Opinión
La columna de J.J. Jinks: El problema de fondo
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Como una película de horror en rotativo, esta semana ha ocurrido una nueva matanza de niños y sus profesoras en Estados Unidos. Esta vez le tocó a una pequeña localidad de Texas donde un joven de dieciocho años irrumpió en un colegio primario para asesinar a quien se le pusiera por delante.
Ya son incontables las veces que esto ha sucedido y luego de pasado el espanto increíblemente nada cambia y simplemente se activa el cronómetro para esperar la próxima pesadilla.
Una lectura poco razonable de la segunda enmienda de la Constitución y un lobby feroz por parte de los intereses ligados a las armas han paralizado cualquier gestión destinada a dificultar el acceso a cualquier persona a todo tipo de armamento.
El tema no resiste análisis y los datos (y las muertes de inocentes) están accesibles para todos, pero nada cambia. Peor aún tenemos que tolerar a pergüetanos como el senador Ted Cruz que buscan embolinar la perdiz en medio del drama.
El problema de fondo nos dice Cruz es la salud mental de nuestros jóvenes, es ahí donde tenemos que poner nuestros esfuerzos. Mientras tanto cualquier estadounidense puede comprar una o varias metralletas en el local de la esquina mostrando solo la licencia de conducir.
La muerte también nos visitó a nosotros. El trabajador forestal Segundo Catril Neculqueo fue asesinado por los grupos terroristas que operan hoy a su antojo en la Araucanía. Comienza a ocurrir que la capacidad de sorpresa, aún cuando uno luche contra ello, se comienza a disipar. Ya es parte del paisaje la interrupción de caminos, el robo de madera, la quema de inmuebles y los disparos a inocentes.
Poco a poco deja de ser noticia pues tristemente ocurre a diario. Esta vez le tocó a un trabajador mapuche lo que simboliza la total sin razón detrás de la destrucción y terror que sufre una cada vez más extendida zona de nuestro país.
Así como el senador Cruz tenía su diagnóstico para los crímenes de escolares nuestra flamante Ministra del Interior tiene el suyo para el polvorín en que está convertida la Macrozona Sur. El problema de fondo es la devolución de tierras y la pobreza y a eso está abocado el gobierno, por tanto enviar a Carabineros y a las Fuerzas Armadas a controlar la violencia desatada hoy no es prioridad.
Las angustias de la población que vive en la zona se acrecientan día a día y con justa razón muchos de ellos sienten que el Estado de Chile los ha abandonado.
El problema de fondo de los problemas de fondo identificados por Cruz y Siches son las anteojeras ideológicas que les impiden ver lo evidente.
La realidad siempre será más fuerte que los devaneos mediante los cuales se busca cuadrar el círculo buscando acomodar los hechos a los pies forzados personales. En las antípodas del espectro político internacional se las arreglan para no enfrentar los hechos y en medio del drama humano elaboran teorías no sustentadas por ningún elemento salvo los deseos infructuosos de tener la razón.
En ambos casos, es suficiente.