El lunes aterrizó en Chile Cayetana Álvarez de Toledo, periodista, historiadora y política española, militante del Partido Popular (centro derecha), diputada por Barcelona.

Su agenda fue hiper cubierta por los medios -dio una charla en La Otra Mirada, ligada al empresario Nicolás Ibáñez y organizada por la gestora cultural Titi Guzmán; fue a la Convención Constitucional; y se reunió con jóvenes de centroderecha en Res Pública-, pero hubo otras actividades que “pasaron coladas”.

Entre ellas, un encuentro en la Galería Jorge Carroza, en Vitacura, organizado por Ibáñez y al que asistieron líderes de opinión de diversos sectores, entre ellos, Cecilia Morel, Lucía Santa Cruz, Ximena Rincón, Andrés Benítez, Bernardo Larraín Matte, Leonidas Montes, Luis Larraín, Jorge Errázuriz, David Gallagher, Fernando Barros, Cristián Bofill, Gerardo Álamos, Fernando Alvear y constituyentes de centroderecha, entre otros.

Hablaron de política nacional, de la crítica visión que ella tiene del proceso constituyente, y similitudes con España. Lo otro que no se supo, fue un encuentro privado con Sebastián Piñera, donde también analizaron la contingencia nacional y, el tema que ahora a ella más le preocupa, la Convención. Aquí, algunas reflexiones de su viaje a Chile, horas antes de emprender vuelo a Buenos Aires, donde se reuniría con políticos y con su familia materna.

“Nací en Madrid por casualidad porque me adelanté un mes (octubre, 1974), soy ochomecina, pero los planes eran que naciera en Buenos Aires. Vivimos en Londres hasta los 7 años, mi hermana, mi madre y yo. Y a partir de los 7, mi madre (la argentina Patricia Peralta-Ramos y Madero) quería que tuviéramos vínculos familiares y raíces en su país de origen, que es Argentina (su padre, Juan Illán Álvarez de Toledo y Giraud, XIV marqués de Casa Fuerte, combatió con la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial después del desembarco de Normandía).

Entonces decidió que nos trasladáramos de Londres a Buenos Aires. Ahí viví hasta los 17 años, es decir, toda la etapa de niñez, infancia y adolescencia. Fue hasta terminar el colegio. Ahí postulé a Oxford (se licenció de Historia Moderna) y me fui. En esos años conocí Chile. 

El viaje que más me marcó fue uno con mis amigas, era el fin de año, cuando teníamos 17 años. Cruzamos a caballo desde Mendoza, salimos de una estancia e hicimos una travesía a caballo que duró 13 días. El recorrido fue como una herradura: entramos en medio de la cordillera, íbamos 8 amigas y seis baqueanos y había un grupo de fotógrafos franceses que esos días preparaban un reportaje sobre la cordillera chilena.

Lo recuerdo como mágico y casi místico: dormíamos en saco de dormir a cielo abierto, hacíamos almohadas con monturas. No había ni seres humanos, carreteras, nada. De pronto una manada perdida de caballos que aparecía. Recuerdo bañándome en los ríos helados, la maravilla del sufrimiento y shock de esa agua helada extraordinaria, y luego bajando a caballo por las laderas cubiertas de ceniza volcánica. 

Esos años mi madre compró una casita en Maicolpue, cerca de Tril Tril, en la costa de la Región de Los Lagos. Es un pueblecito donde no hay nada, no teníamos luz eléctrica, se llegaba cruzando el río en un carro de bueyes. Remigio era el hombre que construía esas cabañas de madera entremedio del bosque de arrayanes.

Recuerdo de pequeña tocando los arrayanes, con esa corteza rojiza y fría. Y desde esas cabañas bajabas por las rocas a la playa. Recuerdo que estaban llenas de algas. Recuerdo las tardes, antes que se escondiera el sol llenábamos la casa de velas y ya al atardecer las prendíamos. Recuerdo también por las tardes las orcas que nadaban por ahí. Hermoso.

Mi madre tiene un instinto bastante explorador y le gustan las sitios solitarios y remotos, a mí también. Toda esta belleza y soledad, la inmensa belleza del paisaje chileno, sublime, de una grandiosidad y soledad que visto desde alguien que viene de Europa, notas más: estamos acostumbrados a lugares tan poblados y construidos que contrastan con este paisaje. Ahí pasábamos algunos días de los veranos. La casa sigue estando y existiendo. Vengo menos de lo que me gustaría”.

“Hay que presentar a los chilenos un texto a la altura de lo que Chile es, el modelo que ha sido y lo que puede ser, que les dé una democracia sólida. Es muy difícil volver atrás, se ha dado una etapa por cerrada, mal cerrada, porque se cerró a la fuerza. Y es una falsedad histórica que es la Constitución de Pinochet.

Dicho eso, lo importante ahora es definir la nueva etapa sobre argumentos racionales, sólidos, maduros, que den a Chile una oportunidad de fortalecerse como nación.

Los chilenos cuando vayan a votar, y rechacen este engendro de texto que segrega y divide a los chilenos, ya deben haber conocido el camino y las líneas maestras de la alternativa. No hace falta dar el texto entero, debe ser fruto de un acuerdo, de una conversación, de un diálogo de todos los chilenos, no de una parte contra otra como lo vemos ahora. Los partidos políticos deben tomar el liderazgo, es su responsabilidad. También los constituyentes.

Es una tarea urgente para toda la sociedad, que debe ser liderada por las élites políticas, sociales... pero los partidos y los que están en la Constituyente tienen una responsabilidad más grande porque son los que están en la trinchera.

Son ellos los que tienen que encabezar este proceso ofreciendo a la sociedad una alternativa, una tercera vía, que diga ‘no vamos a volver atrás, todo esto ha quedado en un barrizal, pero evidentemente la Constitución que está saliendo de la CC es disolvente y traerá decadencia para Chile. Hablé con líderes de diversos sectores, y veo que hay gente trabajando para construir una alternativa, por eso me voy con esperanzas, vi a muchos chilenos trabajando en lo que debe haber.

Detecto en sectores de sensibilidad ideológica diferente la consciencia de construir una alternativa. Se puede hacer una segunda transición y se puede hacer bien. Cuando fui a la Convención (el miércoles) no estuve con representantes de la izquierda, no estaban ese día ahí. Por lo que leí, les molesta mi presencia.

Se referían a mi hablando de la injerencia española en el proceso chileno. Pero lo que les molesta no es mi país, sino mis ideas, porque cuando estuvo Iñigo Errejón (diputado Más País) y Pablo Iglesias (ex ministro de España, militante de Podemos), no los criticaron”.

“Yo quiero seguir en política, tengo una gran pasión, se sufre pero se disfruta. Nunca me he planteado ser Presidenta, conozco mis limitaciones. Pero sí, todos los políticos queremos estar en primera línea, el que te diga lo contrario, miente.

Y voy a seguir batallando en primera línea para defender la democracia constitucional en España y también en otros países. La democracia liberal está en juego en muchos sitios del mundo, en Chile, Colombia, España, Ucrania, EEUU, Francia, muchos sitios.

Hay un nuevo clivaje, división, entre los demócratas liberales y quienes promueven fórmulas regresivas de involución hacia el tribalismo identitario y fórmulas identitarias. Hay que trabajar para aunar el orden liberal. Tenemos que trabajar unidos. Quiero construir una alternativa articulada con personas políticas, intelectuales, periodistas, académicos, gente de la sociedad civil, de la economía, que trascienda nuestras fronteras.

Así como la izquierda radical está organizada en estructuras que se organizan para desarticular regímenes democráticos, nosotros tenemos que defender el orden liberal en Occidente. Estamos en eso, dando forma a esta organización”.