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Cristián Tala: “Lo que no entendí fue por qué una empresa pagaría US$ 20 millones por una startup para luego dejarla botada”

Cristián Tala: “Lo que no entendí fue por qué una empresa pagaría US$ 20 millones por una startup para luego dejarla botada”

El 4 de junio de este año se cumplieron 36 meses desde el exit de su startup de pagos, y por lo tanto puso fin al periodo de confidencialidad. Tala confiesa que no se arrepiente de haber vendido, pero reconoce que los 12 meses que siguió trabajando en la empresa post venta fueron una pesadilla y que tal vez pudo haber sacado más dividendos.

Por: Juan Pablo Silva | Publicado: Sábado 17 de agosto de 2024 a las 21:00
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El último día hábil de mayo de 2021 la fintech Pago Fácil, fundada por Cristián Tala, e invertida por Consorcio y Broota, firmó los documentos que convertían a la compañía en propiedad del joint venture entre Evo Payments y BCI Pagos. Por US$ 23 millones Tala se desprendió de lo que fue su principal preocupación durante tres años.

El ingeniero creó en 2018 la fintech que con la pandemia explotó. El negocio parecía simple, pero en ese minuto no existía permitir que cualquier persona o empresa que quisiera vender en línea, recibiera pagos con tarjeta. Con utilidades en los balances y seis mil clientes activos, Tala buscó una salida.

El acuerdo era quedarse los siguientes 12 meses trabajando en Pago Fácil bajo los nuevos dueños, tiempo que para el emprendedor fue una pesadilla.

Por primera vez cuenta lo que vino tras el exit.

“No lo estaba pasando bien”

El 4 de junio pasado se le terminó el acuerdo de confidencialidad y -confiesa- no todo fue como se contó. Hoy, dice, está en una cruzada educativa, por eso hace un año fundó la plataforma El Ecosistema Startup, que partió siendo una especie de medio de comunicación y hoy se enfoca en entregar material educativo a personas que están comenzando a emprender.

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Cuando a principios de 2020 el ingeniero civil tomó la decisión de vender su fintech, trabajaban 13 personas, facturaban US$ 2 millones mensuales y era una empresa rentable: ese año tuvieron utilidades de US$ 3,6 millones. Pero, a pesar de esto, “yo creía no ser la persona indicada para seguir llevando Pago Fácil, no lo estaba pasando bien”, dice desde sus oficinas en el cowork IF de El Bosque.

“Nos estaba yendo muy bien, pero ¿a costa de qué? De estar sacrificando mi salud, mi vida desde las 5:30 am hasta las 22:00. Veía a toda mi familia, hermanos, abuelos siendo mantenidos por mi papá. Yo me seguía pagando un sueldo mínimo y tenía una empresa que generaba millones, no hacía sentido. Necesitaba un plan de contingencia en caso de que mi papá no pudiera seguir siendo el sustento familiar”, confiesa Tala.

Con esa idea en la cabeza llamó a su abogado Diego Rodríguez, en ese entonces de CMS Carey y Allende y actualmente socio de ACR Abogados, y contactó también al fundador de Broota, José Antonio Berríos. Conversaron con firmas de private equity, aceleradoras internacionales e incluso llegaron a ponerle precio a la firma. Pero “ninguna nos compraba el 100%”, recuerda el ingeniero.

Él buscaba desprenderse de la totalidad de las acciones
porque “dependíamos de Transbank y muchas veces ellos no me pasaban la plata, podía desaparecer Pago Fácil de un día para otro”, dice. Los US$ 3,6 millones que tenían en la caja no se atrevían a usarlos, por si no les llegaba el dinero de Transbank debían usarla para pagarle a sus clientes.

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Oferta de compra
Durante ese tiempo trabajaban una alianza con Evo Payments. Tras seis meses de conversaciones uno de los norteamericanos le dijo “nosotros no hacemos negocios con gente de la cual no somos dueños”. “Lo mandé a la mierda”, cuenta hoy el chileno. “Me llevas haciendo perder el tiempo durante seis meses”, reclamó. “Pero si estoy ofreciendo comprarte”, le contestaron entre risas.

En septiembre del 2020 llegaron a un acuerdo de precio, “pero no estaba seguro si vender. Pago Fácil era una empresa que estaba creciendo y teniendo utilidades. Nos hicimos repartición de dividendos todos los socios. Los inversionistas que entraron por Broota o Consorcio retornaron su inversión al menos cuatro veces desde la primera repartición de utilidades”, asegura.

Por ese tiempo Tala seguía pagándose un sueldo bajo mercado e incluso tuvo que vender acciones porque no le daba para pagar el dividendo de su departamento. “Teníamos harta plata, pero como le digo a los emprendedores que ayudo, cuando levantas plata no es para subirte el sueldo, es para que crezca el negocio”, afirma.

Trombosis pulmonar
En octubre de 2020 el panorama cambió. Tala fue internado en la UCI por una trombosis pulmonar. Tras cuatro días en cuidados intensivos pidió su computador para trabajar. Ahí se dio cuenta de que no daba más y al salir de alta llamó a los norteamericanos para seguir adelante con la compra. Siempre fue con ellos la negociación.

“No había tenido vacaciones en tres años. Hoy -reflexiona- creo que pudimos haber cobrado más caro, pero son US$ 20 millones en un minuto en donde Pago Fácil podía haber muerto el día siguiente si es que no me pasaban la plata. Entonces riesgo-beneficio, no había por dónde decir que no”.

El proceso de due diligence fue intenso, y una de las cosas que Tala exigió fue que con la compra no despidieran a nadie, ya que la intención de los nuevos dueños era desprenderse de todo el equipo.

El proceso no avanzaba y había instrucción de no innovar y prohibición a Tala de generar contenido o aparecer en prensa. “Me alcancé a pasar todos los rollos, pensé que incluso me estaban estafando”. Su equipo no estaba al tanto de la operación y se preguntaba porque habían dejado de mejorar el código.

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Había una cláusula de que si el 1 de junio no se cerraba el acuerdo, Evo Payments y BCI debían pagar US$ 1 millón como multa a Pago Facil. Días antes de esa fecha llegaron los papeles.

Su abogado Diego Rodríguez logró negociar que Tala se quedara sólo un año en la empresa y no tres como querían los compradores. Ese 28 de mayo se juntaron a las 8 am todos los participantes del negocio: Morales y Besa, CMS Carey y Allende y los abogados de Evo Payments. Pero el dinero no llegaba. Recién a las 18:00 le llegó a su cuenta. “No podía creerlo, contaba los ceros, nunca había tenido tanta plata”, recuerda Tala.

Le contó a su familia, pagó la deuda que tenía su padre, le compró toda la infraestructura en que trabajaba (tiene una empresa de branding llamada empresas CTM por Cristían Tala Manríquez) y ese mismo día fueron a tomar cervezas con los involucrados. Aún era pandemia. La TIR (tasa interna de retorno) para los inversionistas de Pago Fácil fue de 390%.

Pesadilla
El contrato se cerró un viernes y el lunes Tala tuvo su primer día como empleado de Evo, quienes tenían el control de esta nueva sociedad. Ese mismo día le dijeron que no se le subiría el sueldo a nadie y que despedirían a todos los externos de la empresa, pese a que según Tala habían acordado no hacerlo. La respuesta que le dieron fue clara: “eso no quedó por escrito”.

Luego fue informado de que no había presupuesto para hacer las transformaciones acordadas. “Nadie me hablaba, nadie me decía qué tenía que hacer, no tenía con qué quemar mi día”, rememora. “Tomaban decisiones que iban en contra de toda lógica y yo daba mi opinión y me ignoraban. Al poco tiempo me dejaron de invitar a las reuniones estratégicas. De los seis mil clientes que tenía Pago Fácil a diciembre de 2021 ya quedan menos de tres mil”.

Además, dice, había un factor reputacional. “Imagínate sacarte la cresta, casi morir tres veces para que destruyan todo en un par de meses. No lo entendía. La gente que trabajaba conmigo pensaba que me había olvidado de los clientes, pero no podía hacer nada”.

A los tres meses le dijo a Rodríguez que necesitaba salir, le pidió por favor que revisara cada cláusula. Si salía, perdía US$ 3 millones, debía aguantar al menos un año. Lo pensó, asegura.

El 1 de mayo del 2022 presentó su carta de renuncia para salir el 4 de junio de ese año. El último día hábil como empleado tuvo una reunión con el CEO de Evo. “Pensé que era para felicitarme, pero era para amenazarme de que si les competía y no respetaba el acuerdo de no competencia, ocuparían todas sus herramientas para destruirme”.

- ¿Te arrepientes de haber vendido?
- No, y debo admitir que fue recién este año en que me di cuenta de que no me arrepiento. Leí un libro que se llama Lost and Founder, la historia de un emprendedor con una historia parecida a la mía que tuvo la oportunidad de vender y no lo hizo, y al poco tiempo perdió todo. Lo que no entendí durante mucho tiempo fue por qué una empresa pagaría US$ 20 millones por una startup para luego dejarla botada. Al principio lo sufría, porque me seguía contactando gente por LinkedIn e Instagram para decirme que no les estaban pasando la plata de sus ventas, incluso la última vez que me lo dijeron fue hace un par de meses, pero ya no me duele responder, el tiempo me ayudó a sanar”, dice.

Y añade: “Recién me di cuenta del motivo. Evo tenía una valorización de US$ 1,8 mil millones y era una empresa de POS (terminales de puntos de venta), no de e-commerce. Se vendieron al poco tiempo por US$ 4 mil millones porque duplicaron su mercado y sumaron e-commerce”.

Cristián Tala ahora
Asegura que él no ha cambiado, “soy el mismo idiota de siempre”, dice entre risas. Y parte de lo que hace hoy es porque estuvo muy solo, dice. “Me costó mucho emprender, sé que fue de cero a exit muy rápido, pero ni siquiera tuve mentores, solamente alguien que me dijo ‘que lindo lo que has construido, pero no va a llegar a ningún lado porque no eres parte de las familias más importantes del país’”, recuerda.

Desde su salida, se casó, fundó Nakama Ventures, ha invertido en más de 20 startups, se empezó a juntar con emprendedores, retomó su blog y escribió su primer libro. Hoy, lo que lo mantiene ocupado es lograr hacer rentable su plataforma El Ecosistema Startup para poder dejarla funcionando de manera autosuficiente.

A futuro, quiere dedicarse a algo relacionado a los M&A, ya que “si bien hay plata en el mercado, no podemos seguir apoyando emprendedores si no estamos generando liquidez. Y yo creo que en cinco años vamos a tener un problema, hay tanta institución que está apoyando emprendedores y no inversionistas que no vamos a tener exits. Entonces tenemos una bandera de lucha que estamos prometiendo exits a personas en donde no estamos generando un ecosistema en donde se pueden ocurrir”.

Además, confiesa: “he llegado a soñar con recomprar Pago Fácil y ordenarla, pero debo admitir que lo pasé mal en el área de pagos. No porque no sea rentable, es increíblemente rentable, pero los proveedores te odian”. La última vez que tuvo esta conversación fue el día de esta entrevista.

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