Opinión
J.J. Jinks: "Todos sabíamos que este tinglado no podía ser la idea de un par de mandos medios"
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Todos sabíamos que el fundador de Democracia Viva, Daniel Andrade, y el ex Seremi del MINVU, Carlos Contreras, estaban bajo la lupa de la fiscalía. Sin embargo, el impacto que genera verlos detenidos y esposados es como si uno se enterara por primera vez del acto de corrupción.
En un mundo donde todo es inmediato y lo que no ocurre en un santiamén es descartado, el paso canåsino de las instituciones de justicia nos suele exasperar, pero a la vez nos permite sorprendernos cuando las cosas ocurren aun cuando en teoría éstas fuesen esperables.
El goteo de noticias en torno a Democracia Viva de los últimos meses alcanza su clímax en el momento en que la PDI detiene a los ejecutores directos del enjuague de platas públicas destinadas a financiar redes políticas territoriales de Revolución Democrática como cándidamente lo describió su entonces presidente el senador Latorre. “Nadie ha robado aquí”, agregó con una más que preocupante, pero no sorpresiva, confusión de conceptos.
Todos sabíamos que detrás de este entuerto armado alrededor del círculo de confianza de la diputada Catalina Pérez tenía que haber una serie de conversaciones y arreglines, pero otra cosa es la combinación de risilla nerviosa y amargura en el paladar al leerlas. Si bien en estos días hemos tenido acceso a sólo una muestra de ellas, muchas de ellas habrán sido sin dejar huella, otras han sido borradas, pero han tenido la delicadeza de dejarnos algunos petit bouche.
“Te tengo un proyecto que involucra lucas allá en Antofagasta” le decía un emprendedor Andrade a una concejala RD, por supuesto, de esa ciudad. Ese proyecto no era otra cosa que esquilmarle platas ingentes al Estado usando como subterfugio a los más vulnerables entre los vulnerables: personas que viven en campamentos.
Eso hicieron en el partido de los moralmente superiores, es cierto que a esta altura esa frase es casi un cliché, pero en este caso la brecha entre la autopercepción y la acción es tan obscena que feliz pago el costo de la falta de originalidad.
Todos sabíamos que este tinglado no podía ser la idea de un par de mandos medios como Andrade y Contreras. Las ideas de Iñigo Errejón traspasadas a sus clones chilenos sobre todas las formas de lucha a la hora del financiamiento tienen que haber sido apuntadas con la dedicación y cuidado que le damos a cualquier consejo extranjero, más aún siendo Podemos y Sumar los espejos del frenteamplismo local.
No obstante, enterarse de que la ex subsecretaria de Vivienda y nada menos que el jefe de asesores de la presidencia de Chile, Miguel Crispi, están llamados a declarar como imputados no deja de sorprender sobre los alcances devastadores para el otrora principal partido del Frente Amplio.
Todo hace indicar que estamos frente a un diseño cupular para utilizar fundaciones y ONGs para financiar irregularmente la política mediante sueldos y suelditos para militantes y generar una estructura clientelar que pudiese ser activada a la hora de las elecciones. Cuesta creer que esto se hubiese desarrollado sin el conocimiento de Jackson, Crispi y compañía, mejor ni especular quién es parte de esa compañía para no debilitar la república.
El caso Democracia Viva se ha convertido en un desangre para el gobierno, las fallas de gestión en los distintos campos de acción son notorios y evidentes, lo que quedaba para rescatar era la pulcritud e higiene moral de la juventud, después de este caso no queda nada de eso. Si las cosas siguen así, no nos extrañemos si en un tiempo más terminan varios próceres compungidos confesando: “todos sabíamos”.