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Lula eliminaría el tope de gasto público de Brasil, según manifiesto de su campaña
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Luiz Inácio Lula da Silva eliminaría el límite de gasto establecido por la Constitución, revisaría los impuestos y aumentaría el gasto público “para devolver a los pobres y a los trabajadores al presupuesto” si el veterano izquierdista vuelve a la presidencia en las elecciones de octubre, según un borrador de manifiesto distribuido por su campaña.
El programa de 90 puntos, que articula muchos de los objetivos centrales del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, ofrece el primer indicio claro de la dirección en la que llevaría a la mayor economía de América Latina si vence al actual Presidente Jair Bolsonaro en las elecciones.
El borrador del manifiesto, redactado por Aloízio Mercadante, un estrecho aliado de Lula y cofundador del PT, aún debe ser acordado por los partidos aliados. Después se someterá a una consulta pública, un proceso que puede durar meses.
Lula fue presidente durante dos mandatos, de 2003 a 2010, y dejó el cargo con un índice de aprobación superior al 80%. En el gobierno, el antiguo líder sindical se ganó una reputación de pragmático, que respetaba en gran medida la política económica ortodoxa mientras financiaba programas de erradicación de la pobreza.
Sin embargo, no está claro qué tipo de Lula puede esperar ahora la nación, sobre todo después de su estancia de dos años en prisión por corrupción, una condena que fue anulada por problemas de procedimiento en el juicio.
En recientes reuniones con altos ejecutivos empresariales, los emisarios del exPresidente enfatizaron que un tercer gobierno de Lula sería fiscalmente responsable y respetaría la independencia del Banco Central de Brasil, según personas que asistieron a las reuniones.
El manifiesto, sin embargo, se centra mucho en la necesidad de aumentar el gasto en infraestructuras, que sólo representa el 2% del presupuesto federal de Brasil. Para financiarlo, los economistas del Partido de los Trabajadores dicen que el país debería abandonar el tope de gasto, que limita los aumentos presupuestarios a la inflación durante un periodo de 20 años.
“Hay que volver a incluir a los pobres y a los trabajadores en el presupuesto. Para ello, es necesario revocar el techo de gasto y revisar el actual régimen fiscal brasileño, que es disfuncional y ha perdido totalmente su credibilidad”, dice el manifiesto.
Brasil es uno de los países más desiguales del mundo y los economistas internacionales han criticado el complejo sistema fiscal del país por no redistribuir la riqueza, que se basa en gran medida en los impuestos sobre el consumo y exime a los dividendos.
El borrador del manifiesto también propone revocar la reforma laboral aprobada en 2017 bajo el gobierno de Michel Temer, que fue ampliamente aclamada por las empresas por crear más flexibilidad en el proceso de contratación, aunque los críticos de izquierda dijeron que no cumplió con las promesas de crear más empleos.
Viktor Szabó, director de inversiones para deuda de mercados emergentes en Abrdn, describió el manifiesto como “más Estado, menos sector privado y una política fiscal potencialmente más laxa”.
“El problema es que también hablan de revocar el tope constitucional de gastos y reformas del mercado laboral, que fueron logros bastante significativos en Brasil”, agregó.
El abandono del techo de gasto es una “manzana de la discordia” para Faria Lima, como se conoce al Wall Street brasileño. Para los inversores, el tope es una medida fundamental para evitar un gasto fuera de control en una economía emergente en la que la deuda bruta alcanzó casi el 90% del producto interior bruto en fecha tan reciente como 2020.
“El techo de gasto es ahora el principal ancla fiscal, que impide que Brasil gaste más de lo que puede pagar, dando a los inversores confianza para seguir invirtiendo y creyendo en el futuro del país. Hoy tenemos una mejor salud fiscal, pero ésta es artificial como resultado de la inflación”, dijo Ariane Benedito, economista de CM Capital Markets.
“Brasil depende del capital extranjero: un empeoramiento de las cuentas públicas puede provocar salidas y dificultar aún más la reducción de la desigualdad social por parte de Lula. Debe haber un equilibrio entre la política fiscal y la social”.
Los analistas de Citigroup dijeron en una nota que la declaración de Lula de que sería fiscalmente responsable “sugiere que podría intentar aumentar los impuestos para compensar al menos parcialmente el impacto del aumento del gasto sobre las cuentas fiscales”.
El manifiesto también se centra en la lucha contra la inflación, que supera el 12%, sin ofrecer políticas claras sobre cómo hacerlo.
Según un alto cargo del PT, el documento representaba un “camino intermedio” que reflejaba los valores históricos del partido al tiempo que intentaba ser “algo actualizado y moderno, algo que mira a los retos del siglo XXI”.
Más allá de los empresarios, el manifiesto ha provocado el malestar de importantes aliados políticos, como el Partido Socialista Brasileño, entre cuyos miembros se encuentra Geraldo Alckmin, un político de centro-derecha que es el compañero de fórmula de Lula para la vicepresidencia.
Según los medios de comunicación locales, el partido está descontento porque sus propuestas económicas han sido excluidas del borrador.