Cuatro años después de lanzar Uber Green, Daran Khosrowshahi, CEO de Uber, volvió a Londres para anunciar la segunda etapa en su plan “Go Get Zero”.

El lema hace referencia a la meta de Uber de ser una plataforma de transporte y delivery “cero emisiones” hacia 2040 a nivel global.

Parte de esa iniciativa es Go Green, que ya opera en Santiago, y otras más de 80 ciudades, aunque todavía pocas en Latinoamérica.

“Queremos crear los incentivos para los conductores para cambiar a vehículos eléctricos lo más pronto posible, y que los usuarios escojan un vehículo verde también”, explica Khosrowshahi, y afirma que gracias a unos US$800 millones en inversiones han promovido el despliegue de 25.000 EVs (autos eléctricos) en más de 20 ciudades.

Para ello han cerrado alianzas con proveedores de vehículos como Hertz en EEUU o Tucar en Chile.

A los autos se le sumarán en las calles de Chile las bicicletas eléctricas de la startup brasileña TemBici, que estarán desde ahora disponibles en la aplicación de Uber.  La alianza entre ambas empresas se anunció en abril pasado, y Chile es el primer país donde operará fuera de Brasil.

Es parte del plan para ampliar la oferta de transporte que ofrece la plataforma. Algunas de ellas incluyen medios ya presentes en algunos mercados, especialmente emergentes.

“Estamos muy ilusionados con la idea de traer nuestras capacidades, sobre todo en el manejo de datos, y mejorar lo que de otra forma son redes informales de transporte. Estamos probando en algunas ciudades con motos; en Monterrey, México, estamos probando con colectivos, vans de seis u ocho asientos que se comparten. La formalización de estas redes de transporte es un beneficio para todos para la industria, gobiernos, conductores y usuarios”, afirma en conversación con DF MAS Adam Gromis, director de políticas públicas y sustentabilidad.

La startup brasileña TemBici opera 3.500 bicicletas eléctricas distribuidas en 230 estaciones en Santiago. Fuera de Brasil, además está presenta en Buenos Aires.

Un milagro verde

Bajo el lema “No paremos hasta cero”, la meta que se ha impuesto Uber parece difícil de alcanzar a simple vista. Además de la expansión de Uber Green, uno de los anuncios en Londres fue que las metas se comenzarán a aplicar al negocio de delivery Uber Eats.

Es decir, que para alcanzar la meta de ser una plataforma carbono neutral, Uber debe lograr que los 3,5 millones de conductores que usan la aplicación a nivel global, y los futuros, operen vehículos eléctricos.

En cuatro años son 60.000 los vehículos desplegados en una veintena de las más de 120 ciudades donde están presentes. También implica que, a partir de ahora, unos 800.000 restaurantes, grandes y pequeños, que ofrecen sus productos en la plataforma, adopten empaques reutilizables o carbono neutrales.

A eso se suma la necesidad de que los usuarios de Uber cambien patrones de consumo. Es decir, opten por vehículos eléctricos cuando contraten un viaje, un restaurante con empaque verde, o -más importante quizás- antes de pensar en usar un auto de forma privada piensen en otras opciones que también están crecientemente en oferta en la plataforma, como las bicicletas, scooters, o autos compartidos (Uber share).

Grosmi explica que Uber espera jugar un rol clave en esos cambios de hábitos, ofreciendo a los consumidores acceso a opciones más sustentables de forma fácil y, a medida que crece la demanda, a un costo similar, si acaso el mismo, que opciones más contaminantes.

ObstáculosPero hay otros obstáculos como son la infraestructura, por ejemplo, la red de cargadores rápidos; y un atraso en políticas públicas.

“¿Sabías que Australia y Chile son los únicos países de la OCDE que no tienen hasta ahora un estándar de economía de combustible (fuel economy standar)? No puedes desarrollar un mercado de EVs sin estándares fuertes. Estos son los estándares que imponen requisitos de eficiencia en el consumo de combustible o incluso en países como Noruega, China o California determinas que cierto porcentaje de las ventas sean vehículos 100% eléctricos”, agrega Gromis.

El ejecutivo de Uber explica que esperan que la experiencia acumulada en ciudades europeas dé a la plataforma la credibilidad necesaria para influir en la promoción de políticas orientadas a la descarbonización.

Por lo pronto, están apostando por influir en los consumidores con funciones que ya se están probando en algunas ciudades, como señalar las emisiones que producirá el viaje que se quiere contratar o cuántas toneladas de carbono el usuario ha ahorrado escogiendo un auto o bicicleta eléctrica o un restaurante con empaques reutilizables.