Hace pocos días, luego del que imaginamos fue un arduo debate y una compleja coordinación, el presidente de Renovación Nacional, Rodrigo Galilea, y el senador Manuel José Ossandón propusieron al país establecer el día 5 de septiembre como el Día Nacional de la Longaniza. Pocos días después, la diputada Ximena Ossandón, hermana del senador, fue la vocera de un grupo de diputados que intempestivamente señalaron en concurrida conferencia de prensa que habían decidido nada menos que acusar constitucionalmente al Presidente de la República. La frivolidad, memez y falta de sentido estratégico del planteamiento dejaron a todo el mundo indignado y estupefacto. Por supuesto, Galilea no estaba enterado de que diputados de su partido iban a promover el descabezamiento del país para obtener una supuesta y más que discutible ganancia política de cortísimo plazo.

Si bien la ridícula acusación se logró desactivar relativamente rápido ante el nulo apoyo obtenido, la mancha quedó. La mácula que da cuenta de una derecha en estado de descomposición que da vergüenza a sus partidarios y les alegra la vida a sus adversarios. Esto se da en un contexto de un Gobierno con múltiples dificultades en temas prioritarios para la ciudadanía como crecimiento y seguridad, temas donde históricamente la derecha ha tenido fortalezas por lo menos desde el punto de vista de la apreciación de la población. Si somos honestos los números duros no necesariamente acompañan la percepción. Cuenta hoy por lejos con la candidata con más posibilidades de acceder a la presidencia el próximo año, y pese a todo ese viento de cola la situación es lamentable.

Cuando en febrero de este año muere el exPresidente Piñera, fueron varias las voces que alertaron que su ausencia se notaría más allá de lo obvio. Piñera cumplía un rol de articulador del sector, un maestro del garrote y zanahoria, que le permitió no sólo ser dos veces Presidente sino también el político más poderoso y relevante de la derecha en varias décadas. El vacío se hizo presente con fuerza con una horrible negociación municipal presentando múltiples candidaturas a ciudades relevantes y ahora con el desorden y falta de unidad de estas últimas semanas. Cuesta imaginar que con Piñera presente la situación sería la misma.

Esto también da cuenta de debilidades en liderazgo de Evelyn Matthei. Si bien nadie le puede pedir que se transforme de un día para otro en Piñera, tarea titánica e imposible para cualquiera, su prescindencia en el devenir de los partidos que la apoyan parece no estar funcionando. Su estilo de llanera solitaria le ha funcionado históricamente bien y la tiene hoy cómoda en la pole position, pero es tal el desastre que muestran sus bases que ya han comenzado a aparecer voces que le temen a ganar la presidencial por las dificultades de gobernar con esta coalición. Y quizás no se equivocan en sus sobresaltos.

Quedan pocas semanas para la elección municipal, las últimas encuestas muestran que va a estar estrecho en Santiago, Valparaíso, Viña del Mar, Puente Alto, La Florida y Concepción, puros municipios que la derecha debiese aspirar a ganar y que están en cuestión en buena parte por el despelote de las últimas semanas. Quizás sea la propia ciudadanía quien decida que, en realidad, es mejor que el sector se dedique sólo a temas tan importantes e imprescindibles como el Día de la Longaniza.