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Lecciones de Vida

Fotógrafa Sofía Yanjari tras cubrir los incendios: "Se trata de empatía"

Fotógrafa Sofía Yanjari tras cubrir los incendios: "Se trata de empatía"

El fin de semana pasado, el lente de esta fotógrafa captó crudas imágenes de los incendios para la agencia Reuters. Estas fueron algunas de las trágicas postales que transmitieron el impacto de la catástrofe en medios de comunicación internacionales. Este es su relato de lo que vio en las zonas más afectadas y las historias de las víctimas que miró a través de su lente.

Por: Sofía García-Huidobro | Publicado: Sábado 10 de febrero de 2024 a las 04:00
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Trabajo como colaboradora para distintos medios, como El País. A veces parto a sacar fotos y después las ofrezco, pero en este caso la agencia Reuters me llamó. Había un fotógrafo en Valparaíso, pero tenía problemas para acceder a la zona y necesitaba apoyo. Hablé con la editora de América que está en México, coordinamos y fuimos en equipo también con los de televisión.

Partimos el sábado en la tarde. Íbamos en la carretera escuchando la radio, averiguando cómo y por dónde podíamos llegar al sector de los incendios. Nos dimos una vuelta muy larga para evitar focos de incendio y tráfico. Y entremedio nos llegaban alarmas de evacuación. Hasta que logramos llegar a la zona que está al frente de El Olivar. Ya no había fuego, pero encontramos el paso del incendio y la gente llegando a ver qué había pasado con sus casas.

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Entramos por Quilpué y el humo era del terror. Había que estar con las ventanas cerradas. Era muy fuerte. Y ahí llegamos a esta población, estábamos en una zona donde se podía ver claramente el desastre. Nos bajamos y nos topamos con gente que de inmediato quiso hablar. Uno piensa que puede estar muy álgida la situación y la gente no querrá aparecer, pero a veces es lo contrario.

Un par de personas que nos ven con cámaras, dicen ‘ustedes son de prensa’, ‘necesitamos esto’, ‘pasó esto acá’, y empiezan a contar todo. A mí me ha pasado en otros desastres, como las inundaciones del invierno. Yo trato de no invadir, pero ellos también necesitan contar y mostrar cómo están. Se trata de ser súper respetuoso también. Yo sólo escucho mucho, sin ahondar ni pellizcar la herida. Siempre preguntar primero sus nombres y si quieren ser fotografiados o grabados. Creo que escucharlos y mirarlos a la cara les da al menos la oportunidad de una descarga emocional.

La gente piensa que les va a llegar ayuda directa y yo trato de decirles que nuestra labor es comunicar. No sé si podemos ayudarlos mucho más que eso, pero estamos tratando entre personas. Se trata de empatía, sobre todo. Y eso se da en gestos, en cómo uno escucha.

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A nosotros por suerte no nos tocó ver cuerpos en la zona afectada, de manera que no era tan chocante. En la fotografía uno siempre puede decidir qué se muestra y qué no. También tiene mucho que ver con lo que uno decide editar al momento de mandar el material. Sabíamos que necesitábamos tener algunas tomas de fuego para transmitir la destrucción. Finalmente, lo que uno hace es contar una historia con imágenes.

Entramos a Quilpué el sábado en la tarde y recorrimos hasta ese parque industrial que se estaba incendiando en Chorrillos hasta antes de que oscureciera. Fue también mucho rato de estar en auto. Quizás la gente piensa que esto sucede en una misma zona, pero son lugares súper alejados. Es mucha pega de ir cachando dónde están pasando las cosas.

Hubo momentos en que la energía estaba un poco densa, sobre todo en ese sector de El Olivar. En un momento parecía como que hubiesen tirado una bomba atómica. Había una familia que había vuelto recién a su casa y encontró sus mascotas muertas. Ahí nos detuvimos. El ánimo no estaba para seguir sacando fotos o videos, y tampoco queremos hacer este morbo del dolor.

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En agencias hay que mandar las fotos súper rápido, y al salir de Quilpué la señal era terrible. Entonces encontramos un restaurante en medio de la carretera y ahí nos comimos algo y aprovechamos de despachar. En la noche volvimos a Santiago y el domingo partimos de nuevo a las 6:30 am para estar en terreno a las 8:00.

Me había tocado cubrir las inundaciones, pero este fue mi primer incendio. Como soy asmática, no había ido antes por mi cuenta, pero ahora recibí el encargo y partí. La ventaja de trabajar para una agencia como Reuters es que tu trabajo se distribuye a nivel mundial. Después hago el ejercicio de buscar si mis fotos se publicaron en algún lado. Y claro, en esta ocasión fue encontrarme con muchísimas publicaciones por todo el mundo: en medios rusos, turcos y en diarios importantes como The Guardian, La Vanguardia, El País.

Ahí uno va entendiendo la magnitud del desastre, porque si están todos mirando a Chile es por algo. Como no teníamos muy buena señal en un principio no habíamos dimensionado el nivel del impacto, y nos sorprendimos con la cifra de muertes. Uno está enfocado en trabajar, pero cuando el presidente Boric dijo que esta tragedia era como el 27F, comprendí que se trataba de un suceso histórico. Todavía no sabría cómo definir la experiencia. El mundo lo estaba mirando y uno estuvo ahí. Me cuesta ponerle palabras.

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Llevo tres años y medio trabajando en fotoperiodismo, para el estallido y luego la pandemia. Antes fueron trabajos más informales y esporádicos, había cubierto manifestaciones y eventos sociales de forma independiente. Muchas veces me tocó mandar mails: ‘Hola, sí, soy fotógrafa, quiero trabajar’, pero nunca te pescan.

Para el 8 de marzo de 2020, por contactos entre colegas, me informan que desde la agencia Reuters estaban buscando mujeres fotógrafas. Entonces armé un portafolio y lo mandé. Esa fue mi primera colaboración con la agencia, para ese 8M. Se sabía que esa manifestación, post estallido, iba a ser más feminista que nunca y en la agencia no contaban con mujeres en su planta, se toparon con este problema y estaban un poquito desesperados.

A mí me tocó la suerte de pasar el proceso de revisión de portafolio y empezar a colaborar. Ahora cubriendo los incendios había dos mujeres más, de la agencia EFE. Seríamos tres, pero sigue siendo un mundo muy masculino. Creo que lo más difícil son las plazas de trabajo, porque seguimos siendo un 5%”.

 

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