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Cómo enfrentan los jóvenes la primera ola inflacionaria de sus vidas
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Han conocido crisis económicas, políticas, atentados terroristas y más de una guerra. Pero los adultos entre 25 y 41 años, los millennials y GenZ, están conociendo a un nuevo enemigo: la inflación.
Son dos generaciones que por primera vez experimentan una acelerada reducción de su poder adquisitivo, obligándoles a cambiar hábitos y postergar sus planes.
Por ejemplo, este debía ser el año en que finalmente Christina Johnson dejaría la casa de sus padres en New Malden, al sur de Londres. A sus 27 años y con un trabajo tiempo completo en una agencia de marketing, Christina aspiraba a arrendar su propio departamento.
Sin embargo, su objetivo parece imposible con un sueldo que le deja 1.600 libras esterlinas al mes después de impuestos y contribuciones, considerando que el alquiler promedio en Londres y alrededores ha subido 10% en el último año, en torno a las 1.100 libras esterlinas.
“Los arriendos han subido 10% mientras en el trabajo no me han ajustado el salario según la inflación”, dice Christina, quien confiesa ahora ha desarrollado el “hobby” de leer noticias económicas. “¿Qué va a pasar? ¿Cómo van a controlar esto?”, son dos de sus muchas preguntas.
Para lo único que le alcanza por ahora es pagar renta a sus padres, como una contribución a las cuentas de la casa. En promedio, los hogares británicos pagarán este año entre 800 y 1.000 libras esterlinas más por electricidad y gas.
Al igual que en Chile, en Europa y EEUU la inflación a 12 meses ha alcanzado tasas no vistas en los últimos 30 años: 7,5% en la Eurozona, 7% en Reino Unido y 8,5% en EEUU. Pero mientras el banco central europeo se resiste a subir las tasas de interés, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra (BOE) han iniciado el ajuste.
Las alzas de tasas ahora amenazan a millones de acreedores hipotecarios. Según cifras de UK Finance, una de cada cuatro hipotecas en Reino Unido tiene tasas variables, que subirán en línea con la tasa del banco central.
Desde diciembre, el BOE ha realizado cuatro alzas de tasas de 25 puntos base. Cada alza se traduce en incrementos mensuales de entre 25 y 99 libras esterlinas en la mensualidad de los hipotecarios, según cálculos de TotallyMoney.
“Si antes era difícil, comprar ahora una casa parece imposible”, se lamenta Irina Cevallos desde Alemania. Aunque ella y su esposo, Federico -ambos en los finales de sus 30s- trabajan tiempo completo, “no usamos el auto ni tenemos lujos”, el aumento de los servicios y costo de alimentos ha reducido su capacidad de ahorro.
Eso, sin contar el aumento de precio de la vivienda. “Ahora compramos menos carne, más marcas propias y prácticamente no comemos fuera de casa”, explica sobre sus hábitos de consumo.
Para otros, como Andrés Altamirano, de 32 años, el costo de la cuenta del supermercado pasó de 240 euros a unos 320 euros, “solo para lo básico”. “Ahora si quiero seguir ahorrando como lo hacía antes, voy a tener que recortar en otras cosas”, explica también desde Alemania.
En su caso, serán los viajes. “Antes aprovechaba cada feriado y buscaba ofertas, pero ahora hasta las ofertas están caras. Un pasaje en aerolínea de bajo costo que antes costaba 150 euros ahora no lo encuentras por menos de 250 euros, y así, todo”.
Estudiantes, profesionales jóvenes o en posiciones junior son los más afectados. Usualmente no están en posición de negociar alzas salariales, en su mayoría no tienen casa propia y son más vulnerables al aumento de los alquileres; y en el caso de EEUU son los que más se movilizan en vehículos usados y comida fuera de casa, según datos del Departamento del Trabajo de ese país.
Todas categorías fuertemente afectadas por las alzas de precios en el último año, incluyendo los autos usados, que en EEUU han visto un salto de 32% en sus precios desde abril 2021.
“No tengo otra opción más que ahora trabajar los sábados”, afirma Monika P., quien desde que se mudó de Polonia a Reino Unido hace 12 años no había experimentado una crisis como la actual.
“No entiendo cuando dicen que la inflación es 7%, porque yo lo siento en la cuenta de supermercado, es mucho más. ¿Y la energía? Nosotros somos dos, trabajamos fuera todo el día, y este año pagaremos 900 libras (esterlinas) más”, relata.
Su esposo trabaja en construcción y Monika, de 32 años, limpia casas por 15 libras esterlinas por hora en Londres. Un tercio de sus ingresos se va en pagar el alquiler de una pequeña casa de una habitación.
“Este año no iremos a casa de vacaciones, porque los pasajes están muy caros. Queremos vender nuestro auto y conseguir mejor unos scooters, porque llenar el tanque ahora nos cuesta al menos 80 libras… Esas son cinco, seis horas de trabajo para mí”, explica al preguntarle por sus hábitos de consumo.
Al igual que sus vecinos, Monika ahora solo compra lo que es necesario, “ya no compramos ropa ni salimos a comer”. Tampoco compra carne ni pollo en el supermercado, también ha dejado a un lado la preocupación por consumir vegetales y frutas orgánicas.
“Ahora opto simplemente por lo más barato o las ofertas. Pero mis vecinos, o familias más grandes, lo que están haciendo es cambiarse a comidas preparadas, congeladas, porque son más convenientes”, relata.
Un estudio de Nielsen revela que los británicos han recortado el consumo de carnes y alcohol hasta en un 13% en el último mes, en reacción al alza de precios.
Lo peor aún no llega para esta generación. Los bancos centrales no esperan que la inflación alcance su techo hasta agosto, o en el caso de Reino Unido, octubre, cuando bien podría llegar a dos dígitos.
Criticados por sus padres y abuelos (GenX y boomers) por “superfluos” y poco trabajadores, lo cierto es que muchos jóvenes se enfrentan a un mercado laboral cada vez más demandante, donde abundan los contratos temporales o como independientes, con precios de la vivienda más bajos, y ahora sueldos que valen cada vez menos.
Como dice Christina: “Me enoja cuando gente mayor nos dice que no ahorramos, que gastamos en tonterías. No es cierto… Al menos no ahora”.