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La transición que prepara Fernando Fischmann en Crystal Lagoons
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“Fernando (Fischmann) es un creador, y tiene que asegurar su legado. Por eso eligió a sus hijos. El día de mañana ellos se van a quedar con el negocio”.
La frase, mencionada por una fuente cercana al empresario, confirma un proyecto que lleva años en desarrollo: la pausada transición que quiere realizar Fernando Fischmann, fundador de Crystal Lagoons, con sus dos hijos menores, Stephanie (26) y Benjamín (25). “Él es el de la tecnología y sabe que la tiene que heredar a alguien”, confirma la misma fuente.
Esa operación ya comenzó, de hecho, Fernando Fischmann —bioquímico de la Universidad de Chile— ya aseguró un recambio generacional en la compañía. La decisión la tomó por una razón práctica y personal. Cercanos mencionan que en el plano laboral, el científico es perfeccionista y acucioso, características que encajan con sus hijos, los cuales ya trabajan en los headquarters de la firma, localizada en Coral Gables, un exclusivo barrio de Miami.
Las oficinas cuentan con 800 metros cuadrados y no tienen laboratorios incluidos, ya que los trabajos de investigación se realizan en dependencias externas. Esta decisión, además, le permite al empresario extender el legado de la familia Fischmann en la gigante tecnológica, la cual está valorada en US$ 4,1 millones.
Pero ahora, además de hijos, son colegas. Se piden consejos, conversan sobre el futuro de la compañía y evalúan los próximos proyectos que se anunciarán en 2021.
Pocos conocen Crystal Lagoons mejor que ellos. El tridente Fischmann conforma el pilar de la compañía. Los tres participan en el directorio, el que también integran Javiera de la Cerda, directora de Investigación y Desarrollo; Cristóbal Baixas, director de Nuevos Negocios; y Cristián Lehuedé, Director Ejecutivo.
Pero no solo tienen una silla en la mesa directiva, sino que también administran departamentos enteros: Stephanie lidera el área mundial de Marketing y Benjamín está a cargo de todos los negocios para la Costa Oeste de EE.UU.
“Creo que para cualquier padre es un sueño que los hijos compartan su misma pasión e intereses. Que quieran trabajar en la empresa que fundaron y que participen activamente con la convicción de que es posible mejorar la calidad de vida de las personas a través de la innovación”, asegura Cristián Lehuedé, quien añade que para Fernando Fischmann “es un orgullo que sus hijos se transformen en la generación de recambio y busquen soluciones tecnológicas con mirada millennial a los grandes problemas de la humanidad”.
El trampolín a la laguna
Benjamín y Stephanie Fischmann, ambos en su graduación de Babson College.
La idea tomó forma hace ocho años. Los hijos del empresario, al egresar del colegio Nido de Águilas en Chile, hicieron sus maletas y partieron con un pasaje “solo ida” a Estados Unidos. La idea era ir a la universidad y luego entrar a la compañía. Desde ese momento el territorio norteamericano ha sido su casa. El plan, hasta ahora, se ha cumplido al pie de la letra.
Stephanie Fischmann estudió en Babson College, una de las universidades de negocios más respetadas en el mundo. Cursó Administración de Empresas entre 2012 y 2016, y al año siguiente se matriculó en un máster en Biotecnología en la Universidad de Columbia, en Nueva York. El objetivo, justamente, era acercarse a la faceta científica de su padre y potenciar el perfil I+D de la firma. “Es el core de Crystal Lagoons”, afirma Lehuedé.
El caso de su hermano Benjamín es similar. En 2014 entró a Babson, estudió lo mismo que su hermana y se especializó en ventas y desarrollo de proyectos. A los cuatro años egresó y arribó a la empresa.
Y en medio de todo este proceso, Fernando Fischmann estuvo presente. En 2015, cuando ambos hijos estudiaban en la universidad, el fundador de Crystal Lagoons donó al departamento de Matemáticas y Ciencias de la entidad equipos de última generación tecnológica: impresoras 3-D, un telescopio, una microbalanza y una cámara de crecimiento de plantas. “Como hombre de negocios y científico, y también con mis hijos en Babson, esta fue una oportunidad fantástica para retribuir a algo que tiene un significado especial para mí”, dijo en la oportunidad.
Sobre la llegada de los dos hijos a la firma, Cristián Lehuedé confirma que tienen todas las capacidades para liderar equipos: “(Stephanie y Benjamín) se incorporaron a la empresa porque tienen los méritos académicos y profesionales suficientes para ser un aporte a la compañía”.
Los jefes sub 30
La sede de Florida se convirtió en la más relevante para la firma hace aproximadamente cinco años, cuando Fernando empezó a pasar gran parte del año en Estados Unidos. Las complejidades operacionales que tenía el despacho chileno terminaron por confirmar las dependencias de Miami como la oficina central para manejar la operación mundial.
Las labores de los hijos al interior de la sociedad están claras. Benjamín, por una parte, está a cargo de los negocios referentes a la costa Oeste de Estados Unidos, una zona que ha recibido buenos resultados en el último tiempo. Actualmente está preocupado de la expansión en California, Arizona, Nevada, Oregon y otros estados. “En los últimos cuatro años Crystal Lagoons ha sido un éxito en el ámbito inmobiliario, con 221 proyectos en distintas etapas de desarrollo y negociación”, confirma a DF MAS el hijo del bioquímico.
La labor de Stephanie, por otro lado, está dividida. Lidera el equipo de Marketing en Estados Unidos y, a su vez, aporta en el desarrollo tecnológico de la compañía. Cercanos afirman que el liderazgo de la hija de Fischmann ha sido clave para la expansión de la empresa.
Además, ella es una de las piezas clave a la hora de analizar la mayor innovación de Crystal Lagoons a la fecha: las Lagunas de Acceso Público (PAL, por sus siglas en inglés), proyecto que ha multiplicado los contratos de la compañía en el mundo. Lo que aprendió en Columbia, dicen desde la firma, aceleró el desarrollo de la tecnología, la cual se ha patentado en más de 190 países del mundo (ver recuadro).
Pero no es solo eso. Al parecer desde la empresa ya están mirando otras industrias que podrían ser atractivas para la tecnología de Crystal Lagoons. “Estamos en un fuerte plan de desarrollo de innovaciones en áreas como la alimentación, medicina y logística, novedades que esperamos dar a conocer en los próximos meses”, adelanta Stephanie Fischmann a DF MAS.
Los globalizadores
Es difícil que pase una semana sin que Crystal Lagoons no cierre contratos con algún país del mundo. Desde Corea, pasando por Indonesia y terminando en Kenia: el modelo de lagunas artificiales se expandió en poco tiempo por todo el globo. El proceso de internacionalización se potenció en los últimos años, cuando abrieron las primeras lagunas en Estados Unidos y Dubái.
En la actualidad la sociedad fundada por el bioquímico chileno ha cerrado más de 1.000 proyectos en 60 países del mundo.
Y en parte de este proceso ha sido clave la participación de los hijos. “Desde Estados Unidos le han impreso un sello más global a Crystal Lagoons, dándole una visión multinacional y siendo parte importante de la nueva era de la compañía”, afirma Cristián Lehuedé.
Actualmente Crystal Lagoons tiene oficinas en Santiago, Miami (Estados Unidos), Barcelona (España), Ámsterdam (Países Bajos) y Dubái (Emiratos Árabes Unidos). Sin embargo, desde la sede de Florida se manejan gran parte de los proyectos. Eso explica que Stephanie y Benjamín sigan ahí y no en las oficinas de Chile, las cuales funcionan, acorde a Lehuedé, como un “back office técnico de parte de la operación mundial”.
Volver a Chile no está en los planes de los hijos. Todo lo contrario. Fuentes de la compañía, incluso, dicen que Florida será la casa de los Fischmann por muchos años más.
Hot Reef™, la última creación que promete lagunas a 28°C
Uno de los pasos más importantes para la compañía fue la implementación de las Lagunas de Acceso Público (PAL). Con esta tecnología —que genera un espacio de encuentro para eventos, comercio y servicios— lograron concretar el proyecto de internacionalización.
Además, con esta creación lograron anotar los mejores años de la compañía: han totalizado más de 800 proyectos en distintas etapas de desarrollo. Muchos de estos están en Corea, Estados Unidos y Malasia.
Sin embargo, la firma ya prepara un complemento que buscará aumentar el crecimiento en los próximos años. Hot Reef™ es la nueva tecnología que permitirá mantener el agua a 28°C durante los 365 días del año. Todo a un bajo costo y amigable con el medioambiente.
La idea es igualar la temperatura del mar del caribe y extender la vida útil de las lagunas para las épocas más frías del año.
Esta nueva tecnología —de la cual participó Stephanie Fischmann luego de su magister en Columbia— contempla la instalación de domos para generar zonas más cálidas para concentrar el calor. Acorde a la empresa, esta tecnología se incluirá en todas las lagunas de Crystal Lagoons que se construyan en el futuro.