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Personaje

Álvaro Vergara, investigador IES: “Milton Friedman criticaría casi todo el programa económico de Trump”

Álvaro Vergara, investigador IES: “Milton Friedman criticaría casi todo el programa económico de Trump”

En su primer libro Neoliberalismo, una idea en disputa, el abogado e investigador del Instituto de Estudios para la Sociedad ahonda en uno de los conceptos económicos más usados de las últimas décadas. Tajante, dice que el neoliberalismo ya no existe: que fue un movimiento intelectual del siglo XX que murió con sus impulsores. Pero su fantasma -advierte- sigue articulando parte importante del debate político, especialmente en la izquierda.

Por: Mateo Navas | Publicado: Sábado 29 de marzo de 2025 a las 21:00
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Álvaro Vergara escuchó por primera vez la palabra neoliberalismo en el colegio. No la entendía del todo, pero aparecía con frecuencia: en las noticias, en los debates y en los paneles políticos del fin de semana. Poco después volvió a oírla con más fuerza durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet.

“En esa gestión hubo un fuerte cuestionamiento a lo que ellos llamaban el modelo neoliberal”, recuerda. “Esa administración fue inspirada por las tesis de Fernando Atria, que es un autor que ha escrito ampliamente sobre neoliberalismo de una manera que yo no comparto, pero que hay que leer y que hay que intentar entender, porque es alguien muy sofisticado”.

Abogado de formación y parte de una nueva generación de investigadores ligados a centros de estudio de centroderecha, Vergara -29 años, magíster en Estudios Políticos por la Universidad de los Andes- lleva varios años explorando los orígenes y mutaciones del neoliberalismo como ideología política.

Un concepto que, sostiene, la izquierda convirtió en símbolo de todo lo que critica, y que la derecha, por comodidad o cálculo, optó por dejar atrás. “Es un tema incómodo porque la etiqueta, la categoría, se desconfiguró tanto que actualmente nadie se reconoce como un neoliberal y los que lo hacen son muy pocos”.

- ¿Tú incluido?
- Yo no diría que soy un neoliberal. Hay unas cosas que me hacen sentido, otras no. Si yo me tuviese que definir, diría que soy un liberal conservador.
Esas preguntas están en el centro de su primer libro, Neoliberalismo, una idea en disputa, editado por el Instituto de Estudios para la Sociedad (IES), donde trabaja como investigador desde hace cuatro años. “Postulé a un concurso con otras 150 personas y me seleccionaron. Acá terminé madurando intelectualmente”, cuenta.

Ese proceso no fue inmediato. Le costó asumir su rol entre referentes intelectuales que habían sido sus profesores: Daniel Mansuy, Claudio Alvarado, Manfred Svensson. “Fue desafiante pararse de igual a igual”, reconoce.

El libro -que fue presentado el jueves con la participación del exministro de Hacienda de Michelle Bachelet y Ricardo Lagos, Nicolás Eyzaguirre- recorre la trayectoria del concepto desde sus orígenes hasta su uso actual, y propone una caracterización de sus principios centrales: una confianza en el mercado como mecanismo de asignación eficiente, la limitación del poder estatal y la defensa de las libertades individuales como base del orden político.

“Soy parte de la generación que se crió con la palabra. Siempre escuchábamos que el neoliberalismo era malo, que destruyó la comunidad, que segregó a la población y que siempre se relacionaba con la reforma económica de la dictadura”, afirma el abogado.
Con los años, agrega, se dio cuenta de que los trabajos académicos que incluían este concepto no lo definían. Esa ambigüedad lo llevó a rastrear sus orígenes, y desde ahí nació la idea del libro.

Primero, cuenta, lo conversó con Daniel Mansuy, quien le dio el visto bueno. “Llegué a reconstruir el neoliberalismo en la parte europea, pero no podía traerlo a Chile. Entonces, me junté con Alejandro Vigo (profesor de filosofía en la Universidad de los Andes) y me recomendó estudiar la renovación socialista latinoamericana, desde el Foro de Sao Paulo hasta el Socialismo del Siglo XXI”. Ahí, dice, se produjo el cruce: “Son pocos los trabajos que han logrado hacer ese vínculo”.

Vergara sostiene que los años ‘90 fueron el periodo de mayor efervescencia en torno al concepto de neoliberalismo en América Latina, especialmente en Chile, país descrito por varios intelectuales como el lugar donde ese modelo se aplicó sin restricciones, mediante privatizaciones, apertura comercial y desregulación del mercado. 30 años después, explica, aún se escribe mucho sobre el tema, pero aparece con menos fuerza en la discusión política actual. “Sobre todo porque la agenda de seguridad y la inflación llevaron los temas hacia otro lado. Pero sí es algo que reflota de vez en cuando”.

A pesar del uso extendido del término en el debate público, Vergara es tajante: Chile ya no es un país neoliberal. “Si tenemos que definir un modelo económico, Chile es un Estado benefactor. Y creo que hay que empezar a dar ese debate: si es sustentable en el tiempo, si lo estamos haciendo bien, si esto es lo deseable. Chile ya no es ni un Estado subsidiario”.


“La izquierda y la derecha implícitamente piensan en neoliberalismo”

“Si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”. La frase la pronunció Gabriel Boric en julio de 2021, tras imponerse en las primarias de la izquierda frente a Daniel Jadue. Álvaro Vergara la eligió como epígrafe para abrir su libro. No por provocación, dice, sino porque resume la carga simbólica que arrastra el concepto.

“El neoliberalismo es algo que surge frecuentemente en los debates, tanto en la universidad como entre políticos. Hace poco a Íñigo Errejón -intelectual español que inspira al Frente Amplio- lo acusaron de acoso sexual y él salió a decir que era debido a su conducta neoliberal. O sea, la izquierda y la derecha implícitamente piensan en neoliberalismo, aunque no utilicen la palabra”.

- ¿Pero no fue más frontal la agenda antineoliberal del segundo gobierno de Bachelet que la del actual?
- Hay dos facetas de este gobierno. La primera es anterior a la Convención Constitucional, que sí tenía explícitamente una agenda antineoliberal. Pero el triunfo categórico del Rechazo los obliga a recular. Terminan aprobando el TPP y un montón de políticas a las que en principio se negaban. La receta neoliberal, sea cual sea la que ellos hayan definido, la terminaron adoptando por la fuerza de las circunstancias, porque necesitaban crecer, necesitaban generar empleo.

- ¿Y el neoliberalismo no tiene espacio de autocrítica? En Chile hay un malestar profundo que se expresa en la desconfianza institucional, la caída de la natalidad, y una creciente precariedad emocional.
- Muchos de los problemas que están ocurriendo actualmente no tienen que ver con lo neoliberal, sino con la modernización. Cuando tú instalas mercados, fortaleces el derecho de propiedad y creas un marco jurídico para el emprendimiento, generas modernización. Y ese proceso trae efectos difíciles de canalizar. La modernización, y esto está estudiado en sociología, genera la disolución de los vínculos comunitarios, lo que a su vez deteriora las virtudes públicas. Si juntas eso con el estancamiento económico, puedes explicar parte del descontento en Chile. Lo que sí -y esta es la autocrítica- los neoliberales sabían que eso podía ocurrir, pero nunca le prestaron mayor atención.

“Soy muy crítico con la derecha y creo que hoy en materia económica está bien desorientada. Primero, porque en lo normativo no tienen una idea clara del modelo económico que quieren aplicar. Y lo segundo es que el sector está en una posición pragmática: se limita a ver qué modelos se están aplicando en otros países para aplicarlo en el nuestro”.

“El neoliberalismo ya se acabó”

- Durante años se dijo que el neoliberalismo era la expresión más extrema del capitalismo. Pero en el último tiempo han proliferado corrientes más radicales, como el libertarianismo, y en Estados Unidos hay pensadores que ya dan por terminada esa etapa. ¿El neoliberalismo todavía existe?
- Voy a ser muy crudo. Hay un libro que se llama El retorno de los dioses fuertes, del teólogo R.R. Reno, y él dice que los debates contemporáneos están atrapados en conceptos que ya fueron del siglo pasado. Yo creo que eso pasó con el neoliberalismo. El neoliberalismo ya no existe, fue un movimiento intelectual que ya pasó. Pasó en los ‘90, cuando murieron los últimos exponentes de Chicago. El neoliberalismo se acabó y lo que queda hoy es una disputa por el concepto, sobre todo a nivel latinoamericano. ¿Por qué? Porque la oposición al neoliberalismo es un componente central de las izquierdas. Si tú le quitas eso a ese sector, se van a dispersar. Porque el neoliberalismo, al ser un enemigo común, lo que hace es aglutinarlas.

Vergara insiste en que la categoría sigue operando más como consigna que como marco real de análisis. “Actualmente el neoliberalismo se entiende a través de definiciones que hacen los cientistas políticos, sin darse cuenta de que en verdad el movimiento neoliberal ya se acabó. Se acabó. Surgió en el siglo XX y se fue con el siglo XX. Y hoy las disputas intelectuales deberían ser utilizadas en otro tipo de términos. Pero yo, de verdad, creo que el neoliberalismo ya se acabó”.

- La agenda neoliberal parece haber perdido voceros. Hoy son otros los que dominan el espacio: figuras como Javier Milei, que no sólo desconfían del Estado, sino que promueven su desmantelamiento. ¿Cómo conviven esos mundos?
- Yo te diría que Milei no es un neoliberal, sino que es un libertario, que es otro movimiento intelectual con el cual los neoliberales discutían. Milei viene de la tradición de Murray Rothbard, que es otra tendencia política. Pero eso es ideológicamente: Milei es un anarcocapitalista en la teoría. Sin embargo, en la práctica, en su gobierno imperan reformas de mercado inspiradas en el modelo Chicago clásico: la reducción de impuestos, los vouchers. Y eso es muy interesante.

- Y luego está el giro proteccionista, como el que impulsa Donald Trump, que va directamente contra el libre comercio internacional. ¿No es eso también una ruptura con el ideario neoliberal?
- La praxis en este minuto va mucho más adelantada que la idea. La práctica va tan rápido que nosotros no estamos alcanzando a analizar lo que está ocurriendo. Yo creo que el fenómeno Trump, por ejemplo, no es neoliberal. Si los neoliberales estuviesen vivos serían sus críticos: Milton Friedman criticaría casi todo el programa económico de Trump. Los aranceles van contra el libre mercado internacional. Además, Trump tiene un componente nacionalista muy fuerte y los neoliberales eran recelosos del nacionalismo por la lógica de posguerra. Entonces, los que estamos trabajando en el ámbito de las ideas, tenemos que empezar a tratar los fenómenos políticos con nuevas categorías. Aquellas ideas del siglo pasado como el neoliberalismo o incluso como populismo, hoy están tomando otras derivadas nuevas y tenemos que empezar a analizarlas con rigor.

- ¿Y cómo se inserta Chile en esa discusión? Johannes Kaiser irrumpió con un discurso libertario que hasta ahora era marginal en las campañas presidenciales.
- Yo creo que Johannes se estancó. No creo que suba más. Pero en su momento él intentó capitalizar la masa de chilenos que está enojada con el sistema político en general. Y él es un maestro de enervar los enojos de la ciudadanía contra ciertos problemas que son reales: es verdad que el Estado de Chile es ineficiente en el gasto, es verdad que hay un montón de políticos apitutados, es verdad que el Estado no funciona bien, es verdad que no frena la inmigración.

Entonces, Johannes toca ciertas hebras de sentido común e intenta subir el descontento y el
enojo. Eso le genera réditos a nivel electoral, pero las propuestas que da son muy diferentes desde lo técnico. Si te fijas, el Partido Nacional Libertario no tiene equipos técnicos. Y yo soy muy receloso de cuánto se puede hacer con mero voluntarismo político y no con propuestas técnicas bien pensadas, eficientes.

- Con el auge del libertarianismo y el proteccionismo, ¿no corre riesgo la propia derecha de fragmentarse o perder el foco económico?
- Yo soy muy crítico con la derecha y creo que hoy en materia económica está bien desorientada. Primero, porque en lo normativo no tienen una idea clara del modelo económico que quieren aplicar. Se habla de crecimiento, pero ¿para qué queremos crecer? Y lo segundo es que no existe esa parte doctrinal, entonces el sector está en una posición puramente pragmática: se limita a ver qué modelos se están aplicando en otros países para aplicarlo en el nuestro.

Vergara pausa y da un ejemplo: “Evelyn Matthei esta semana estuvo con Federico Sturzenegger, actual ministro de Desregulación de Argentina, analizando la desregulación económica de su país. Y esa desregulación, a su vez, no era de Milei, sino que era de Patricia Bullrich. En el fondo, la centroderecha argentina le pasó a Milei su principal activo.

Acá ocurre lo mismo: Matthei coquetea con Sturzenegger porque el programa económico de Matthei va a seguir una línea de desregulación. Kast y los republicanos siguen intentando bajar los impuestos, pero uno va y se pregunta cuál es el programa, y en verdad no tienen propuestas técnicas para hacer eso. Y con Johannes ocurre algo similar a lo de los republicanos. ¿Con qué equipo va a aplicar la reforma económica que quiere hacer? ¿Con qué economistas cuenta?”. 

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