Vaya pesadilla armar un evento anual con bombos y platillos para vender la marca Chile en el exterior y que las autoridades terminen balbuceando explicaciones frente a los inversionistas extranjeros. Es lo que acaba de ocurrir en París y en Londres donde Pardow y Marcel se encontraron cara a cara en el Chile Day con la preocupación y frustración del mundo que financió con capital y deuda miles de megawatts de generación a través de lo que se conoce como Pequeños Medios de Generación Distribuida (PMGD).

Lo que ha hecho el gobierno desde el Ministerio de Energía es particularmente grave pues en la búsqueda de financiar los subsidios a las tarifas eléctricas no ha encontrado nada mejor que cambiarle las reglas a las PMGD afectando gravemente los ingresos y con ello la capacidad de pago de sus financiamientos. Absolutamente nada tiene que ver una cosa con la otra, si el gobierno quiere levantar recursos para su proyecto de subsidios no hay ninguna razón para perjudicar a cientos de inversionistas que creyeron en la seriedad del país. ¿Por qué les tocó a ellos? Por quemados no más. Dado que el problema es el alza de tarifas del sector eléctrico decidieron pegarle el sablazo a alguien que anduviera por ahí cerca generando un precedente nefasto si se llega a concretar.

Parte del problema es el total desconocimiento de nuestras autoridades de como funciona el mundo de los negocios. Si tenemos suerte vienen de la academia, si no vienen de la política universitaria. Para buscar recaudar alrededor de US$ 150 millones, una cifra inmensa para usted y para mí, pero muy menor en el contexto de las arcas estatales se han indispuesto con fondos de inversión y operadores a nivel global y con la banca internacional. El negocio de las PMGD es de una rentabilidad ajustada y con el corte de pelo que les quiere pegar Pardow arriesgan a dejar de ser rentables y muchos de ellos no podrán pagar sus deudas. Por esto tan indignados como los inversionistas están los bancos acreedores quienes ven con pavor que sus deudores les levanten las manos y les entreguen las llaves para acceder a los portones que resguardan miles de paneles solares repartidos por todo Chile.

No hay que ser un genio para las finanzas para intuir que cualquier proyecto que se estuviese analizando hoy se encuentra detenido a la espera de ver cómo se resuelve el entuerto. Si bien cuesta creer que el gobierno persista en su contumacia ha seguido dando señales preocupantes. Entrando al mundo de los sofistas Pardow señaló post Chile Day que “el concepto de cambio en las reglas del juego depende de cómo uno lo use”. Difícil saber qué quiso decir, pero lo que es claro es que daño a la reputación de Chile como un país serio para recibir inversión extranjera dada la estabilidad de sus reglas no se va a resolver con jueguitos de palabras.

El gobierno ha formado publicitadas comisiones para destrabar proyectos de inversión y de un plumazo revierte lo avanzado enviando un proyecto cuyas consecuencias dañinas para la credibilidad eran altamente previsibles. Es probable que Pardow no entienda las consecuencias, pero seguro que Marcel sí. Es hora de echar marcha atrás.