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Jon Lee Anderson: Chile "ha perdido control de sus fronteras, sus leyes e inclusive su población”
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En la noche del pasado 11 de marzo, Jon Lee Anderson estuvo debajo del balcón presidencial de La Moneda mientras Gabriel Boric daba su primer discurso como mandatario.
Estaba tomando notas y reporteando para The New Yorker, revista que la semana pasada publicó New Man (Nuevo hombre), el extenso perfil sobre Gabriel Boric donde Anderson lo definió como un personaje que buscaba reimaginar la izquierda latinoamericana: “Promete un cambio social radical. En una nación de extremos políticos enfrentados, deberá vender su visión no solo a sus oponentes sino también a sus aliados”, escribió.
Desde Inglaterra, donde vive, Jon Lee Anderson afirma que “el perfil se trata de un retrato de un joven presidente electo, en ese momento de su vida antes de tomar el poder”.
Aterrizó en Chile a mediados de febrero y se reunió con diversas fuentes, entre ellos su amigo Patricio Fernández, el expresidente Ricardo Lagos, el mismo Gabriel Boric, su pareja Irina Karamanos y sus familiares cercanos. De hecho, en su primera noche en el país se juntó con el entonces presidente electo y la actual primera dama para tomar vino y piscola y comer un asado patagónico.
Sobre su percepción del presidente, Anderson opina que es “inusualmente honesto para ser un político”. “No quiero decir que los otros son deshonestos, pero me refiero a la honestidad de diferenciarse en público, de decir lo que realmente cree. Antes ya había roto el molde de un líder político de izquierda, criticando el régimen de Nicaragua, Venezuela e inclusive de Cuba”, agrega.
El primer recuerdo que tiene Jon Lee Anderson de Gabriel Boric es de 2015. “Lo conocí en Punta Arenas en un viaje junto con Pato Fernández a la Antártica, que al final se canceló por el mal tiempo”, recuerda. “Íbamos con el entonces ministro de Defensa Jorge Burgos, que me invitó, porque había escuchado que yo tenía muchas ganas de ir para allá. Estuve una noche en Punta Arenas y ahí nos reunimos con Boric. Había asumido como diputado hace solo unos meses”, rememora.
“Desde entonces, en mis viajes a Chile estuve al tanto de su carrera. De vez en cuando tenía un comentario de lo último de él y claro, cuando empezó a sonar como candidato presidencial le puse más atención”, señala.
Una vez que Boric ganó los comicios, Anderson decidió escribir sobre las semanas previas a su toma de posesión. El resultado fue un perfil de 10 páginas que generó diversas reacciones en redes sociales y el propio gobierno. Acá, desmenuza parte de sus hallazgos y enumera cuáles serán los principales desafíos de su gestión.
“La izquierda tiene que tomar partido y establecer autoridad”
Jon Lee Anderson nombra cuatro desafíos clave que tendrá que enfrentar Gabriel Boric: la violencia en La Araucanía, la situación migratoria en el norte, la economía y la delincuencia: “Le tocará resolver esos problemas que son una herencia. Hay algunos que dicen que su presidencia funcionará a partir del éxito de la Constitución, pero yo creo que todo dependerá de la economía, migración y violencia”.
Para superar los desafíos, cuenta, será clave el rol de la oposición. “No si ellos se aprovecharán de momentos susceptibles para serruchar el piso, o ayudarle en una política consensual. Él sí ha extendido la mano, incluso a la derecha y la izquierda, como pocos otros políticos en los últimos años”.
Sobre la violencia, afirma que “hay un crecimiento de pandillerismo, de narcotráfico, que se vincula con los países más problemáticos del hemisferio. Y eso sí que es problemático. Él como presidente yo creo que es consciente de eso y va a tener que establecer una relación con las fuerzas de orden, quienes también tendrán que hacer una metamorfosis”.
-¿Qué quiere decir con eso?
-Para lograr atender esta situación deben hacer lo que la policía en cualquier país tiene que hacer sin caer en las medidas represivas del pasado. Van a tener que actuar con fuerza ante situaciones de violencia, que no es simplemente un invento de la derecha. La izquierda tiene que tomar partido y establecer autoridad en este discurso.
-¿Y lo mismo con la inmigración?
-Cuando se habla del problema de documentación, hay que establecer una política y una retórica sin caer en el racismo y populismo, pero igual llamarlo por lo que es. No se puede tapar el sol con un dedo. Ese es el gran reto para la izquierda y para la gente progresista del hemisferio. Además, hay que recordar que durante el gobierno anterior fue cuando llegaron muchos de los haitianos, venezolanos y colombianos. Y no cruzaron por tierra, aterrizaron en Pudahuel. Chile se está convirtiendo en un país más como sus vecinos. Ha perdido cierto control de sus fronteras, de sus leyes e inclusive de su población. Y eso es inquietante.
-Muchos dicen que los desafíos que usted describe (delincuencia, economía y migración), los maneja mejor la derecha…
-Él es de izquierda en algunos aspectos fundamentales, quizás filosóficos, pero no sigue una pauta dogmática de la izquierda de América Latina. Él es de una nueva generación, no tiene reparos en criticar a su propio sector por algunas de sus grandes flaquezas, que incluyen, por ejemplo, la demagogia, el caudillismo y la retórica básica. Él no tiene problema en romper moldes, porque ya los moldes están rotos.
-Y quizás por eso nombró como ministro de Hacienda a un economista de la Concertación…
-Efectivamente ha demostrado que es capaz de nombrar como vocera de gobierno a una comunista carismática y para Hacienda a un mainstream.
“La nueva Constitución es un repositorio de esperanzas e ilusiones”
Para definir el proceso constituyente Jon Lee Anderson escoge la palabra “complicado”. “Hasta cierto punto ha sido el repositorio de, quizás, todas las esperanzas e ilusiones de los que están en la Constituyente. Y eso quizás no sea la cosa más eficiente”, opina.
Ante esto, Anderson afirma que “quizás no lleguen a tener la carta magna más eficiente, pero no sé si Chile ha tenido otra posibilidad. Es decir, si bien esta Constitución se ha expandido de 100 a más de 300 artículos y termina en algo gordo e ineficiente, es el resultado de su historia reciente”.
“Quizás este sea un paso que tienen que dar para luego ir lijando, puliendo y discutiendo una Constitución que sí represente a todos. Quizás esto sea solo el inicio de un nuevo proceso que fue manoseado por la violencia de hace 50 años de la dictadura de Pinochet”.
Jon Lee Anderson lleva más de cuatro décadas cubriendo política latinoamericana. Comenzó a reportear en Perú en 1979 como miembro de la revista The Lima Times. El primer perfil que le hizo a un personaje chileno fue a Augusto Pinochet, a quien entrevistó para The New Yorker en 1998, días antes de que fuera detenido en Londres.
Desde ahí, ha escrito sobre distintos líderes latinoamericanos, como Hugo Chávez, Andrés Manuel López Obrador, Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Juan Orlando Hernández, Evo Morales y Juan Guaidó. Su última obsesión es Jair Bolsonaro, a quien define en esta entrevista como un “cretino y miserable”.
De hecho, recientemente participó de una serie de podcast de Spotify donde retrata los principales hitos de la presidencia de Bolsonaro, basados en una investigación de la periodista carioca Carol Pérez. “Me parecía interesante la posibilidad de hacer algo distinto”, afirma.
Sobre las elecciones presidenciales en Brasil y Colombia, Anderson afirma que “las poblaciones latinoamericanas no se sienten bien atendidas por la era democrática, que tiene apenas 40 años en la mayoría de los países y con una secuela de corrupción. Mucha gente es escéptica a los políticos, y eso les hace presa fácil de los populistas y de los demagogos. Por eso los estamos viendo volver al ruedo político”.
Otra de sus largas obsesiones es Cuba. En 1997 publicó Che Guevara: una vida revolucionaria, un conocido libro sobre la vida del guerrillero de origen argentino.
Y ahora, adelanta, está preparando un libro sobre la vida e influencia de Fidel Castro que espera publicar el próximo año. “Tiene que ver con su legado y con la noción de revolución que luego se extendió en América Latina y el mundo”, apunta.
En paralelo, además, está desarrollando una serie de podcast sobre el misterioso “síndrome de la Habana”, un caso que involucra a más de 200 diplomáticos y funcionarios de inteligencia de Estados Unidos, quienes acusan dolores de cabeza y mareos. “Me toca ser el presentador y saldrá en los próximos meses”, indica.
¿Y la guerra entre Ucrania y Rusia? Anderson afirma que ha seguido los detalles, pero que todavía no ha viajado a la zona de conflicto. “Cubrí la Toma de Crimea en 2014. De hecho, la invasión me pilló en Chile”, recuerda. Y agrega: “Estoy pendiente de ir en algún momento. Esta guerra no va a terminar pronto. Tengo muchos amigos allí. Lo tengo muy presente, porque está afectando nuestro mundo. Esta es la Guerra Fría 2.0”.
“Mucha gente dice que hay riesgo de la Tercera Guerra Mundial. En realidad ya comenzó, pero la tenencia de bombas atómicas tanto de Rusia como de Estados Unidos ha aguantado una guerra total desatada entre estos poderes enemistados. Entonces, se está convirtiendo en una guerra de tercios, y el resto del mundo está posicionándose en torno a quién está con quién”, concluye.