Personaje
Pablo Zamora: “Veo un Estado con las intenciones de querer empujar el emprendimiento, pero no con la decisión ni con la velocidad que se requiere”
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El nombre del bloque donde dará la charla no dice mucho. O lo dice todo: Brechas sociales, abismos naturales. “Va a ser una charla bien poco ortodoxa”, dice quien expondrá el próximo 16 de enero en el Congreso del Futuro, Pablo Zamora, actual presidente de Fundación Chile, director del BancoEstado, asesor de la Cancillería, cofundador de NotCo, y hoy inversionista, director y consejero en una decena de startups chilenas y extranjeras.
Al otro lado de la cámara en las oficinas de la Fundación, con su pelo alborotado y sus anteojos grandes, habla a mil por hora: de la política, del Chile del futuro, de sus inversiones, y de lo entusiasmado que está por hacer todo lo que hace. De todos los sombreros que tiene, como él le dice.
Sobre la charla que dará por primera vez en el Congreso del Futuro, explica que no quiere hacer spoilers, pero intentará, dice, poner en contexto y ponderar cómo el conocimiento científico de cierto grado de profundidad termina aterrizando a los problemas concretos que existen y cómo se pone al servicio de la resolución de problemas.
“Va a ser parte de los aprendizajes de la vida que he tenido. He tenido una carrera científica bien poco usual, me ha tocado estar desde la Antártica hasta la selva, trabajando con comunidades indígenas, trabajando en ambientes prístinos, en reactores nucleares. Y a medida que yo he ido avanzando, me he ido dando cuenta de ciertas cosas que la ciencia por sí misma no era capaz de entregarme; como humanidad, empatía. Voy a tratar de repasar algunas lecciones que he tenido”, explica.
Y agrega: “Cómo un bioquímico de planta como yo, o cómo un ingeniero matemático o cómo un chef, son capaces de reconvertir su disciplina y ponerla al servicio de una problemática superior a la propia disciplina. O sea, el conocimiento te hace responsable. No conocer te hace indolente, pero conocer te debería hacer ser empático y mientras más profundizas en el conocimiento, menos contexto tiene y menos conocimiento del resto de la vida tienes”.
La economía del conocimiento es su bandera de lucha, reitera en esta entrevista, donde además se auto cataloga como “optimista encéfalocraneano. Soy optimista de facto, no creo que todo tiempo pasado fue mejor, sino que creo que las cosas sólo van a mejorar, pero cuesta mucho”.
- ¿Qué te mueve hoy?
- Me mueven muchas cosas. Estar sentado en la presidencia de la Fundación Chile, en el BancoEstado y tratar de apoyar a la gestión del Presidente Boric, es meramente querer aportar a que las cosas cambien y que Chile sea un mejor país. No tengo ninguna motivación de ningún tipo. No soy como otros personeros que están sentados en posiciones de poder con ambiciones de poder. No me interesan los cargos, no me interesa cooptar el poder, no tengo ningún interés más que el que las cosas ocurran.
Siento una responsabilidad política, no política partidista, en que si el Presidente de la República te llama a participar, hay que participar, y ponerle el hombro y servir al aparato público con la misma energía y el mismo corazón que le pondría a alguna de mis compañías o a hacer clases en una universidad.
Zamora, doctor en Biotecnología de la Universidad de Santiago, insiste en que la colaboración es algo inherente: “Desde el mundo científico y el mundo startup, si no colaboras, si no te abres, estableces relaciones, te vinculas, no funciona. Hay una lógica detrás de las personas que vienen de este mundillo que le hacen muy bien al aparato público. No milito, por lo tanto no tengo esa necesidad de andar ni cooptando ni empujando temas de intereses que no sean los que, creo, son los intereses de la mayoría”.
- ¿Cuánto te ha costado involucrarte en el mundo de lo público en estos dos años?
- Tratando de ser bien respetuoso en la instancia que estoy, generando todos los cortafuegos correspondientes, no meterme en temas que desde mis cargos públicos eventualmente podrían beneficiar a las empresas donde estoy invertido. Teniendo una mirada transversal y no transaccional, he logrado en estos dos años avanzar en los aspectos que me encomendó el Presidente.
- ¿Te han criticado por ser empresario, científico y de izquierda?
- Hay personas para las que estar sentado en la Fundación Chile siendo de derecha es lo más natural del mundo, pero estar sentado aquí como alguien de izquierda, es politizar la Fundación Chile. La gente de cierto perfil de izquierda condenan que una persona como yo participe en empresas y genere ese tipo de estructuras económicas. No puedes dejar contento a nadie.
Pese a que insiste en que es optimista, confiesa que lo que ha pasado en Chile a nivel político en los últimos años le preocupa. “Yo estoy seguro de que hay gente que renta, que vive y que es exitosa haciendo que la pelota se entrampe. Hay gente a la que la especulación y la incertidumbre les beneficia profundamente”.
Y dice: “En Chile la mayoría de los empresarios o gran parte del empresariado tradicional es profundamente político. Es tan político que financia campañas de extrema derecha sin ningún tapujo. Pero cuando algún empresario de otro sector político quiere apoyar, lo condenan por el hecho de que es una política distinta a la que ellos promueven.
Todas nuestras funciones tienen una responsabilidad política. El hecho de dirigir una compañía, por ejemplo. Yo siempre digo que las startups para mí son instrumentos políticos, y alguna vez alguien me dijo que yo estaba politizando las startups. Y no quiere decir que las politice, pero entender que son pequeñas sociedades, donde al igual que una empresa tradicional puedes replicar conductas, controlas el salario de las personas, las condiciones de beneficio, las relaciones laborales, cómo apoya el crecimiento de la familia, cómo te insertas en el territorio.
Cada una de estas unidades biológicas, como células que vas generando, tienen un grado de incidencia y uno se tiene que hacer responsable, y para eso hay que ser perceptivo con el entorno. Y muchas veces en Chile, quien generó la riqueza nunca necesitó del entorno, nunca necesitó ser empático y nunca necesitó conectar con nadie porque o heredó la plata, o hizo negociados en dictadura y le pasaron las compañías a precio de huevo”.
Y dice: “Hay un tipo de empresariado que quiere perpetuar este modelo, y para eso es importante que no avance el país, que no existan los acuerdos”.
Pone como ejemplo la reforma tributaria. “Es tan impresionante que la reforma tributaria que se presentó la última vez tenía una recaudación fiscal inferior a la reforma tributaria que estaba presentando Lavín en su programa de gobierno y aún así no la aprobaron. No estoy diciendo si es malo o bueno Lavín, estoy diciendo que fue una propuesta de una derecha que hoy día parece una derecha moderada, la UDI, comparado con lo que está ocurriendo, pero aún así no hay ánimo de avance”.
- Pero la desconfianza es mutua, la izquierda critica a los empresarios, policías, al sistema, y eso no se recompone de un día para otro.
- Sí, claro. El caso de corrupción de Carabineros, de los militares, de las municipalidades, los casos de corrupción hoy día en la Corporación de Las Condes, de Democracia Viva, dañan y socavan la cohesión social. Entonces la gente rompe ese vínculo y deja de creer en las instituciones, deja de creer en el de al lado. Estamos en una especie de atomización, y el sistema capitalista neoliberal donde refuerza los esfuerzos individuales, de algún modo le da la razón a esa apatía. Hay una descomposición y quienes estamos en puestos de incidencia, tenemos que ser capaces de resarcir eso en nuestras propias organizaciones.
Hay datos muy interesantes de la investigadora Katia Araujo, que mostraba cómo se ha degradado la percepción de la democracia, cómo hay un porcentaje importante de la población en Chile que prefiere un régimen distinto a la democracia para poder coexistir. Y no porque tengan espíritu antidemocrático necesariamente, sino que es porque ven que la democracia hoy día en muchos aspectos está haciendo agua.
Y no somos capaces de resolver los problemas estructurales y no somos capaces muchas veces de hacerlo, porque quienes nos gobiernan, quienes están tomando decisiones, no tienen la capacidad para resolver estos temas y legislar con la agilidad que se requiere, con la premura que se requiere y con la visión de mayoría que se requiere.
- Al igual que en varias empresas, una de las debilidades en el mundo del emprendimiento, es la falta de renovación. Buena parte son hombres, salidos de tres o cuatro universidades y de Santiago.
- Yo siempre digo que si sales como emprendedor de un liceo público de Futrono y fuiste a la Universidad de Los Lagos, partiste la línea base sin redes de contacto, sin acceso a capital. Para ser un emprendedor exitoso necesitas por lo menos tres cosas fundacionales: Acceso a capital, acceso a talento, y redes de colaboración.
Si no cuentas con esos tres elementos es muy difícil salir del ciclo del estancamiento en tu compañía. Y las personas que salen de estos colegios de élite y de universidad de la élite, ellos no tienen la responsabilidad en sí mismos de estar en esa élite, ellos son los privilegiados, no hay por qué condenarlos, pero ellos cuentan con una línea base mucho más robusta.
Entonces hay que ser mucho más ágil; Corfo tiene un rol muy importante ahí en tratar de descentralizar esta mirada. Hay que tener más incubadoras, más mentoría, disponibilizar más capital y muchas veces hay que trabajar más con esos emprendedores, porque la brecha de conocimiento necesaria para poder hacer un negocio exitoso es más grande.
- ¿Y ves hoy un Estado empujando el emprendimiento?
Veo un Estado con las intenciones de querer empujar en esa dirección, el emprendimiento, pero no con la decisión ni con la velocidad que se requiere. Hay temas que son difíciles hoy día, por ejemplo, transferirles recursos a una institución, después del tema de Democracia Viva.
Entonces todo se entrampa en la regulación, hay poco mandato del Estado y el Estado tiene un uso muy limitado de los recursos, porque sin reforma tributaria la billetera fiscal es mucho más ajustada y el mandato de austeridad de Hacienda hace que haya menos proyectos de inversión pública en este sentido.
Duele, dice, ver que los representantes políticos no logran empujar el carro hacia adelante. “Duele porque uno confía en este sistema. Yo particularmente y muchos de nosotros, volvimos a Chile con una motivación súper clara de querer aportar y contribuir, y cuesta avanzar. Yo no estoy para nada desesperanzado, pero vamos a pasar por movimientos telúricos por un buen rato, si es que no cambiamos la estructura, y para cambiar la estructura necesitamos orquestación, diálogo, coexistencia y colaboración”.
Y ahí vuelve a lo que están haciendo en Fundación Chile, donde están trabajando en “desarrollar herramientas que le van a permitir a Chile enfrentarse de mejor manera a ciertas transformaciones. Por ejemplo, en transformación laboral estamos trabajando fuertemente en reconversión, cómo aumentamos la capacidad de digitalización de las personas, cómo repensamos ciertas industrias, reconversión de proveedores, cómo pensamos el trabajo del futuro.
En temas del presente estamos trabajando en circularidad y agua. También abordando el desarrollo de ecosistemas de innovación. ¿Cómo podemos hacer que una economía basada en el conocimiento se vaya consolidando? Nuestros ejes son sustentabilidad y cambio climático; trabajos del futuro y mucho en minería e hidrógeno verde”.
Pero Zamora no ha dejado de invertir y estar en startups. Sabe, además, que hay complejidades en el ecosistema principalmente por problemas de financiamiento.
“Están difíciles los financiamientos, es verdad. Nunca me había pasado en mi trayectoria que se hayan desconocido tantos acuerdos. He estado en contacto con muchas compañías en que los financiamientos se habían comprometido y finalmente no llegaron.
Yo creo que la crisis pegó, no fue solamente una crisis de disponibilidad de capital, sino también de confianza, porque hubo muchos actores del ecosistema que cometieron muchos errores, voluntarios e involuntariamente, que le repercuten a las compañías y por eso muchas veces terminan cerrando por errores no forzados más que por errores propios”.
Su portafolio de participación en startups como inversionista, director o consejero incluyen: Spora Biotech (Chile), BioLumen (EEUU-San Francisco), MicroTerra (México), BifidIce (Chile, con oficinas en Rusia y Alemania), Pannex Therapeutics (Chile con oficinas en NY), Nuritas (Irlanda, con operación en todo EEUU), The Ganesha Lab, Rebel Factory, ByBugs, Flebo, Bode y Living Santiago.
Pero ahora está involucrado en “un proyecto muy grande, que voy a anunciar dentro de poco, que tiene un giro completamente distinto, muy lindo. Voy a partir con mi primer restaurante, temático y todo el rollo, metiendo tecnología. Eso ha sido muy intensivo, por lo tanto estoy en etapa de recap, tratando de replegarme un poco”.
No quiere dar más detalles, pero se va a llamar Nobel y lo inauguran a finales de enero. “Es una cuestión bien loca, pensado en un personaje, creando universos sensoriales”, adelanta.
Mientras que en el segundo semestre debería nacer una compañía nueva, que ya la están incubando, “que va a ser bien contestataria, de salud mental”, dice sin agregar más.
“Tengo un vértigo necesario de estar creando cuestiones nuevas todo el tiempo”, concluye Zamora. Y se nota.