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Personaje

Tyler Cowen, economista norteamericano: “Creo que Trump está loco, es vengativo y no sabe lo que está haciendo”

Tyler Cowen, economista norteamericano: “Creo que Trump está loco, es vengativo y no sabe lo que está haciendo”

Tyler Cowen, el economista e intelectual cuyas ideas seducen a Silicon Valley, no se reserva su opinión sobre Donald Trump. Tampoco sobre Chile: “Pensaba que, a estas alturas, se parecería más a un país europeo, y está en un punto intermedio”. Todo esto, en medio de un análisis profundo y optimista respecto a cómo la tecnología dinamizará el desarrollo de la humanidad.

Por: Francisca Guerrero | Publicado: Domingo 20 de abril de 2025 a las 11:00
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Fue calificado como “el economista favorito de Silicon Valley” en una extensa crónica de The Economist, donde no escatimaron en dar cuenta de la relevancia intelectual de Tyler Cowen, titulando el artículo con su perfil como “El Hombre que lo quiere saber todo”.

Sin lugar a dudas, este profesor de economía en la Universidad de George Mason, autor prolífico, bloguero en Marginal Revolution y conductor del podcast Conversations with Tyler ha sabido ganarse un espacio en el circuito académico y cultural que habitan grandes personalidades del mundo de la tecnología como Elon Musk, Peter Thiel y Mark Zuckerberg, quienes han quedado cautivados con sus ideas, llegando incluso a respaldar sus programas de becas, según consigna la revista británica.

Los planteamientos de Cowen han resultado fascinantes por su capacidad de anticipar dilemas morales y productivos de la era digital. En obras como Average is Over, The Great Stagnation y The Complacent Class, no solo ha interpretado el presente, sino que busca activamente visualizar el futuro, con la perspectiva optimista de sociedades dinamizadas por la innovación tecnológica.

- La computación cuántica, la IA y la biotecnología prometen disrupciones radicales. ¿Cómo se concilian esas rápidas transformaciones con una visión de largo plazo? ¿Realmente mejorarán la productividad o será una promesa incumplida?

- Nos estamos acercando a ese punto crítico. Seremos mucho más productivos, la ciencia avanzará con mayor rapidez, habrá mucha más disrupción. Las personas tendrán que replantear sus vidas, no sabrán qué enseñar a sus hijos o cómo prepararlos. No tengo predicciones claras sobre cómo se desarrollará todo, pero estoy bastante seguro de que esos tiempos están llegando, y que llegarán primero a EEUU, por lo que puedo ver.

Estamos apenas al comienzo de la revolución. La longevidad aún no ha llegado realmente, aunque los medicamentos para bajar de peso podrían ser el inicio; son nuevos y están empezando a usarse masivamente, y funcionan. Creo que vamos a curar o solucionar el cáncer con tecnología, pero eso todavía no ocurre. La IA potente tiene apenas un año. Es todo muy reciente. Así que tienes razón: todavía no se ha traducido en productividad, pero estamos en el inicio.

- ¿Mantiene una visión optimista sobre el rumbo que tomará la sociedad de la mano de tecnología?

- Creo que será muy buena para las personas comunes que decidan usarla. En el futuro, la IA será como un asistente personal. Los ricos ya tienen asistentes personales para todo, así que la IA les ahorrará algo de dinero, pero no cambiará tanto sus vidas. En cambio, dará a las personas comunes el tipo de ayuda personalizada que hoy solo tienen los ricos. El verdadero peligro es que muchas personas dejen de estudiar, dejen que la IA piense por ellas, y se vuelvan más pasivas o incluso más torpes.

- ¿Los sistemas educativos deberían tener un rol para guiar el uso de la IA?

- Deberían enseñar a todos cómo usarla, absolutamente. Pero ahora mismo los profesores no saben cómo hacerlo, así que estamos un poco estancados. Pero lo resolveremos.

- Ha criticado la pérdida de ambición colectiva. ¿Cómo se puede recuperar una narrativa de progreso que convoque tanto a elites como a ciudadanos comunes?

- Depende del país y la cultura. Para cada lugar es diferente. En Estados Unidos hemos visto avances en muchos ámbitos. La exploración espacial se ha vuelto una idea poderosa. Queremos volver a utilizar y construir energía nuclear. En muchas ciudades y condados se está desregulando la construcción de viviendas. Eso está ocurriendo. Pero al mismo tiempo hay retrocesos: por ejemplo, es más difícil para inmigrantes talentosos venir a vivir a EEUU, eso frena el progreso.

- Planteó en sus obras que EEUU perdió gran parte de su dinamismo. ¿Cómo restaurarlo?

- Ante todo, voluntad y la creencia de que es posible. Hace algunos años, eso faltaba, pero creo que ahora hemos recuperado parte del dinamismo. Se ve en la construcción, en las actitudes de la gente. También hay muchas cosas malas ocurriendo al mismo tiempo, es como una lucha entre el buen dinamismo y las fuerzas negativas. Cuando escribí eso, en 2011, era cierto: EEUU era un país bastante estático, todo seguía igual año tras año. Pero hoy el panorama es distinto.

“Hay mucho arrepentimiento”

Esa visión optimista de Cowen sobre el presente de EEUU no impide que muestre un análisis crítico respecto a su Gobierno, el de Donald Trump. Aunque, ha planteado que la figura del Presidente canalizó demandas reales entre sus votantes, no está de acuerdo con la guerra comercial y las políticas migratorias.

- ¿Qué opinión tiene de Donald Trump?

- Creo que él está loco, es vengativo y no sabe lo que está haciendo. No tiene un plan coherente. Creo que es malo. No sé cómo se seguirá esto. Espero que el Congreso lo limite, lo frene, y creo que en algún momento lo harán, pero ojalá sea pronto.

- ¿Y sus votantes? ¿Qué opina de ellos?

-Muchos se arrepienten. Hay gente que votó por él por muchas razones. Algunos simplemente no querían a los demócratas, y entiendo eso, ellos tampoco fueron buenos. Pero ahora hay mucho arrepentimiento.

- ¿Distingue alguna narrativa razonable detrás del proteccionismo trumpista?

- En su administración hay muchas personas diferentes, cada una con sus propias motivaciones. Algunos dicen que necesitan recaudar ingresos, otros quieren traer de vuelta la manufactura, otros quieren castigar a China, y así sucesivamente. Hay muchas razones distintas, incluso contradictorias, y todas compiten por la atención de Trump. No creo que haya una base coherente: cada día es algo diferente.

- ¿Y Elon Musk? ¿Ve algún valor en su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE)?

- Estoy de acuerdo con varios de los objetivos. Estoy completamente de acuerdo con eliminar burocracia en el Gobierno. A veces lo han hecho mal, porque sabían que tenían poco tiempo para actuar antes de perder la atención de Trump. Tenían tres meses para hacer mucho trabajo. Eso es difícil de hacer bien. Trump no tiene foco a largo plazo, ni un plan coherente.

Por otro lado, creo que Elon ha perdido influencia en la Casa Blanca y lo están dejando de lado. Su papel ya es parte del pasado. DOGE será acortado, reducido.

- ¿Cuál cree que será el impacto de estas medidas antiinmigración sobre el dinamismo económico?

- EEUU está dejando fuera a muchos innovadores. Y en cambio se van a Australia, Canadá, Reino Unido. Es malo para EEUU.

- ¿Qué piensa del conflicto entre la administración Trump y la Universidad de Harvard?

- Creo que está destruyendo mucho valor. Es cierto que Harvard ha hecho muchas cosas mal, eso sin duda. Pero el castigo no siempre es la mejor estrategia. Harvard genera mucho valor, innovación, educación. Y Trump está tratando de destruirla. Me parece muy lamentable.

- ¿Cómo se entiende esa combinación de ideas libertarias con nacionalismo y políticas antiinmigración?

- Los libertarios suelen estar a favor de mucha más inmigración. Restringirla es una limitación a la libertad humana. Es la mejor forma de ayudar a los pobres: permitirles vivir en un país más rico. Los inmigrantes han sido muy beneficiosos para EEUU. No se puede aceptar a todos, pero lo que hemos hecho ha sido muy positivo, y deberíamos seguir haciéndolo, incluso más. Trump está intentando revertir eso. La visión libertaria es clara: la inmigración es buena. Hay que poner algunos límites para que sea manejable, pero se debería aceptar tanto como sea posible.

“Me preocupa Chile”

Cowen ha venido a Chile a dar lectorías en numerosas oportunidades y con un ágil español se apresura a comentar: “Es mi país favorito”. Pero, así como lo hace con Estados Unidos, su positiva opinión no frena su visión crítica de una nación que conoce desde La Serena al sur y la que promete volver prontamente.

- ¿Qué análisis hace de Chile desde su disciplina?

- Me preocupa Chile. En algunos aspectos ha tenido un rendimiento por debajo de lo que yo esperaba. Mi primera visita fue en 1989, cuando Aylwin estaba por asumir. Era un momento muy esperanzador. La democracia se ha mantenido y eso es excelente. Pero en términos de diversificar realmente la economía, integrarse con Sudamérica, convertirse en una potencia en software y no depender tanto del cobre o la agricultura... han avanzado en todos esos frentes, pero a un ritmo lento. Podría haber sido mucho mejor.

- ¿Cómo un país como el nuestro podría ganar dinamismo en el contexto actual?

- No estoy seguro de saber lo suficiente para dar una buena respuesta. Pero algo que he observado en la historia chilena es que es muy difícil para las personas pobres ascender socialmente. Me parece que eso ha sido un desafío, especialmente para los jóvenes: acceder a mejores escuelas, lograr mejor educación. Chile es un país muy estratificado y rígido. El color de piel importa, la forma de hablar importa y no ha sido lo suficientemente abierto. Ahora, mirando algunos datos, parece que eso ha ido mejorando. Pero esos cambios tardan mucho en transformar realmente a un país.

Creo que están haciendo muchas cosas bien, solo que de forma muy lenta. Además, están rodeados de vecinos mal gobernados, tienen una mala ubicación geográfica, el Pacífico en vez del Atlántico, y demasiado poder concentrado en Santiago, aunque eso quizás es inevitable.

Están mejor que sus vecinos, esa es la buena noticia. Y han avanzado. Así que no soy pesimista, pero esperaba ver algo más dinámico. Pensaba que, a estas alturas, Chile se parecería más a un país europeo, y está en un punto intermedio.

- EEUU ha manifestado preocupación por nuestras relaciones comerciales con China. ¿Debiéramos distanciarnos de ellos?

- Creo que deben hacer negocios con ambos. Necesitan a ambos. China ha construido mucho. Ustedes venden cobre: por supuesto que le venderán a China. Deben ser amigos de todos. No pueden escuchar todos los regaños de EEUU; somos bastante molestos. Deben hacer sus propios negocios. China actúa por su propio interés, tampoco deben confiar ciegamente. También podrían engañarlos. Pero al final del día, les compran cosas y les pagan. ¿Por qué no hacerlo?

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