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La hora de los mercados emergentes sin China
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Uno de los hitos de 2023 ha sido la fortaleza de la economía y las acciones estadounidenses. Pero hay historias que deberían llamar aún más la atención. Mientras el S&P 500 acumuló un avance en torno a 25 por ciento, las acciones brasileñas avanzaron 24 por ciento, las mexicanas 35 por ciento y las de India un 19 por ciento.
El buen momento que han vivido las principales economías emergentes ha sido opacado por la debilidad de China. La economía asiática representa casi un tercio del índice accionario de referencia para este grupo (MSCI EM) y es responsable de su modesto avance (5 por ciento) en 2023.
Para el próximo año, sin embargo, el escenario que se espera es distinto. Por primera vez son “los emergentes sin China” los que estarían capturando la atención de los mercados financieros; y con el dinero viene el poder político. El 2024 será un año en que los nuevos polos de poder se fortalecerán en la escena internacional.
No hay que equivocarse. China sigue siendo la segunda economía más grande del mundo y su crecimiento, aunque más lento, es vital para las buenas perspectivas para otras economías emergentes, especialmente las latinoamericanas. Pero India, Brasil, Turquía y Arabia Saudita se están fortaleciendo como polos de influencia geopolítica.
El ascenso
Las últimas proyecciones del FMI confirman la tesis del mercado sobre las nuevas estrellas emergentes. Brasil cierra 2023 como la novena economía más grande del mundo por PIB (en USD corrientes), y México sería la 12°. Para 2027, el cambio en el ranking sería más dramático.
De cumplirse las tasas de crecimiento proyectadas a mediano plazo, India se convertirá en 2027 en la tercera economía del mundo, detrás de EEUU y China. Brasil será la octava y México se acercaría al top ten.
“No hay que proyectar la última década al pensar en el futuro de los emergentes”, advierten analistas de Alliance Bernstein. El argumento es que contrario al período en el que China fue el protagonista y otros países del bloque emergente decepcionaron, la próxima década estará dominada por este segundo grupo por una serie de factores estructurales.
Camila Guzmán, head of Equity Research Latam en LarrainVial Asset Management, asegura que uno de esos factores es un proceso de reformas y estabilización institucional, “sobre el que a veces es difícil de convencer a los inversionistas extranjeros”. Sin embargo, la resiliencia de los países emergentes ante la pandemia o el ciclo de alzas de tasas de la Fed (no se dio la ola de defaults anticipada por muchos) confirman dicho proceso.
Analistas, como los de Alliance Bernstein, JPMorgan o el Banco Mundial, coinciden en cuatro tendencias globales que beneficiarán a los emergentes a partir de 2024: bajas en las tasas de interés, un dólar más débil, la diversificación de las cadenas de suministro y la transición energética.
Los factores
Mientras China lucha contra la deflación, otros mercados centrales verán todavía tasas por encima de la meta de sus bancos centrales. El fenómeno de El Niño, que golpearía más fuerte en la primera mitad de 2024, amenaza con interrumpir una rápida baja de la inflación, dado que inundaciones o sequías podrían provocar problemas en los suministros de alimentos desde India a Brasil. Sin embargo, se espera que el impacto no sea mayor y que una baja de la inflación a un paso más acelerado dé espacio para que los bancos centrales, también en Chile y Brasil, realicen recortes de tasas más agresivos que los realizados hasta ahora.
Sin embargo, es la Reserva Federal la que será más determinante en el escenario también para los emergentes. Las apuestas del mercado por activos de mayor riesgo, como son considerados estos países, requieren de un ambiente de bajas tasas de interés (menor costo del dinero) de parte de la Fed y la resultante debilidad del dólar.
Pero ya incluso en 2023, con una tasa de 5,50% en EEUU y un dólar todavía muy por encima de los niveles previos a la pandemia, los capitales comenzaron a dirigirse a este grupo. Si bien EEUU siguió siendo el principal receptor de Inversión Extranjera Directa hasta la primera mitad de 2023, según la OCDE, Brazil fue el segundo y México empató en el tercer lugar con Canadá.
Por su parte, FDI Intelligence destaca que entre enero y agosto 2023 cuatro países emergentes (Marruecos, Malasia y El Congo) marcaron récords de IED duplicando o hasta triplicando sus anteriores máximos anuales.
La razón detrás de este crecimiento es el “nearshoring” or “reshoring”. Es decir, la decisión de las empresas de diversificar sus cadenas de suministro para reducir su exposición a China, ante los conflictos comerciales de ese país con EEUU. En esta tendencia, conocida también como “China + 1” o “China + 2”, hay claros ganadores como México, India o Vietnam, que se cree seguirán fortaleciendo como nuevos centros manufactureros globales.
A eso hay que sumar la creciente estrategia de internacionalización de las empresas chinas. Según FDI Intelligence, estas multinacionales fueron claves en el aumento de la IED en otros países emergentes, con inversiones récord por US$ 140.000 millones a noviembre 2023. “En medio de las crecientes tensiones geopolíticas, la expansión a nuevos mercados se ha convertido en un elemento central para las empresas chinas de sectores estratégicos como las energías limpias y los vehículos eléctricos”, agrega el reporte.
Es precisamente la transición energética la que ha traído una nueva luz a los países emergentes. No sólo por la riqueza de sus recursos en minerales clave para las baterías eléctricas, como el cobre, litio y cobalto. Grandes apuestas a estos mercados también se concentran en su potencial como proveedores de combustibles fósiles, que -a pesar de las promesas en la COP28- se cree verá una creciente demanda también el próximo año.
Sin embargo, hay una especie de consenso en el mercado de que a pesar de la caída que el cobre (-7%), el cobalto (-50%) o el litio (-81%) han sufrido este año, la tendencia al largo plazo apunta a un aumento de la demanda, lo que debería generar más inversiones en proyectos mineros.
Digitalización
Hay otra tendencia que favorece al buen momento de los emergentes, y no depende de la Reserva Federal o de los flujos del comercio internacional: una creciente clase media.
Según proyecciones del Banco Mundial, unos 114 millones de personas ingresarán a la clase media en 2024. De ellos, 64 millones provendrán de India y China, unos 19 millones del Sudeste Asiático y seis millones de Latinoamérica.
Este crecimiento de la clase media va acompañado además de un acelerado proceso de digitalización. “La tecnología y la innovación son los nuevos motores del crecimiento de los mercados emergentes: ayudan a los países a saltar a posiciones competitivas, dotan a los consumidores de capacidades digitales y permiten a las empresas participar en una bonanza mundial de innovación, con independencia de dónde estén domiciliadas”, anotan los analistas de Alliance Bernstein.
China, India y Brasil son ejemplos de mercados emergentes que están alcanzando o incluso superando a mercados más desarrollados en la adopción de nuevas tecnologías con sistemas nativos. Por ejemplo, la masiva adopción del pago con código QR en Brasil, o las plataformas locales de pagos digitales en India, y la adopción de autos eléctricos en China.
Polos de poder
Pero más allá de las apuestas de los mercados, 2024 será un año clave para este bloque de países. Brasil tendrá la presidencia y será el anfitrión del G20. Será el tercer año consecutivo en que un país emergente lidere el bloque de las economías más grandes del mundo, tras Indonesia e India. El presidente de Brasil, Luis Inácio “Lula” da Silva, ya ha anunciado que usará su rol como presidente del bloque para plantear una reforma a las instituciones globales, incluyendo las Naciones Unidas. Esta agenda cuenta con el respaldo de China.
Con Beijing como referente de una política internacional que busca distanciarse de EEUU y Europa, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) además realizarán su reunión anual en Rusia. El encuentro anunciado para octubre 2024 en la ciudad de Kazan no sólo será un desafío a la comunidad internacional, también marcará el crecimiento del bloque, pues se espera sumar a Egipto, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Argentina también recibió una invitación a unirse a los BRICS o al nuevo bloque emergente, pero el Gobierno de Javier Milei no ha confirmado si aceptará.
Ya sean cinco, nueve o 10, el nuevo bloque que se formará en Kazan ha dejado en claro que quiere dejar de ser una instancia de diálogo o promoción de inversiones, para convertirse en un nuevo protagonista en la geopolítica internacional, asumiendo una postura común en temas como la crisis en Gaza o la guerra en Ucrania.
El mercado, por lo pronto, no piensa en la política que asumirán estos países. El foco está en las oportunidades; y en eso, al igual que en recursos naturales, los emergentes, especialmente fuera de China, tienen mucho que ofrecer.