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Opinión

Columna de J.J.Jinks sobre violencia en los estadios: "Es un tema que hemos tratado con indolencia supina gobierno tras gobierno"

Columna de J.J.Jinks sobre violencia en los estadios: "Es un tema que hemos tratado con indolencia supina gobierno tras gobierno"

Para Colo Colo un desastre mayúsculo, probablemente terminará eliminado de la Copa Libertadores y toda la fiesta del centenario manchada por la calamidad. Pero esto no es nada al lado de lo que significa para la sociedad en su conjunto. Son muchos años en que estas desgracias se repiten cada tanto y nadie hace nada.

Por: Equipo DF MAS | Publicado: Sábado 12 de abril de 2025 a las 21:00
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Era una fiesta. Colo Colo debutaba como local en la Copa Libertadores luego de haber accedido al cupo como campeón del fútbol chileno. Estadio repleto, la ilusión de los hinchas a tope y una camiseta lindísima que hacía honor al centenario que cumple este año el equipo más popular de Chile. Ese es un lado de la medalla. El otro es terrorífico y un espejo del país.

Dos niños muertos en medio de turbas que buscan entrar al estadio sin pagar la entrada, un partido que se juega igual como si aquí no hubiese pasado nada y luego la irrupción de los vándalos por medio de la violencia a la cancha conllevando la suspensión del partido.

Para Colo Colo un desastre mayúsculo, probablemente terminará eliminado de la Copa Libertadores y toda la fiesta del centenario manchada por la calamidad. Pero esto no es nada al lado de lo que significa para la sociedad en su conjunto. Son muchos años en que estas desgracias se repiten cada tanto y nadie hace nada. Este es un tema que ha sido adecuadamente resuelto en muchas partes del mundo y que nosotros hemos tratado con indolencia supina gobierno tras gobierno.

No hay que ser un genio para darse cuenta que para ello se requiere de institucionalidad, recursos, tecnología, pero por sobre todo de voluntad. La convicción real de sacar a los delincuentes de los estadios.

El gobierno mecánicamente acepta o le pide la renuncia – a esta altura qué importa – a la periodista encargada de Estadio Seguro (amarga broma) y nos llenamos de declaraciones altisonantes y no mucho más. Es imposible no cargarle, aunque sea un poquito, la mano al oficialismo recordando el paraguas político que le dio a las barras bravas en los aciagos días del estallido social.

“Perdimos tanto tiempo peleando entre nosotros” decía el famoso cartel de las barras unidas en torno a la violencia post octubre y la borrachera revolucionaria llegó a hablar de neobarrismo social para darle una pátina sociológica a los bombos y cánticos con sonsonete pasado a plagio del otro lado de la cordillera. Vergüenza ajena dan hoy día esa cumbre de insensatez colectiva.

Es fácil descansar culpando al actual gobierno donde la ineptitud campea, pero es demasiado cómodo a la vez pues este es un gato que lleva sin cascabel demasiado tiempo. Sin embargo, incluso en el desánimo y adversidad siempre es posible, si uno hace un esfuerzo de perspectiva de mediano plazo, encontrar un camino.

La pelota está dando bote en el área chica para las actuales autoridades, pero muy especialmente, para las futuras. Dado el impacto que tiene el fútbol en la sociedad, hacer un cambio sustantivo y sostenible en la seguridad de los estadios sería un gesto muy valioso para que la sociedad chilena sienta en forma palpable que recupera parte del terreno cedido a la criminalidad.

Mucho más que la guerra de estadísticas sobre si subieron o bajaron los robos y asesinatos entre oficialismo y oposición se requieren de medidas concretas, a primera vista todas a la mano, que permitan que las familias puedan ir al estadio sin temor a ser cogoteados. El día que eso pase cantaremos todos de Arica a Magallanes.

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