

- Pero tú propones eliminar el Banco Central, ¿aún piensas eso?

- Idealmente creo que sí, que habría que eliminar los bancos centrales en el mundo entero. Si uno mira lo que ha pasado antes y después de la creación de los bancos centrales, yo no creo que hayan aportado mucho, porque el Banco Central emite dinero y al emitir dinero beneficia al primero que lo recibe, que son los políticos. Pero eso hace que después los precios suban. De todas maneras eso no es lo más importante hoy. Lo que importa ahora es que tenemos moneda, el peso argentino no cumplía los requisitos para ser moneda, porque para serlo tenés que servir de unidad de cuenta. Y no servía, porque es como si tuvieras un metro que cambia de tamaño todo el tiempo, que se va achicando. Tampoco sería reserva de valor porque se deterioraba un tercio por año. Y la tercera característica de una moneda, es que sea un instrumento de cambio que puedas utilizar en todo el mundo, que sea universal. Tampoco servía”.

- ¿Por qué crees que Milei sigue siendo popular y no ha perdido el apoyo de la calle?

Porque el gobierno comprendió algo esencial. En realidad Milei lo sabía hace mucho tiempo porque es un gran profesor de economía durante muchas décadas. Él sabía que si bajas el gasto público, le estás haciendo un bien a la sociedad, porque le estás sacando una mochila. Bajar el gasto público te permite bajar el impuesto más nocivo, que es la inflación, que es un impuesto a los pobres.

Los más ricos nos podemos defender y los que tenemos más conocimientos nos defendemos de la inflación. Incluso los empresarios pueden aprovechar la inflación en su favor. En cambio, el que recibe el sueldo quincenal, ese es el que no puede defenderse. Entonces es lo primero que te sirve para bajar la inflación, y eso es muy popular porque le haces un bien a la gente y después puedes bajar otros impuestos.


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El año pasado se eliminó el impuesto país, que era un 17,5% sobre todas las importaciones. Y a medida que crezca la economía y que seguís teniendo cada vez mayor superávit fiscal, el gobierno va a reinvertir ese superávit fiscal en bajar otros impuestos, de forma tal que al bajar el gasto público te permite bajar impuestos y va sacando poco a poco esa pesada mochila que ya cada argentino sobre sus hombros.

Los resultados ya están a la vista, afirma. La pobreza argentina llegó a un peak de 52,9% al final del gobierno de Alberto Fernández y a finales de 2024 esa cifra era de 38,1%. “Ahora se estima que está cerca del 35%”, dice.

Los riesgos

Actualmente existen dos riesgos para Argentina, cree. El primero es la guerra comercial entre Estados Unidos y China, “que  le genera un ruido al mundo importante, una caída de las bolsas mundiales, la caída del Nasdaq. Y como Argentina es un activo de riesgo, lógicamente las acciones y los bonos argentinos son afectados por la caída de las bolsas mundiales”. Esto -y factores como la incertidumbre con el FMI- afectan el riesgo país, que está hoy cercano a los 800 puntos. Y  “tiene que bajar de los 500 para reestructurar la deuda”, dice el argentino.

Sobre este tema confiesa estar preocupado, ya que puede incidir directamente en el desempeño del gobierno libertario, que “no creo pueda salir mal, las ideas están funcionando y tenemos un Presidente con coraje para mantener el superávit fiscal. Lo que puede pasar es que matemos la inflación pero las condiciones internacionales sean muy complicadas y no tengas crecimiento económico”.

Y ejemplifica: “si hay una gran recesión mundial, puede ser que el crecimiento (de Argentina) no sea tan grande como el que nosotros esperamos. Yo espero un crecimiento del 5% anual para los próximos 10 años”.

El segundo riesgo es interno, “y tiene sólo un nombre: peronismo”, afirma. “El riesgo de que algún día vuelvan a gobernar, todavía hay un tercio de gente en Argentina que se considera peronista, y eso es un problema”.


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Aun así, es optimista con las elecciones de mitad de término, que se llevarán a cabo a fin de año en su país: “Lo más probable es que el gobierno gane, porque la inflación está bajando, la economía está creciendo, la pobreza está bajando. Calculamos que Milei va a subir de 38 a 84 diputados, sobre un total de 257. Se necesitan 129 para tener mayorías, pero sumando al PRO se puede alcanzar. Estimamos 135 diputados que debieran aprobar todas las reformas que sean necesarias en Argentina”.

Adelanta que aún falta mucho. “Te diría que hasta ahora se han hecho un 40% de las reformas necesarias. Nos faltan las reformas laboral, previsional, sindical y una reforma integral del sistema impositivo. El presidente Milei lo que está haciendo es un programa para que Argentina esté entre los primeros 10 países más libres del mundo. Y si es posible, que sea el más libre del planeta. Todavía falta el doble de desregulación de lo que se ha hecho hasta acá. Es decir, que estamos a mitad de camino con las reformas estructurales. Se hizo una reforma del Estado que se llama la motosierra, pero ahora se está haciendo la motosierra 2.0, porque eso tiene que seguir en profundidad y eso es a nivel del gobierno federal”.

Büchi, José Piñera y la batalla cultural

Etchebarne ha visto de cerca las reformas que se hicieron en Chile en los ‘80. Cuenta que con José Piñera compartió la Ley minera y confiesa ser “un admirador de su trabajo”. Comparte con Hernán Büchi aunque es más cercano a su mujer, la argentina María Eleonora Urrutia. Dice que “cuando empezó Libertad y Desarrollo fue extraordinario en el tema técnico, pero me parece que le faltó la batalla cultural que es importantísima”.

No le sorprende lo que ha pasado en Chile en los últimos años a nivel económico y social: “Hay algo natural que ocurre en todos lados y lo ves en América Latina, donde el país que más creció, más rápido se desarrolló y pasó a estar entre los primeros del mundo fue Argentina, y sin embargo, elegimos el peronismo. El segundo país que más se desarrolló, que tenía más teléfonos y televisores por habitante en la década del ‘40 y el ‘50 fue Cuba y eligió el comunismo. El tercer país que más creció y llegó a ser el número uno de América Latina y se estaba desarrollando bien, fue Venezuela y eligió el chavismo. Y el cuarto fue Chile. Y bueno, terminaron votando por Boric”.

Y agrega, “hay algo natural en el ser humano de que los hijos o nietos de los que se esfuerzan para sacar adelante un país creen que tienen todos los derechos y se olvidan de las obligaciones y creen que salir adelante es sencillo. Pero sus padres y sus abuelos trabajaron muy duramente para sacar el país adelante. Entonces ellos ven un país más rico y se preocupan de distribuir la riqueza de los otros y creer que ellos tienen derecho a recibir educación gratuita. Todo gratis, no sin esfuerzo previo. Y entonces los países se caen”.

Hay un dicho muy conocido que lo retrata, asegura. “La primera generación es la de los hombres fuertes que consolidan un territorio, los soldados. La segunda generación también son hombres fuertes y son los que construyen las ciudades: las murallas, puentes, caminos y casas. La tercera generación ya son más sofisticados, son los arquitectos, los que embellecen las ciudades. La cuarta generación es el pico de la civilización, son los poetas. Ahora, la quinta generación son los disolutos. La forma de evitar ese ciclo es la batalla cultural. Chile tiene que dar esa batalla”.

- ¿Esta ola libertaria puede expandirse a otros países de la región o Argentina era un país donde las cosas estaban tan mal que se podía aplicar?

  • Creo que se puede expandir y Chile sería un gran aliado si logran digamos que gane la centro derecha y que aplique políticas realmente liberales. Sin timidez. El problema que tenemos es cuando los políticos de centroderecha aplican políticas tibias, que es lo que pasó en Uruguay o Colombia o en Chile mismo con Sebastián Piñera, que me da mucha lástima su muerte y además fue un hombre muy inteligente, brillante, pero se dejó seducir por políticas tibias para conseguir más votos. Eso, a mi juicio, es nefasto para los países. Los países tienen que avanzar con una centroderecha que no tenga timidez, que defendamos nuestros valores, nuestros principios, nuestra ética. Claro que conversando, esa es la democracia. Es un diálogo con los que piensan distinto. Pero lo que no podemos hacer es aflojar en nuestros valores”.

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