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El auge de la Fórmula 1 en Chile gatilla fiebre por los motores
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No son partidos de fútbol, tampoco de tenis. Es otro el deporte que congrega todos los domingos por la mañana a grupos de fanáticos. Se trata de la Fórmula 1, y a pesar de que la temporada 2022 lleva solo dos carreras, las apuestas ya apuntan a tres escuadras ganadoras: Ferrari, Mercedes y Red-Bull.
En la década de los ochenta, miles de casas chilenas sintonizaron las carreras de Eliseo Salazar, el único exponente nacional que ha llegado al máximo circuito del automovilismo internacional. Sin embargo, veinte años después –luego del primer retiro de Michael Schumacher en 2006– la audiencia decayó.
En 2018 la historia cambió.
“Hoy existe un fanatismo increíble en Chile. Nosotros lo vemos no solo con nuestros clientes, sino que con los fanáticos, especialmente esta temporada, donde Ferrari volvió a ser competitivo con un auto que está dentro de los estándares para ganar. Leclerc y Sainz son muy buenos corredores”, dice Nicolás Duarte, gerente de ventas de Ferrari Santiago.
El aumento en la audiencia, eso sí, no es un fenómeno local, sino que mundial: en diciembre de 2021 el gran premio de Abu Dhabi atrajo a 108 millones de espectadores, más que los 101 millones de televidentes que sintonizaron el Super Bowl el pasado febrero. ¿Pero cómo se convirtió en un fenómeno comercial y deportivo?
Fue en 2016 cuando el conglomerado Liberty Media (accionista indirecto de VTR) compró la Fórmula 1 por US$ 4.400 millones. La misión del nuevo CEO, Chase Carey, fue clara: volver a cautivar a la audiencia joven de Estados Unidos que había caído en los últimos diez años gracias al poderío de Nascar.
Y para esto, dos años después, cerraron un acuerdo con Netflix para producir una serie que mostrara todas las tensiones internas del circuito: lo importante, decidieron los ejecutivos, no eran las carreras, sino que las peleas entre las escuadras y los mismos corredores. Así se hicieron conocidos pilotos como Daniel Ricciardo, Sergio “Checo” Pérez y Carlos Sainz.
Y el plan funcionó: desde su estreno en 2019, Drive to Survive se convirtió en la serie deportiva más exitosa de la compañía de streaming y aumentó en un 40% la audiencia estadounidense en la Fórmula 1. Según un artículo de The Guardian, la franquicia ganó más de 73 millones de fanáticos en 2021. Además, la valoración de la Fórmula 1, en solo tres años, creció un 63%: de US$ 8.000 millones a más de US$ 13.000 millones.
La serie, que hace tres semanas estrenó su cuarta temporada, sigue siendo un éxito: se mantuvo diez días entre los shows más vistos de Netflix en el mundo.
“Mi hijo de veinte años, cuando lo llevaba a las carreras, nunca se interesó. Pero la última vez que estuve con él estaba viendo Drive to Survive”, confiesa Eliseo Salazar, ex piloto que participó de la Fórmula 1 entre 1981 y 1983.
Pero ahora el fenómeno es más grande y pasará al terreno de la ficción: en enero se dio a conocer que Apple le pagó US$ 225 millones a Brad Pitt para que protagonizara una película de Fórmula 1 en la que también estará George Clooney. Netflix, por su parte, está preparando The Formula, un filme de acción y suspenso con Robert de Niro que involucra mafia, carreras y corrupción.
Actualmente, los mayores exponentes del automovilismo local son Benjamín Hites (22), que corre por Lamborghini, y Nicolás Pino (17). Este último acaba de participar en la Asian Le Mans Series de Dubai. Su sueño, cuenta, es llegar a la Fórmula 1.
“El automovilismo está renaciendo. Hay mucha gente que se está interesando y que me pregunta cosas”, señala.
“Desde los nueve años que corro. A los 14 me vine a Europa solo. No conozco a nadie de mi entorno que no sueñe con llegar a la máxima categoría. Y para hacerlo se necesitan muchas cosas que son muy difíciles de conseguir en Chile. Pero si te atreves a ir a contracorriente igual existen chances. Ese el partido que me estoy jugando ahora”, añade.
“Todo piloto que ingresa al automovilismo, su meta es la Fórmula 1. Pero llegar ahí es muy difícil, a diferencia de antes. El circuito más cercano es Brasil. Al estar en ese ambiente la gente conoce a personas y se interesa. Tenemos por lo menos treinta pilotos corriendo fuera”, dice Mauricio Melo, presidente de la Federación Chilena de Automovilismo Deportivo. Y agrega: “Se deberían potenciar los promotores, quienes son los que hacen los eventos, como la Fórmula E. Esa carrera la tuvimos en Chile hasta 2020”.
El creciente interés por el automovilismo en Chile hizo que Eliseo Salazar tomara un avión para radicarse nuevamente en Chile. Está a punto de lanzar un proyecto en Mall Plaza Norte con karts eléctricos. Invirtió US$ 500 mil y recibió el apoyo de Entel y Enel X, el brazo de energía renovable de la firma italiana.
“Cuando vino la Fórmula E a Chile la gente me preguntó por qué no teníamos pilotos participando. Les respondí que tenían que partir de chicos con el karting. Ahí uno se da cuenta de los niños que tienen talento”, dice el ex piloto.
Y concluye: “La idea es hacer lugares más grandes, con una inversión de varios millones de dólares, similar a lo que hace Carlos Sainz en España”.