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Opinión

La columna de J.J.Jinks: Pecados

La columna de J.J.Jinks: Pecados

Tener perspectiva, sin duda, ayuda a evaluar con ponderación los hechos del pasado, pero una de las pocas cosas buenas de meter la pata es aprender algo y no necesitar del tiempo para apreciar hechos similares.

Por: J.J. Jinks | Publicado: Sábado 13 de enero de 2024 a las 21:00
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Hablemos de pecados. A diferencia de la mayoría de los delitos los pecados no prescriben. Quedan dando vuelta en ese mar turbulento y traicionero que llamamos conciencia para salir a flote cuando menos lo esperamos. Muchos, si no la mayoría, de los más aguerridos y entusiastas actuales defensores de los años de la Concertación como coalición gobernante fueron (fuimos) tenaces opositores a esos mismos gobiernos. No nos contentamos con votar por candidaturas alternativas, también consideramos en su momento que eran gobiernos mediocres donde Chile no tenía un rumbo claro.

Crecimiento sostenido sobre 5 y 6 %, tratados de libre comercio por doquier, privatizaciones transparentes de servicios básicos, concesiones de carreteras, ampliación de las libertades cívicas, profundización de la democracia, nada era suficiente, bastaba que quisieran modificar un impuesto o una regulación laboral para que pusiéramos el grito en el cielo. Nunca reconocimos nada hasta que fue tarde y nos dimos una voltereta boriciana para abrazar lo que habíamos desdeñado con vergonzante frenesí. Pecamos.

Tener perspectiva, sin duda, ayuda a evaluar con ponderación los hechos del pasado, pero una de las pocas cosas buenas de meter la pata es aprender algo y no necesitar del tiempo para apreciar hechos similares. La vida nos ha dado una oportunidad de resarcirnos con el notable control de la inflación llevado a cabo por las instituciones chilenas. Por supuesto un lugar destacadísimo en ello lo tiene el Banco Central liderado con brillantez y firme timón por Rosanna Costa y el resto de los consejeros.

Una institución de lujo que nos debiese enorgullecer y que ha dado esta semana un paso más para mantener su prestigio al nominar a un reconocido economista como Claudio Soto para reemplazar a Pablo García luego de cumplido los 10 años en el órgano emisor. Todo world class por donde se le mire.

Como no podemos evitar rivalizar y confrontar incluso frente a las buenas noticias, rápidamente transformamos el control de la inflación en una disputa entre el rol del Banco Central y el Ministerio de Hacienda dirigido por Mario Marcel. Es cierto que algunos oficialistas se pasaron de listos tratando de canonizar a Marcel olvidándose de Rosanna y los suyos, pero lo mismo ocurrió viceversa.

La tarea del Banco Central apretándonos y amargándonos la vida con la tasa de interés habría sido totalmente en vano si no hubiese contado con el decidido apoyo de un gobierno que restringió el gasto buscando hacer carne su discurso de responsabilidad fiscal. Si el gobierno hubiese salido a endeudarse para continuar la fiesta del gasto habría encontrado pullas tecnocráticas, pero probablemente habría logrado más de un aplauso en las encuestas de apoyo.

La cara visible de esto es la de Marcel, pero no podemos olvidar que para que él haya podido sujetar firme las riendas tuvo un decidido y explícito respaldo político del Presidente Boric. Su gobierno está al debe en muchos aspectos, pero en éste ha cumplido en forma sobresaliente.

Un gobierno de izquierda con pulsiones revolucionarias adolescentes ha contribuido a domesticar una inflación que en algún momento pareció desbocada. Que sean ellos mismos los que en su momento la alimentaron, jode un poco o más que un poco, pero es harina de otro costal. No vaya a ser que por no reconocerle ninguna a nuestros gobernantes terminemos alabándolos en algunos años más. Esa sí sería dura penitencia y, peor que eso, merecida.

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