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Opinión

La columna de J.J.Jinks: la fiesta de la casta

La columna de J.J.Jinks: la fiesta de la casta

La niña símbolo de la casta de estos días es Marcela Cubillos a quien vemos indignada repartiendo palos a quien se le cruce al frente ante las críticas de un sueldo con pinta de otra cosa.

Por: J.J. Jinks | Publicado: Sábado 28 de septiembre de 2024 a las 21:00
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Nuestra manía de importar usos y costumbres desde nuestros vecinos argentinos es, a esta altura, una forma de ser chilenos. Somos bien chilenos en la medida que copiamos lo que nos llama la atención al otro lado de la cordillera.

Así tenemos a nuestras barras bravas futbolísticas cantando todo su repertorio de Arica a Punta Arenas con un sonsonete bonaerense indistinguible del original. Como el aprendiz a veces supera al maestro, hemos llevado el nivel de violencia y de imbricación de las barras con el crimen organizado a niveles que haría palidecer a la 12, la famosa barra brava de Boca Juniors.

Nuestros jóvenes, por su parte, incorporan con toda naturalidad a sus carretes ese trago horrible que es el fernet, y cada día son más los que se pasean tomando mate como parte de su día sin tener que dar ninguna explicación. El espejo donde se miran es bien claro.

Hago este preámbulo para sentirme un poco menos ridículo al hablar de la casta. Esa conceptualización del mundo político y sus tentáculos que con gran éxito le ha permitido a Javier Milei ponerse en oposición a ella del lado del pueblo argentino, y que le ha dado su soporte no solo para llegar a la presidencia, sino que lo sigue bancando ante el ajuste feroz e imprescindible que está llevando a cabo.

Nosotros por acá como buen remedo trasandino tenemos nuestra propia versión y que le ha dado por lucirse en las últimas semanas.

La niña símbolo de la casta de estos días es Marcela Cubillos a quien vemos indignada repartiendo palos a quien se le cruce al frente ante las críticas de un sueldo con pinta de otra cosa. Una universidad como refugio de múltiples políticos y funcionarios de derecha a la espera de llegar al Gobierno y que se abra la temporada de contrataciones.

Uno esperaría al menos cierta prolijidad en los montos y funciones, pero Marcela nos ha enseñado estos días que la libertad es libre. Las universidades no son el único lugar donde hibernan nuestros políticos, de hecho, viene a ser una innovación, el lugar preferido por lejos son los municipios. En municipalidades de todos los colores encontramos a múltiples asesores de asesores llevándose un saludable cheque mensual por tareas que podrían ser obviadas, por decirlo de alguna forma elegante.

El exministro Ward encarna el mejor ejemplo, estaba contratado al mismo tiempo por la Universidad San Sebastián y por la Municipalidad de La Florida sin que la primera supiese de ese detalle, en una desgraciada carambola tuvo que salir de ambos albergues.

La izquierda y el oficialismo indignados con Marcela, a quien le tienen una que otra cuenta que cobrar, han sacado todo tipo de artillería para golpear a la candidata a alcaldesa. Para ello se requiere sólo de un micrófono y de una cara dura importante. Son miles los funcionarios contratados en el Estado haciendo peguitas insondables con cargo a nosotros los contribuyentes.

Como si eso no fuese suficiente, crearon el mecanismo de las fundaciones para inyectar plata estatal para despliegue territorial en futuras campañas. Hace pocos días sacaban a una funcionaria de su trabajo en el equipo de Chile en la OCDE para hacerle un espacio al expresidente RD Diego Vela en la bella París con un salario acorde.

Es la casta en acción, de lado y lado. Nosotros los ciudadanos que pagamos impuestos estamos al medio financiando la fiesta. La pregunta es hasta cuándo, boludo, hasta cuándo.

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Los Bukele, los Trump, los Milei han operado en realidades muy distintas a la chilena y es muy importante que la derecha lo aprenda y lo aprehenda para no enterrarse en arenas movedizas como lo hizo Cubillos.

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