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De hamburguesero a multimillonario: las caras del fundador de Klarna, el gigante europeo que quiere cotizar en NYC
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Mientras Sebastian Siemiatkowski se preparaba para la salida a bolsa de la empresa sueca de tecnología financiera de “compre ahora, pague después” que había fundado casi dos décadas antes, una cosa se interponía en el camino del CEO de Klarna: su cofundador.
El mes pasado, Siemiatkowski resolvió finalmente una disputa de un año en el directorio, destituyendo al aliado clave del amigo de la universidad con el que fundó la empresa, el ex director financiero Victor Jacobsson.
El miércoles, con Wall Street en efervescencia ante el auge de la era de Donald Trump, Klarna reveló que había presentado los documentos de su esperada salida a bolsa en Estados Unidos.
Conocedores, inversores y banqueros esperan que la empresa alcance una valoración de entre US$ 15.000 millones y US$ 20.000 millones. Si Siemiatkowski logra sacar adelante la IPO, sería una revancha para la firma que encarnó el auge y caída de las fintech: en una ronda de financiación en 2021, Klarna llegó a valorarse en US$ 46.000 millones, y un año después se desplomó hasta los US$ 6.700 millones.
Incluso en el extremo más bajo del rango de valoración, la IPO convertiría al ex hamburguesero de 43 años en multimillonario. Con una valoración de US$ 20.000 millones, una participación personal de aproximadamente el 8% valdría unos US$ 1.600 millones.
“Que pueda dirigir la empresa durante 20 años es muy destacable: convertir lo que al principio era una pequeña compañía sueca en un negocio global”, dijo Taavet Hinrikus, cofundador de la fintech Wise, que cotiza en Londres. “Es realmente bueno para el ecosistema europeo”.
El origen
Fundada en 2005 después de que Siemiatkowski y otros dos amigos estudiantes presentaran sin éxito la idea en un concurso universitario, Klarna fue pionera en el modelo de “compra ahora, paga después” (buy now, pay later, en inglés), que permite a los clientes aplazar los pagos o dividirlos en plazos.
Durante su primera década, la empresa, con sede en Estocolmo, fue rentable hasta que decidió emprender una costosa aventura en Estados Unidos.
La nueva estrategia implicaba aceptar grandes pérdidas por perseguir el crecimiento: y Siemiatkowski lo buscaba a toda costa.
Jacobsson, uno de los tres cofundadores de Klarna, ya se había marchado en 2012, aunque conservaba una participación gestionada a través de sociedades instrumentales que Klarna estima entre el 4% y el 9%. Jacobsson fue seguido tres años más tarde por el segundo cofundador, el CEO adjunto Niklas Adalberth, que vendió y optó por una vida de filantropía.
Mientras que en los primeros tiempos “se hacía mucho hincapié en no hacer de Klarna un espectáculo de un solo hombre”, según un antiguo colaborador, la empresa se terminó convirtiendo “en un espectáculo de un solo hombre”, centrado en Siemiatkowski.
Siemiatkowski, o Seb, se ha convertido en una celebridad en el mundo tecnológico sueco. A menudo se le pide que aparezca en podcasts y programas de televisión para hablar de su viaje y de sus luchas familiares, como la adicción al alcohol y el suicidio de su padre.
Si Sebastian Siemiatkowski logra sacar adelante la IPO, sería una revancha para la firma que encarnó el auge y caída de las fintech: en una ronda de financiación en 2021, Klarna llegó a valorarse en US$ 46.000 millones, y un año después se desplomó hasta los US$ 6.700 millones.
Ha manifestado abiertamente que ya no bebe alcohol y ha hablado de su difícil educación en Uppsala, una ciudad medieval a 70 km al norte de Estocolmo. Sus padres, dos universitarios que huyeron de la Polonia comunista antes de que él naciera en 1981, vivieron tiempos difíciles: su padre se hizo taxista y su madre se jubiló prematuramente por una enfermedad.
“Pasábamos una semana entera comiendo tortitas suecas, que no son más que harina y leche”, declaró Siemiatkowski en un folleto de Sequoia Capital. “Mis padres no podían permitirse otra cosa”.
Los desafíos
Para financiar las ambiciones globales de Klarna, el emprendedor sueco consiguió el respaldo de destacados inversores de Silicon Valley, entre ellos Sequoia Capital y Silver Lake, aprovechando la ola de entusiasmo y dinero barato. En 2021, una ronda liderada por SoftBank le otorgó la corona de la startup más valiosa de Europa, y su opción de “pagar más tarde” era omnipresente en las cajas online, disfrutando de un auge propio de la era pandémica.
Poco más de un año después, la rápida subida de los tipos de interés puso fin al frenesí de las fintech y Klarna se vio presionada para demostrar su potencial de beneficios y ofrecer una salida a sus inversores.
Muchos accionistas no han podido monetizar sus participaciones en Klarna desde que la empresa empezó a captar fondos en el mercado privado hace más de una década, aunque hay excepciones: la firma de inversión londinense Permira compró una participación del 10% por unos US$ 250 millones en 2017 y se entiende que ha vendido alrededor de la mitad de su participación desde entonces por US$ 1.700 millones.
Como CEO, Siemiatkowski ha intentado cambiar la famosa cultura festiva de los primeros días de la fintech por un lugar de trabajo más profesional, según personas que trabajaron con él. También ha tratado de transformar la percepción de una empresa depredadora que depende de las comisiones de atraso, presentando a Klarna como una “red global de pagos y asistente de compras impulsada por inteligencia artificial”.
Para ello ha sido fundamental su relación con Michael Moritz, antiguo socio de Sequoia y presidente de Klarna. Empleados actuales y antiguos describen a Siemiatkowski como “inflexible” y “exigente”. Pero un antiguo empleado de alto nivel dijo que Siemiatkowski se convirtió en un mejor gestor una vez bajo el ala de Moritz. Otro describió al dúo como una relación “padre-hijo”.
Moritz ha ayudado a Klarna a acercarse a la salida a bolsa en EEUU y ha guiado a Siemiatkowski a través de una disputa de poder con Jacobsson y su aliado en el consejo que amenazaba con hacer descarrilar cualquier salida a bolsa.
La disputa se centró en una lucha entre los dos cofundadores y el alcance de la influencia de Siemiatkowski sobre la empresa tras una OPV. Tras asegurarse el respaldo de los principales inversores de la empresa, fue el CEO de Klarna quien obtuvo la victoria en una votación de accionistas el mes pasado.
“Sebastian es más poderoso que nunca. La oposición a él está siendo barrida poco a poco”, dijo un amigo suyo.
IPO en el horizonte
Con la IPO a la vista, la fintech, que está regulada como un banco, ha firmado una serie de acuerdos con comerciantes en Estados Unidos para hacer frente a su principal rival, Affirm. También vendió su negocio de pagos instantáneos por US$ 520 millones en junio y más tarde cerró un acuerdo para vender 30.000 millones de libras de sus préstamos en el Reino Unido al hedge fund Elliott para aumentar su capacidad de conceder nuevos préstamos.
Antiguos ejecutivos afirman que algunas decisiones estratégicas han generado suspicacias, como la realización de una serie de pequeñas adquisiciones mientras la empresa registraba pérdidas.
Klarna también se enfrenta a una investigación de los reguladores financieros suecos sobre sus controles de riesgos y delitos financieros. Una persona cercana a la empresa dijo que se había puesto en contacto con el regulador sobre los resultados preliminares.
Klarna declinó hacer comentarios para este artículo.
“Sebastian piensa con razón que el éxito de Klarna es obra suya. Pero tiene un historial de inversiones en empresas a las que no les ha ido tan bien y que han sido vendidas o cerradas en silencio”, dijo un antiguo alto ejecutivo.
Y aunque Siemiatkowski ganó la pugna en el directorio, la disputa dejó un sabor amargo entre algunos inversores, dijo una persona cercana a la empresa.
“Hay muchos propietarios contrarios a Seb que sacuden la cabeza por la guerra civil”, dijo un accionista. Pero añadió: “La mayoría sólo quiere que se produzca el evento de liquidez y dejar de asustar a futuros inversores”.