Opinión
La columna de J.J. Jinks: El viaje
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En 1972 el entonces presidente Richard Nixon realizó una histórica visita a la República Popular China. En medio de la guerra fría, el viaje del presidente norteamericano durante siete días por la China comunista incluyendo una reunión con su líder Mao Zedong marcó un hito en el proceso de distensión entre dos grandes potencias que prácticamente no tenían comunicación y donde la desconfianza campeaba.
La visita, no solo tuvo implicancias relevantes desde el punto de visto geopolítico y de las relaciones internacionales, quedó también incorporada como parte de la cultura popular a partir del dicho “Only Nixon could go to China” (Solo Nixon pudo ir a China).
Nixon fue desde siempre uno de los Republicanos más duros frente a los regímenes comunistas por lo que estaba libre de sospecha y de riesgo de ser tildado de blando o ingenuo dado su propósito de normalizar relaciones con China, para cualquier otro presidente estadounidense le habría sido mucho más costoso.
Cincuenta años después, nuestro presidente enfrenta otro tipo de desafíos, pero no menos importantes para la convivencia nacional. La violencia y el desorden parecen estar totalmente fuera de control en los últimos meses.
La tasa de incremento en robos y homicidios es brutal y ya es parte del paisaje, muy triste por lo demás, leer sobre un ajusticiamiento aquí y un ajusticiamiento allá. Disparos en la calle pasó a ser parte de la habitualidad y cada vez es más difícil sentirse seguro en las actividades cotidianas.
Por su parte, los escolares de los principales colegios públicos del país como si nada queman buses para protestar y a nadie parece importarle mucho, por supuesto, nadie sabe cuál es el reclamo esta vez y la verdad es que a esta altura da bastante lo mismo.
Ese es el país normal, pues en la Araucanía la situación es muchísimo peor, simplemente no impera ni un remedo de estado de derecho y sus habitantes están expuestos a todo tipo de riesgos y matonajes día tras día.
Si bien las situación de violencia venía agravándose desde el estallido, el par de meses que lleva el Presidente Boric en el poder han sido muy malos en este aspecto. Es difícil dimensionar cuánto tiene que ver en ello el coqueteo permanente con la violencia que hizo la coalición gobernante mientras les fue funcional para sus objetivos políticos.
Las declaraciones y votos de los principales rostros del gobierno en los últimos años están siempre en contradicción con lo que hoy intentan proponer al país. Esto, sin duda, les impone un desafío mayor de gobernabilidad, pero a la vez les abre una oportunidad.
La oportunidad está en que utilizando la legitimidad que les da ser un gobierno reconocidamente de izquierda, de un giro y respalde genuinamente y como es debido a Carabineros para reprimir los desórdenes y delitos que ocurren a diario en el país.
A su vez, reconozca su error (incluso puede no recocerlo si prefiere) y reponga a los militares en la Araucanía con el necesario soporte político para que puedan actuar y controlar el desbande actual. Si así fuera, seguramente algunos costos políticos al interior de la coalición tendrán que pagar, pero la ciudadanía los terminará premiando. Si Nixon pudo viajar a China, bien Boric puede hacer el suyo.