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La odisea de un family office sin su fundador

La odisea de un family office sin su fundador

Deuda privada, venture capital y todo fuera de Chile para no generar temas reputacionales, es la estrategia de inversión del family office de los Piñera Morel, que hoy quedará en manos de Sebastián Jr., el hijo que reemplazó al padre en los negocios.

Por: Nicolás Durante | Publicado: Sábado 10 de febrero de 2024 a las 21:00
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Las decisiones en Bancorp se adoptarán por el voto de a lo menos tres directores, pero si dos de los cuatro hermanos disienten del resto de los miembros de la mesa, “podrán someter la aprobación de dicha materia a la decisión de don Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique, para lo cual deberán solicitárselo por escrito mediante correo electrónico con copia a todos los directores, dentro del plazo máximo de cinco días hábiles”.

El cambio de los estatutos de la matriz de la fortuna de la familia Piñera Morel y que a su vez controla Inversiones Odisea -el vehículo a través del cual invierten y que reemplazó al histórico Bancard- quedó consignado justo hace un año en la Notaría Andrés Rieutord de Providencia y que delegó en los hermanos Magdalena, Cecilia, Sebastián y Cristóbal la propiedad de la sociedad en partes iguales (ver recuadro).

Ahora, tras la muerte del patriarca y exPresidente de la República Sebastián Piñera, la sociedad ya tiene sus reglas claras y, de haber cambios, será bajo la atenta asesoría de un histórico de la familia, el abogado Fernando Barros, quien seguirá siendo un hombre de confianza de los hijos Piñera Morel. De hecho, el jurista es presidente del directorio de Bancorp.

Selección con el sello Piñera
En los años ‘80, cuando comenzó con la oficina de inversiones Citicorp, era el mismo Sebastián Piñera Echenique quien seleccionaba con quién trabajaba. Casi todos con un perfil similar: egresados de las mejores universidades chilenas, con un master en el extranjero y con algún paso por la academia.

Así pasaron a llamarse los “Golden Boys” a ejecutivos y muchos de ellos hoy empresarios como Heriberto Urzúa, Francisco Pérez Mackenna, Eugenio Von Chrismar Carvajal, Isidoro Palma, Patricio Jottar, Patricio Parodi, Carlos Alberto Cartoni, Francisco Cuesta, Jaime de la Barra, Juan Bilbao, Fernando Massú, Eduardo Navarro, Felipe Joannon, Andrés Lehuedé y Rodrigo Pérez Mackenna.

Ese mismo selló llevó a Bancard y trascendió incluso cuando Piñera ya no estaba en el día a día de sus inversiones. Cuentan quienes conocen por dentro el family office, que el 2009 fue el año clave de su alejamiento para emprender la primera de sus dos aventuras presidenciales. Y lo hizo delegando en sus personas de más confianza. 

Ahí, fue Nicolás Noguera quien tomó un rol clave en la gestión de las inversiones y, sobre todo, en mantener alejado a su jefe de las polémicas. El hecho de ser empresario y político siempre fue un flanco que debían cuidar. Sobre todo desde la segunda administración, ahí fue cuando decidieron que no invertirían más en sociedades anónimas chilenas y en ninguna empresa con contratos con el Estado. Eso se mantuvo incluso cuando Piñera terminó su segundo mandato en La Moneda. 

Lo que también se ha mantenido e incluso profesionalizado es la selección de las personas que trabajan en Inversiones Odisea. El mismo Noguera armó un protocolo de contrataciones con los más altos estándares. 

Él fue quien contrató, por ejemplo, a Vicente Parodi, hijo de Patricio Parodi de Consorcio -cercano amigo de Piñera Echenique-, quien tiene un MBA en el MIT y fue asesor de la presidencia en el segundo mandato del fallecido mandatario. 

Parodi hoy tiene un rol senior en la empresa y es mano derecha de Sebastián Piñera Morel, quien ostenta el cargo de director ejecutivo de Odisea y el sucesor de Noguera en la gestión diaria de la firma, quien dejó la compañía a mediados del año pasado para emprender negocios personales, pero que sigue vinculado a Odisea y lo seguirá estando, dicen cercanos. 

Juan Guillermo Agüero Ureta, hijo homónimo de otro amigo de Piñera, el CEO de BTG Pactual en Chile, también trabaja en inversiones en la empresa, así como Jorge Yarur Morales (nieto de Jorge Yarur Rey, parte de la familia controladora del BCI), Francisco Oteíza, Sebastián Quintero, Gabriela Cohen y Jorge Sarquis, entre otros, completan la nómina de ejecutivos de Odisea. 

Todos tienen en común alguna de las características que impuso el fundador del family office: egresados de las mejores universidades chilenas, con un master en el extranjero y con algún paso por la academia. 

La oficina se divide en las áreas de inversiones, que es la más numerosa, el middle office y el área de tributación. Todos son liderados por el gerente general de la sociedad, el abogado Andrés Gazitúa, quien hace de representante legal para todos los efectos prácticos, pero es Piñera Morel quien lleva las riendas de las inversiones. 


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El ojo inversor 
Equity, real estate, debt, global markets, venture capital, son las áreas principales de inversión del family office. Aunque no invierten directamente en Chile, sí lo hacen de manera indirecta a través de fondos de inversión globales o regionales, sobre todo en deuda. 

Agentes del mercado dicen que Odisea, y antes Bancard, debe ser de los fondos de inversión privado que más invierten en deuda riesgosa con altos beneficios. Han estado expuestos a Latinoamérica, Asia y Europa. No le tienen miedo al riesgo si es que una inversión les convence, dice un conocedor de la estrategia. De hecho, son uno de los pocos vehículos que invierte en hedge funds globales de manera decidida, cuando el resto de las otras familias locales tradicionales prefiere activos más estables, como real estate o deuda corporativa con alta clasificación de riesgo. Los Piñera no: siempre decidían ir por el riesgo y doblar la apuesta si es que una operación les hace sentido. 

Deuda privada, dicen conocedores, es uno de los vehículos predilectos del family office.

Eso ha hecho, por ejemplo, que el año pasado la revista Forbes pusiera a la familia como la quinta más rica del país, con un patrimonio de US$ 2.900 millones. 

El rastro de sus inversiones se ha mantenido siempre bajo un halo de misterio, lo que es sumamente común en este tipo de family offices. De las pocas operaciones públicas que ha habido en el último tiempo, aparecen la venta que hizo el año pasado del 5,7% que tenían de la Bolsa de Valores de Colombia, previo a la fusión con las bolsas de Chile y Perú. También salió de Cemex Latam, donde tenía una presencia valorizada en unos US$ 10 millones y se la vendió en una OPA al controlador español de la compañía mexicana del área de la construcción. 

Donde sí mantiene posiciones es en Terpel Colombia, hasta mayo del año pasado mantenía 3,82% de la propiedad, siendo el segundo mayor accionista de la firma que es controlada por la chilena Copec. En Perú, mantiene el 9,19% en la pesquera peruana Exalmar, que le trajo una intensa polémica por haber invertido allí en momentos del juicio en La Haya con Perú. Sin embargo, la postura de la oficina siempre ha sido que el exPresidente no tuvo nada que ver con esa decisión. Asimismo, tiene el 7% del holding de inversiones de infraestructura y logística peruano, Andino Investment Holding.

En 2019 pusieron deuda en una biotech argentina llamada Bioceres Crop Solutions por unos US$ 13 millones, crédito que fue pagado en 2021. 

“El 5 de abril de 2019, emitimos US$ 13 millones en monto principal agregado de bonos corporativos al 10,55% con vencimiento en 2021 a Inversiones Odisea, una empresa debidamente constituida en y de conformidad con las leyes de la República de Chile. El capital se amortizará en cuatro cuotas semestrales a partir del sexto mes siguiente a la fecha de emisión. Las cuatro cuotas serán idénticas y representarán cada una el 25% del importe principal emitido. Los intereses se pagarán semestralmente a una tasa nominal anual fija”, decía un reporte de la firma al regulador financiero en EEUU, SEC, luego de abrirse a bolsa en 2023. 

Siempre, y en todo momento, dicen personas al tanto de Odisea, el equipo de compliance de la firma revisa que las inversiones no pudieran generar un problema reputacional. Saben que administran las platas de un exmandatario, quien incluso tenía opciones de volver a La Moneda antes de fallecer trágicamente este martes. 

Qué viene 
Lo que viene en el más breve plazo es volver a modificar los estatus de Bancorp y Odisea, así como el resto de los vehículos societarios de la familia, para sacar las referencias al exPresidente.
Lo que no cambiaría en demasía es el perfil de inversiones que seguirá teniendo la oficina, y de seguir potenciando, por ejemplo, un área que tenía muy entusiasmado al fundador: el venture capital. 

Y ahí Cristóbal Piñera es el experto: él selecciona empresas en su fondo de inversión llamado Daedalus Ventures, que armó con su socio Juan Turner. Si bien es un proyecto independiente, Odisea es aportante de dicho vehículo. Daniel Undurraga, de Cornershop y Sebastian Valin, de Comparaonline, son ventures partners. También se sumó como asociado a Gerardo Balbontin, de Savia Ventures. 

En total, el fondo tiene 13 inversiones y, según Crunchbase, ha levantado US$ 20 millones. 
Dentro de las inversiones que han hecho está Spot, que proporciona análisis de video; Kunzapp, que permite a las empresas gestionar fácilmente jornadas laborales; Scape, una aplicación móvil que brinda servicios de bienestar y belleza a personas y corporaciones en toda América Latina. Wibo es un software para pedidos digitales en locales físicos y Hackmetrix, un programa enfocado a resolver tareas de cumplimiento y eliminación de riesgos de ciberseguridad para pequeñas y medianas empresas. 


Las reglas en Inversiones Bancorp, la matriz de todos los negocios


Por Azucena González 

Según documentos legales de Bancorp, los únicos socios son los cuatro hijos Piñera Morel, cada uno representativo del 25% de los derechos sociales. 

La sociedad tendrá una duración de 10 años a contar de la fecha en que se produzca el fallecimiento de Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique, plazo que se prorroga por períodos sucesivos de cinco años.

Tiene un directorio de cinco miembros, cuatro nombrados por cada uno de los hermanos Piñera Morel o sus sucesores, y un quinto miembro designado de común acuerdo por los socios, o falta de acuerdo por la mayoría de ellos, y este puede ser removido o reemplazado por la mayoría de los socios. 

Los cuatro hermanos podrán ejercer el cargo personalmente o bien nombrar a cualquiera de sus descendientes mayores de edad. Y si alguno quiere nombrar a un tercero distinto de los mencionados, éste deberá ser aprobado por escrito por la totalidad de los restantes socios.
Las reuniones ordinarias de directorio se celebrarán al menos dos veces al año. Y las extraordinarias cuando las citen al menos tres directores.

Los acuerdos se adoptan por acuerdo de al menos tres directores. Y en caso de que haya voto favorable de tres directores y dos en contra, y estos dos últimos son ambos algunos de los hermanos Piñera Morel, estos dos disidentes en forma conjunta podían solicitar la aprobación de la materia a su padre, derecho que se extinguía al momento del fallecimiento de éste.  

La sociedad repartirá a los socios el monto que resulte mayor entre el 20% de las utilidades o el equivalente al 1% del patrimonio de la sociedad. Y una vez contados tres años desde el fallecimiento del padre, y por un período máximo de doce meses contados desde esa fecha, cada uno de los socios tendrá derecho a solicitar que se le haga entrega en dinero o en especies recursos equivalentes al 2% del patrimonio. Vencidos estos 12 meses señalados, este derecho lo podrán ejercer cada tres años, desde la expiración del período de doce meses inmediatamente anterior. 
La sociedad se puede disolver anticipadamente por acuerdo unánime entre los socios (no por fallecimiento).

Toda dificultad que se suscite entre los socios o entre uno o más de ellos y la sociedad se resolverá por un árbitro arbitrador y amigable componedor. Y en contra de sus resoluciones no procederá recurso alguno. La designación del árbitro será de común acuerdo y a falta de acuerdo, la designación recae en la justicia ordinaria. El nombramiento deberá recaer en un abogado que se hubiere desempeñado como integrante de la Corte Suprema o la Corte de Apelaciones de Santiago, por al menos dos años.

Las partes designaron como quinto director a Fernando Barros Tocornal, y a falta de este, a Ignacio Guerrero, y a falta de este a José Cox, y a falta de este a Bernardo Simian.

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