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El perrito “Hush Puppies” y su último directorio: episodios desconocidos en la vida de Alfonso Swett

El perrito “Hush Puppies” y su último directorio: episodios desconocidos en la vida de Alfonso Swett

El domingo pasado falleció el expresidente de la CPC y empresario ligado a Forus. Más allá de su rol gremial y público, a lo largo de su vida fue dejando huella en amigos y cercanos a él o a su familia. Definido como mateo, abierto, dialogante, no sectario. Acá Michel Calderón, Óscar Hasbún, Claudio Muñoz, Cristián Jijena, el gobernador Claudio Orrego, y Manfred Paulmann, entre varios, recuerdan al fallecido hombre de negocios. Incluso, algunos lanzan la idea de crear una Fundación Alfonso Swett Opazo para que sus ideas y legado perduren.

Por: Azucena González | Publicado: Sábado 30 de noviembre de 2024 a las 21:00
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 Retail, detail

Michel Calderón fue uno de los grandes amigos de Alfonso Swett, pues el mismo socio y director de Ripley Corp recuerda que esa estrecha amistad comenzó en marzo de 1986, cuando ingresaron a ingeniería comercial en la PUC. “Nos tocó por casualidad sentarnos juntos en la primera clase del ramo Introducción a la Economía”. Cuenta que al inicio el profesor les dijo: ‘Les presento el dilema de la economía. Los recursos son escasos y las necesidades múltiples’. “Al finalizar la clase, Alfonso me comentó: ‘¿Y no habrá forma de igual cumplir con las necesidades de la gente?’. Ahí, me di cuenta de que Alfonso era excepcional”, rememora Calderón. 

También recuerda que, al recibirse como ingenieros comerciales, tuvieron la oportunidad de dictar juntos el curso de Canales de Distribución. “Terminé yo aprendiendo de él, como un alumno más. Me decía: ‘Mira Michel, retail is detail. Si no te preocupas de la experiencia que vive el cliente en cada momento, nunca te irá bien’. ¡Qué manera de tener razón!”, relata.

Describe que Swett fue un alumno brillante, aplicado y que se daba el tiempo para cumplir con todo, pues tenía buenas notas, varias ayudantías, la presidencia del Centro de Alumnos en la Escuela, pero también espacio para el disfrute, el deporte -amante de la UC- y salir fuera de la universidad.

Calderón también recuerda que cuando años después Swett salió elegido presidente de la CPC, un grupo de amigos quisieron hacerle un reconocimiento, en abril de 2019. Cuenta que llamaron a los compañeros de generación más cercanos, pero al final era tanta la gente que quería participar, que el recinto escogido quedó desbordado. 

“Cuando su enfermedad avanzó y ya no podía recibir visitas, sus amigos de la generación quisimos mandarle un lienzo firmado con saludos de apoyo. La idea se generó y en no más de 24 horas, más de 75 amigos ya habían ido y firmado un mensaje que pudimos entregar a Alfonso y Ximena (su esposa) en la misma clínica. Alfonso se emocionó”, relata Calderón, quien dice:“Chile perdió a un gran líder. Rápidamente debería formarse la Fundación Alfonso Swett Opazo”, para hacer perdurar los valores e ideas que dejó como legado.

Manfred Paulmann, socio y director de Cencosud, resalta la capacidad de evolucionar en el ámbito de los negocios de los Swett. “Lo que vi fue que, en la adversidad, por ejemplo en la pandemia, que fue muy duro para todos, la capacidad de reinventarse. Cambiaron muchos sus procesos, lo hicieron con fórmulas muy creativas. Lo comenté con ellos. Yo tuve una reunión con don Alfonso (padre) el año pasado. Se notaba que estaban haciendo un buen trabajo como empresa”, dice.  
 

 El perrito Hush Puppies y su primer speech 

Celebrando los 30 años del triunfo de Alfonso Swett en el CAE, en 2021, en casa de Óscar Hasbún. De izquierda a derecha Marcelo Maccio, Alfonso Swett, Esteban Calvo, Hugo Ovando, Óscar Hasbún, y León De Castro.

Óscar Hasbún, quien era presidente de la juventud de RN, fue el jefe de campaña de Swett cuando éste fue candidato a presidente del Centro de Alumnos de Economía, CAE, a inicios de los ‘90.

En primera instancia iba a ir otro candidato (León De Castro), pero éste no cumplía los requisitos de los créditos exigidos para postular, pues era muy joven, por lo que a otro alumno, Salustio Prieto, se le ocurrió dar el nombre de Alfonso Swett. Esta candidatura estuvo empujada por el mundo liberal de RN, y finalmente bajo la lista que se llamó Creación Unidad y Cambio, Lista 1, terminó arrasando, con el 60% de los votos, por sobre la lista gremialista, que históricamente había sido la triunfadora en esta escuela de la PUC. 

Hasbún -quien iba dos cursos más abajo que Swett, pues primero había entrado a ingeniería civil- recuerda varios episodios de aquella época. Por ejemplo, muy al inicio de la campaña, en uno de los pasillos de la escuela, Swett se subió a una mesa y dio su “primer speech”, pues hasta ese momento no había sido dirigente de nada, dejando anonadados a sus compañeros que vieron que estaban frente a un verdadero orador. “A mí siempre Alfonso me decía que nosotros lo empujamos a la vida pública”, recuerda Hasbún, actual CEO de CSVA. 

También hubo una primera reunión en la casa de los padres de Alfonso Swett, a la que acudieron más de una veintena de compañeros, y en que de mascota estaba un perrito de la raza Basset Hound -Hasbún aparece acariciando al animal (ver fotografía)-, que era icónico, pues la marca del naciente grupo Forus, Hush Puppies, tenía como elemento central de su publicidad a un ejemplar de esta raza en aquel tiempo. 

El grupo que integraron varios alumnos de distintas generaciones fue tan afiatado que hasta hoy mantienen un chat de WhatsApp. También celebraron los 30 años del triunfo de Swett, en casa de Hasbún, el 30 de septiembre de 2021.

Hasbún recuerda que esa lista de Economía de la UC generó un cambio porque era más “neutra”, y con Alfonso a la cabeza lograron llevar a la escuela a dar charlas a personas que a inicios de los ‘90 -recién producido el retorno a la democracia en Chile- eran impensables, como Jorge Schaulsohn, figura PPD en esos años, o Manuel Bustos, presidente de la CUT, así como también figuras emergentes, como Andrés Allamand. “Esas charlas estaban repletas. Eso no se había hecho antes en la Escuela, y fue empujado por Alfonso. Era una máquina. Fue un cambio bien relevante”, cuenta Hasbún.
“Terminé yo aprendiendo de él, como un alumno más. Me decía ‘mira Michel, retail is detail. Si no te preocupas de la experiencia que vive el cliente en cada momento, nunca te irá bien’. ¡Qué manera de tener razón!”, relata Michel Calderón.
 

José Balmes y artistas exiliados

El reelegido gobernador de la Región Metropolitana Claudio Orrego también coincidió con Swett en la época universitaria, pues el exalcalde, que estudiaba Derecho, había sido elegido presidente de la FEUC, por lo que compartió con Swett cuando éste asumió la presidencia del CAE. “Partió una amistad, porque trabajamos súper bien. Hubo buena onda. Él no era gremialista, era más bien independiente de derecha”, relata.

Cuenta que, por ejemplo, en el recién surgido Centro de Extensión de la UC, Orrego empujó llevar a cabo un encuentro con artistas jóvenes, varios de ellos que habían sido exiliados, de izquierda y que habían estado prohibidos en Chile, lo que para la época era disruptivo. Y Swett apoyó la iniciativa. “Eran tiempos bien polarizados, y Swett fue uno de los votos dirimentes y movió hartos votos de derecha, de presidentes de centros de alumnos y consejeros de la FEUC, para que nos apoyaran en el proyecto”, cuenta Orrego, sobre una iniciativa que sí se pudo llevar a cabo y que congregó a artistas como José Balmes, reconocido militante comunista y otrora activo partícipe del gobierno de la UP.

En la casa paterna de Alfonso Swett Opazo. en el extremo derecho, Alfonso sentado en el suelo y el segundo en el extremo izquierdo, Óscar Hasbún, jugando con el perrito “Hush Puppies”.
Esa relación con Orrego perduró con los años, pues sin ser del grupo de amigos íntimos, cuando Swett cumplió 40 años, decidió invitar a 40 personas significativas en su vida, entre las que estaba el hoy gobernador de la RM, con su señora. “Había un invitado por año y recuerdo que también estaba Bárbara Figueroa, de la CUT. Swett se mandó un discurso precioso, porque lo dedicó a justificar la presencia de cada uno de nosotros, lo que habíamos aportado a su vida”, cuenta Orrego.

Similar recuerdo tiene Juan Araya, el presidente de la Confederación Nacional de Dueños de Camiones (CNDC) y miembro de la Confederación Nacional de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conapyme), quien conocía a Swett, pues éste había asesorado, y de manera gratuita, a este último gremio que congrega a estas empresas de menor tamaño. “Cuando cumplió 50 años, fui uno de los 50 invitados a su casa”, cuenta Araya, quien destaca que Swett incluso les ayudó en los encuentros Enape -que suelen hacer en el Círculo Español, en la Alameda-, pegando letreros y ordenando el escenario. Y luego, cuando Swett llegó a la presidencia de la CPC, tendió puentes, “nos abrió las puertas”, dice Araya, y se preocupó en especial del pago a 30 días, un tema que históricamente generaba tiranteces entre ambos mundos empresariales. 
 

 Su lado filosófico y de escritor

La Lista 1 ganadora: Al centro, Alfonso Swett Opazo y atrás, Soledad Barros, León De Castro y Andrés Barros.

Un libro de cabecera de Alfonso Swett Opazo fue Ética a Nicómaco, de Aristóteles, en sintonía con que tempranamente había aflorado en Swett el deseo de estudiar filosofía, carrera que finalmente no siguió, pero que siempre estuvo en su radar, incluso cuando ya estaba en ingeniería comercial. Cristián Jijena, ex ejecutivo de Mallplaza, y quien fue también compañero de curso de Swett en la carrera, recuerda que lo convenció de no cambiarse. “Aparte de su familia y su papá, yo influí bastante en que no se cambiara, por la convivencia, las salidas, los amigos. Estudiábamos juntos. Qué mejor para mí que estar con él. Me garantizaba un buen estudio. Tengo que reconocer que para mí era muy conveniente”, dice risueño Jijena. 

Claudio Muñoz fue otro actor de los negocios que compartió mucho con Swett, pues mientras éste fue presidente de la CPC, Muñoz lo era de Icare. Muñoz dice que Alfonso fue adelantado a su tiempo, pues preocupado por el clima país y el estado de polarización, a partir de conversaciones, les planteó escribir un libro, que cuajó en el texto “¿Y si nos ponemos de acuerdo?”, en coautoría entre Swett, Muñoz, Ricardo Escobar y el escritor José Rivera, cuya primera edición salió en 2016, previo al estallido social. “Anticipó el estallido social. Se dio cuenta de que estaban pasando cosas en Chile que no cuadraban, en educación, pobreza, cambio tecnológico. Fue capaz de verlo”, dice Muñoz, quien explica que lo primero que hizo Swett fue pedirles que cada uno hiciera una lista de temas importantes para Chile y las intercambiaran. “Nos agendaba reuniones que partían en su oficina a las 8 AM o a las 7 de la tarde”. Muñoz también recuerda que como él era parte de la Comisión Nacional de Productividad le consultaba a Swett muchas cosas.

“Me citaba a las 7 AM en la CPC. Y Alfonso no sólo había pensado en las consultas que le había hecho, sino que había trabajado el fin de semana. Trabajaba los domingos de 5 a 9 AM, para no quitarle tiempo a su familia, y llegaba a las reuniones con gráficos y papeles”, cuenta Muñoz. Y agrega que en una gira presidencial en el gobierno de Piñera 2, en que iban empresarios invitados -Swett, Muñoz y Antonio Gallart-, en la escala en Roma, Swett insistió en que se levantaran temprano para ir a escuchar misa y a confesarse en la Basílica de San Pedro.

Juan Pablo Swett, primo hermano de Alfonso, también recuerda un episodio en pleno estallido social, cuando ese lunes 21 de octubre de 2019 twiteó que dada la paralizacion el país, las pymes iban a tener problemas de caja para pagar sueldos. “Me llamó Alfonso y de inmediato se inició una campaña voluntaria para que las grandes empresa pagaran la mayor cantidad de facturas a sus proveedores, sin necesidad de llamar para cobrar. Yo calculo que de deben haber pagado unos US$ 1.000 millones a US$ 1.500 millones que permitieron llegar con los sueldo a fin de mes a varios trabajadores pymes”.
 

 Profesor y futbolero

Entre sus múltiples facetas, Alfonso Swett también fue profesor en la UC, y entre sus alumnos estuvo el actual consejero del Banco Central, Luis Felipe Céspedes. “Él iniciaba su camino como profesor en un curso donde teníamos que desarrollar un proyecto de negocio. Con mi grupo elegimos uno aparentemente no convencional, una fundación que apoyara el desarrollo comercial de pequeños grupos de agricultores. Lejos de mirar con escepticismo nuestro proyecto, Alfonso nos impulsó a desarrollarlo”, recuerda Céspedes, quien también rememoró que una de las últimas ocasiones en que conversó con él, fue de “nuestra querida Católica”. “Le comenté que había estado mostrándole a uno de mis hijos un video de ese histórico empate 2 a 2 contra América de Cali en el Pascual Guerrero, empate que nos llevó a la final de la Libertadores. Al final del partido, los jugadores cruzados van celebrando y en la entrada del túnel hacia los camerinos, se ve a Alfonso feliz, saludándolos”, comentó.
 

 El último directorio

Hasta el final, Alfonso Swett estuvo también preocupado de los negocios que su familia lidera (ver recuadro). El miércoles 20, a mediodía, fue el directorio ordinario de Forus, de fin de mes. Y Swett quiso conectarse a la instancia vía remota. “Estaba preocupado del contexto país, del crecimiento. Hasta el último minuto, estuvo preocupado por el endeudamiento de Chile”, refiere un partícipe de la instancia, que terminó siendo la última en la que Swett pudo estar.

For us
La historia empresarial de la familia Swett, que encabeza Alfonso Swett Saavedra como presidente de Forus, tiene su origen en el espíritu emprendedor que desde joven éste desarrolló. A los 16 años vendía quesos y mantequilla. También tuvo lo que hoy se conocería como una playa de estacionamiento en el centro de Santiago. Y sin estudiar en la universidad, partió una vida laboral.

Trabajó en Banco Edwards y luego en la americana ESSO Stardard Oil -ahí pudo estudiar para contador-; y luego formó una compañía de seguridad industrial y equipos de soldar, y también estuvo en la industria juguetera, con la firma Toms, que tuvo la representación de firmas como Mattel, que fue su primera aproximación al retail.

El calzado vendría después, cuando a inicios de los años ‘80 Jaime Celedón le pide ayuda porque una firma americana quería hacer un estudio de mercado del calzado en Chile. En 1980 Alfonso Swett Saavedra forma la empresa Hush Puppies Chile Ltda para traer productos Hush Puppies al país.

Al año siguiente, la firma Wolverine Worldwide se asoció con los chilenos para el negocio -30% los americanos y 70% Swett-, pero en 1991, los americanos vendieron su parte a Swett. En aquellos años Hush Puppies se hizo muy conocida porque, a diferencia del tradicional zapato negro o café que predominaba en Chile, los modelos Hush Puppies eran de colores, con diseño. A la firma le pusieron Forus, una forma de decir for us (para nosotros). Y vendría el crecimiento, con más marcas, como CAT, Merrel, Columbia, entre muchas.

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