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Ex empresario chino, desde el exilio: “El problema de China no es monetario ni fiscal. Es político”

Ex empresario chino, desde el exilio: “El problema de China no es monetario ni fiscal. Es político”

Desmond Shum es autor de Red Roulette, libro memoria en el que detalla las dinámicas del poder y la corrupción en China. El exempresario inmobiliario -cuya exmujer fue desaparecida por cuatro años- hoy vive en Oxford, desde donde dice que resolver el problema estructural de China requeriría que Xi Jinping diera un giro radical a sus planes e ideas.

Por: Marcela Vélez-Plickert Desde Londres | Publicado: Sábado 12 de octubre de 2024 a las 21:00
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Desmond Shum tiene su testamento listo. No le faltan razones. “Si ellos lo quieren, estás muerto. Puedes contratar una decena de guardaespaldas, pero ellos les pueden pagar tres veces más”, afirma a modo de explicación de por qué no oculta dónde vive.

“Ellos” son el Partido Comunista Chino. Shum es un exempresario que hacía negocios con el círculo de poder más alto de Beijing y que hoy vive en el exilio.

En conversación con DF MAS desde su residencia en Oxford, Shum ofrece una mirada distinta a la desaceleración de la economía china: “La situación en terreno, al interior del país, es peor de lo que ve el mundo desde fuera… La situación es tan terrible, que Xi (Jinping) se ha visto forzado a retroceder. La pregunta es cuánto más está dispuesto a modificar sus planes”.

Shum es autor de Red Roulette (Ruleta roja), su libro memoria publicado en 2021, en el que detalla las dinámicas del poder y la corrupción en China. A partir de su experiencia creando Great Ocean, una millonaria empresa inmobiliaria, Shum describe cómo para hacer negocios en China hay que ser “parte del juego”, conocer a la gente adecuada y ganarse sus favores, usualmente con lujosos almuerzos, viajes y regalos.

Su esposa, Duan Weihong, tenía talento para jugar el juego. La pareja llegó a ser cercana al exprimer ministro Wen Jiabao (2003-2013) y su esposa Zhang Beili, a quien Duan llamaba “Auntie Zhang”, y quien ganaba 30% de los contratos por los proyectos inmobiliarios y de infraestructura que ayudaba a facilitar para Great Ocean.

La fortuna amasada por la familia de Wen Jiabao (US$ 2.700 millones) habría sido una de las causas para su salida, después de que la historia fuera publicada por The New York Times. Lo que siguió fue el endurecimiento de la campaña “anticorrupción” lanzada por Xi Jinping una vez que llegó al poder en 2013.

Para Shum hablar de campaña “anticorrupción” es equivocado, pues considera que la corrupción es inherente a cualquier régimen sin un poder judicial independiente, sin control de poderes, sin democracia ni libertad de prensa. Lo que Xi buscó -asegura- con el encarcelamiento de millones de personas, incluyendo sus principales rivales al interior del partido, fue acumular poder.

No sólo para él. Fue una vía para que la “aristocracia roja”, formada por los descendientes de quienes participaron en la Revolución Comunista, retomen el control del país, diluido en medio del boom económico capitalista. Esto último, algo que Xi se ha empeñado en frenar.

A lo largo de la última década, el sector estatal se ha situado sistemáticamente como la columna vertebral de la economía, mientras que el sector privado ha desempeñado un papel fluctuante. Esta es la estructura en la que Xi cree”, afirma Shum.

El agotamiento del modelo

En su experiencia como exdesarrollador inmobiliario, Shum considera que China está experimentando el colapso de su viejo modelo basado en la inversión en infraestructura y las subvenciones a las exportaciones.

Sobre la inversión, recuerda que un viceministro de construcción reconoció que en China había edificios suficientes para albergar a 3.000 millones de personas, el doble de la población. “No se puede invertir mucho más, porque hay demasiados edificios, demasiados puentes y demasiadas autopistas a ninguna parte”, reflexiona.

El colapso de la inversión ha llevado a una caída de los ingresos de los gobiernos locales, que dependen de la venta de terrenos y permisos de construcción. También ha causado un desplome en los precios y con ello en las percepciones de bienestar de los hogares. Estadísticas apuntan a que un 70% del patrimonio de los hogares chinos está ligado a bienes raíces.

“La gente lo ve como un producto de inversión. Y cuando el precio baja… Estamos viendo el inicio del efecto dominó de la reducción de la riqueza de los hogares. Esto es muy grande”, sostiene.

¿Es el colapso del sistema inmobiliario inevitable? Shum es categórico en decir que sí. Sostiene que “todas las empresas inmobiliarias de China están en quiebra”, pero el gobierno se niega a reconocer esta realidad, ya que admitirla obligaría a los bancos a reconocer enormes deudas incobrables.

No son pocos los analistas que advierten que China corre el riesgo de entrar a un largo período de deflación y desaceleración económica, en parte a consecuencia de la decisión del gobierno de mantener a flote “empresas zombies”.

En menor medida también las manufacturas se enfrentan a un agotamiento del modelo exportador. “¿Cuánto más puede China aumentar realmente sus exportaciones antes de chocar con un muro? Los trabajadores de todo el mundo necesitan empleos para mantener a sus familias, no sólo en China. Incluso con mayores subvenciones, el crecimiento tiene un límite. Por eso muchos países aplican medidas de protección, ya sea Estados Unidos, la UE o países en desarrollo como Tailandia y Brasil”.

Las cifras lo confirman. A medida que la demanda interna china se ha desacelerado, las exportaciones de productos como acero, paneles solares y vehículos eléctricos han crecido a niveles récord este año. Gobiernos alrededor del mundo han respondido con alzas de aranceles a algunos o todos estos productos para defender sus industrias nacionales. Es más, en sus últimas proyecciones el Banco Mundial redujo las expectativas de crecimiento de China a 4,3% en 2025, desde un 4,8% esperado este año, citando las mayores tensiones comerciales como uno de los factores que pesan en la desaceleración.

¿Otra persona?

La guerra comercial con EEUU es un ejemplo -afirma Shum- del compromiso de Xi con sus ideas: “Tienes que estar realmente convencido para comenzar una disputa con tu principal socio comercial… para generar conflictos diplomáticos por tus intenciones de adhesión sobre Taiwán, por tu apoyo a Irán, a Rusia; para encarcelar a millones de personas, incluyendo tus propios asesores y aliados más cercanos”.

Duan, la exesposa de Shum, fue una de esas personas detenidas. Una mañana de 2017, desapareció a plena luz del día desde el edificio donde se hallaba su oficina. Para entonces la pareja llevaba dos años separada y Shum ya estaba en Reino Unido con su único hijo, hoy de 15 años.

Por el contrario, Duan se quedó en China donde hizo negocios con Sun Zhengcai, entonces miembro del Politburó, máximo organismo de control chino. Sun era parte de una facción no tan leal a Xi Jinping. En 2017 fue condenado a cadena perpetua por corrupción.

En el caso de Duan no hubo proceso, ni información sobre su paradero. La exempresaria reapareció cuatro años después, el 4 de septiembre 2017. En una llamada telefónica que Shum está convencido estaba siendo monitoreada por el PCC, su exesposa le pidió que no publicara su libro y pensara en la vida de su hijo. Red Roulette se publicó tres días después. Duan regresó a su casa hace un año, pero no puede salir del país.

Fue la desaparición de su exesposa y las protestas contra la opresión de Beijing sobre Hong Kong lo que motivó a Shum a publicar su libro. “A menudo las percepciones en el resto del mundo no reflejan la verdadera naturaleza de China o del Partido Comunista. Creo que es importante que el mundo entienda lo que China es realmente y lo que está sucediendo realmente”.

Una muestra de esas percepciones equivocadas es lo que Shum ve como un optimismo erróneo del mercado. Sí, puede que Xi Jinping haya aprobado más estímulo fiscal, pero está seguro de que fue una decisión a “regañadientes”.

“Xi estaba dispuesto a tolerar dolor en el corto plazo a cambio de esta transformación hacia esta economía más centralizada y estatal en el largo plazo. Pero el dolor parece estar siendo excesivo. Eso es lo que lo ha obligado a retroceder algo en sus planes”, apunta Shum.

Sin la inversión pública o las exportaciones como motores viables, el único sector capaz de lograr un repunte es el consumo. Para ello, sin embargo, sería necesario generar un sistema de seguridad social capaz de generar confianza en una población que, sobre todo desde el Covid, se ha visto presionada por mayores controles del gobierno.

Eso requeriría una reestructuración del propio PCC. “Tradicionalmente, el ministro con más poder es el de Desarrollo Económico y el menos importante es el de Asuntos Civiles”, explica Shum.

Más allá de eso, agrega, resolver el problema estructural requeriría que Xi Jinping diera un giro radical a sus planes e ideas. “En última instancia, el problema de China es político, no monetario ni fiscal. La dirección que Xi ha dado al país en la última década, con su visión ha creado dificultades para el sector privado, fricciones comerciales con el mundo y tensiones diplomáticas con las principales potencias occidentales, si se suma el exceso de inversión y la menor confianza de los consumidores… Es la tormenta perfecta. Todos estos factores están convergiendo, y es difícil ver una solución sin un cambio significativo”.

Los reportes no apuntan a cambios. Por el contrario, la prensa extranjera informa de una mayor intervención del PCC en las empresas privadas, mayor censura en las redes sociales, la desaparición de quienes emiten críticas por la situación económica, e incluso el retiro masivo de pasaportes a los empleados públicos y mayores restricciones para salir del país.

“Desde el punto de vista político, el Partido Comunista aspira a un control eterno y busca continuamente reforzar su dominio sobre la sociedad y la formulación de políticas. El Partido también quiere presentar su gobierno como un modelo alternativo al capitalismo democrático occidental”, recuerda Shum.

La caída en la natalidad (la población se contrajo en 2023 por segundo año consecutivo) y la reducción del consumo son algunas muestras del problema de confianza que enfrentan los planes de Xi y el PCC.

Al final del día la pregunta es si Xi será un líder pragmático y revertirá la dirección emprendida, o si continuará con sus planes. Shum cree que es improbable. Para él, Xi es un “hombre de creencias”. “Xi lleva más de una década en el poder y, aunque puede hacer ajustes, no va a cambiar radicalmente de la noche a la mañana. Eso sería pedir que se convirtiera en otra persona”.

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