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Opinión

J.J.Jinks: "Sigue habiendo un país donde es posible invertir y hacer negocios"

J.J.Jinks: "Sigue habiendo un país donde es posible invertir y hacer negocios"

Las cosas se han ido ordenando y si bien bajamos un escalón importante y el desarrollo se nos escapó varios años, sigue habiendo un país donde es posible invertir y hacer negocios. Esa es la cara, el sello es lo conocido esta semana sobre la operación gubernamental para echar abajo el proyecto de Fundamenta en Ñuñoa. Hemos sido testigos con estupefacción de cómo autoridades recién llegadas se confabulan vía WhatsApp para inventar excusas para rechazar un proyecto que ha cumplido todas las exigencias legales.

Por: J.J. Jinks | Publicado: Sábado 24 de diciembre de 2022 a las 21:00
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No hace mucho la sensación imperante entre el mundo empresarial es que el país se estaba yendo por el resumidero a gran velocidad. Como el mundo de los negocios suele poner su dinero donde pone su boca, fueron cifras enormes de millones de dólares que volaron del país y que difícilmente volverán.

Los banqueros privados que llevaban décadas tratando de educar a los ricos chilenos diciéndoles que diversificaran, que no era lógico tener todos los huevos en la canastita llamada Chile, habrán levantado sus cejas con sorna cuando sus clientes se atolondraban por diversificar a la velocidad de la luz. El país se estaba hundiendo y soldado que arranca sirve para otra batalla.

Pero no se hundió. De a poco las cosas se han ido ordenando y si bien bajamos un escalón importante y el desarrollo se nos escapó varios años, sigue habiendo un país donde es posible invertir y hacer negocios. Prueba de ello han sido las adquisiciones realizadas por insignes empresas chilenas como Empresas Copec al comprar la operación de Blue Express, y Empresas Carozzi al hacer lo propio con Helados San Francisco de Loncomilla.

Son empresarios chilenos apostando fuertes sumas de dinero por buenas compañías y marcas, pero en el fondo lo están haciendo por el país. La única forma de rentabilizar estas adquisiciones, más allá de las sinergias que puede haber, es a través de importantes tasas de crecimiento que solo se dan en un país próspero y pujante.

Un caso similar es el de la peruana Gloria al adquirir la emblemática empresa láctea Soprole a la compañía neozelandesa Fonterra, dando también su voto de confianza a la estabilidad económica de Chile. Todo esto ha ocurrido en los últimos meses, insuflando una bocanada de optimismo al ambiente de negocios local.

Esa es la cara, el sello es lo conocido esta semana sobre la operación gubernamental para echar abajo el proyecto de Fundamenta en Ñuñoa. En un país semi serio, el vetar un proyecto que involucra decenas de millones de dólares y cientos de empleos se hace solo por fundadísimas razones técnicas, aquí hemos sido testigos con estupefacción de cómo autoridades recién llegadas se confabulan vía WhatsApp para inventar excusas para rechazar un proyecto que ha cumplido todas las exigencias legales. ¿Cómo se puede invertir en un país en que ocurre tamaña frivolidad a nivel estatal? Toda indignación es poca frente a este flagrante abuso de poder.

Detrás de este deprimente caso subyace un desconocimiento muy grande del mundo de la empresa y de la economía. No hay conciencia de que es la inversión la que genera la posibilidad de tener empleos y mejores sueldos. Los países no crecen porque sí o porque uno quiere, es imprescindible que haya empresarios que arriesguen su dinero para hacer buenos y malos negocios (ojalá buenos).

Esta lógica básica y elemental parece ciencia oculta para algunos de nuestros gobernantes que miran con sospecha al mundo de la empresa sin darse cuenta de que el éxito del gobierno está íntimamente ligado a la suerte de quienes desprecian. Mientras antes entiendan esa maldición gitana, mejor para ellos, mejor para Chile.

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