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Quiebre en la defensa de Monsalve: La trama de un fallido triunvirato
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Antes de asumir la defensa de Manuel Monsalve, María Inés Horvitz necesitaba hacerse una convicción respecto de lo que había sucedido el 22 de septiembre en la noche, momento en que la subalterna del ex subsecretario acusa haber sido abusada y violada. La abogada, según comentan en el mundo legal, no es de las que toma cualquier caso, sino que elige con pinzas a quien representar.
Por eso, el viernes 18 de octubre se reunió con Monsalve desde las 9 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Se sentó a escucharlo, sin respiro. Hizo las preguntas claves, y ese mismo día decidió integrarse al equipo de defensa del ex militante socialista.
Dicen que creyó en el testimonio del ex funcionario de gobierno y que, esa misma tarde, pactaron una condición: que si, de pronto, encontraba incongruencias en su relato, se reservaba la posibilidad de renunciar a su defensa.
En el poco más del mes y medio que fue su abogada, ha comentado que jamás encontró contradicciones. Por eso en su comunicado de salida quiso enfatizar que dejaba su defensa por las profundas diferencias en la dirección del caso con los otros dos abogados que conformaban el triunvirato Monsalve: Cristián Arias y Lino Disi. Este último fue el primer profesional a quien llamó el ex subsecretario, y el único que en un comienzo quedó registrado en el sistema del Ministerio Público.
Lo que Horvitz más recomendaba a Monsalve, desde el comienzo, era que, aunque no conocieran la carpeta de investigación -que se mantuvo en reserva durante 40 días-, declarara ante la fiscalía, porque decía que a través de su testimonio se caerían varias de las tesis que se han visibilizado en estos días respecto de la relación que tenía con su entonces asesora.
Esto, además, porque en frente -repetía ella- tenían a una fiscalía especialmente decidida a jugar un rol protagónico en contra de Monsalve, y a abogados de la mujer que lo denunció que eran hiper mediáticos: tanto su primer abogado Roberto Ávila, quien dio una entrevista en televisión a los pocos días de conocerse la acusación, como su actual abogada, María Elena Santibáñez, quien ha tenido una fuerte actividad en los medios.
Dicen que Horvitz creyó en el testimonio del ex funcionario de gobierno y que, esa misma tarde, pactaron una condición: que si, de pronto, encontraba incongruencias en su relato, se reservaba la posibilidad de renunciar a su defensa.
Pero Disi y Arias, con un perfil de defensores más que de querellantes -que es el terreno donde Horvitz tiene mayor expertise-, se resistieron a litigar por la prensa y a jugar un rol mediático agresivo, lo cual es criticado desde el mundo legal, porque se percibe que desde que comenzó el caso sólo se conoce una sola versión: la de la mujer que lo acusa. “Descuidaron la estrategia comunicacional que en estos casos es demasiado relevante”, ha repetido Horvitz a sus más cercanos.
En Capitán Yáber: con Topelberg y Rivadeneira
Como mejor describen los abogados el estado de Manuel Monsalve es que se encuentra “entero”, y que desde que se conoció la acusación nunca lo han visto salirse de sus casillas. Que se mantiene tranquilo, que siempre escucha atentamente y que mantiene la versión que ha dado desde el día uno: que no recuerda lo que sucedió la noche del 22.
Por estos días, se encuentra mucho mejor que cuando pasó cinco días en la cárcel de Rancagua, donde sus abogados lo encontraron con los brazos inflamados, por la picazón de chinches, aunque el ex subsecretario destacó que allí contaba con teléfonos públicos, por lo que podía comunicarse a diario con su familia, una posibilidad que no tiene en Capitán Yáber. Aquí no ha recibido visita alguna de personeros socialistas, sólo un amigo de la infancia y, el viernes, de su señora María Eugenia Garrido, quien señaló que “como familia estamos unidos”.
En Yáber comparte celda con Marcelo Rivadeneira, el antofagastino involucrado en el caso Primus, y con Rodrigo Topelberg, el ex socio de Factop y quien habría hecho público el audio de la discordia en el caso Hermosilla, un hombre de muy pocas palabras, algo que según ha comentado el propio Monsalve a él le viene de maravilla.
Quiebre con Armendáriz
Quizás la mayor incomodidad que Monsalve vivió antes de su prisión preventiva fue su sorpresiva detención en su departamento en Viña del Mar, ya que estaba completamente descartado que algo así ocurriera. Esto, porque María Inés Horvitz había prometido conocer en profundidad cómo actuaba y pensaba el fiscal Xavier Armendáriz, una persona a la que ubica bien ya que ambos fueron compañeros en Derecho en la Universidad de Chile.
Según ha comentado ella, hasta ahora tenían una relación muy cercana, se reunían frecuentemente -y por horas- a conversar y tomar café, sobre todo mientras Horvitz tuvo el rol de consejera del Consejo de Defensa del Estado y veían casos “desde la misma vereda”.
Según la defensa de Monsalve, habrían llegado a un acuerdo con la Fiscalía: les iba a anunciar la formalización y el día en que ocurriría. Sin embargo, desde el ente persecutor afirman que eso se pactó sólo por dos semanas, y que, pasado ese plazo, podía ocurrir cualquier cosa, algo que Horvitz ha descartado de plano. Por eso, ha comentado que la actuación de Armendáriz fue simplemente una traición. Y que el fiscal se amparó en el artículo 127 del Código Proceso Penal, que se utiliza cuando el Ministerio Público teme que la comparecencia de alguien investigado sea demorada o dificultada, lo que en este caso -según la defensa de Monsalve- no se ajustaba a la realidad: han insistido que su representado estaba disponible para cualquiera diligencia que pudiera solicitar Armendáriz.
Tanto así, repiten en la defensa, que el fiscal autorizó a Monsalve para viajar a la región de Bío Bío a ver a su familia el fin de semana largo del 31 de octubre, permiso que el ex subsecretario finalmente desechó por temor a que creyeran que se estaba fugando.
De todos modos, el round entre Armendáriz y Horvitz dejó a los amigos enemistados, cuestión que se hizo patente en la audiencia de formalización.
Horvitz en el equipo
El propio Monsalve le contó a sus asesores que el Presidente Boric, cuando se reunieron el martes 15 de octubre, le confidenció que también existía una acusación en su contra. Eso lo supo apenas tomó su defensa el abogado Lino Disi, quien integró al hombre a quien considera su mentor: el abogado Cristián Arias (defensor de Giorgio Martelli en el caso SQM, y de Carlos Ruiz, el ideólogo del Frente Amplio por la denuncia de su pareja por violencia intrafamiliar). Con él había trabajado como asociado, y hoy toman casos en conjunto. En el referido a Monsalve, decidieron que por tratarse de un caso de abuso sexual y violación era clave integrar a una mujer al equipo.
En ese momento, la discusión se centró en si traer a una abogada reconocida y con un alto perfil, o una profesional joven que tuviera conocimiento en litigación. Se optó por lo primero. Así llegó María Inés Horvitz. Pesó en esa decisión su cercanía con el fiscal Armendáriz, pero también su conocimiento en Ley de Inteligencia, porque sabían que podía ser un elemento importante en esta trama, por el hecho de que Monsalve había mandatado a la PDI a revisar las cámaras del hotel Panamericano, donde habrían ocurrido los hechos.
En ese momento, la discusión se centró en si traer a una abogada reconocida y con un alto perfil, o una profesional joven que tuviera conocimiento en litigación. Se optó por lo primero. Así llegó María Inés Horvitz.
Horvitz había sido querellante en el caso Topógrafo, en el cual la Justicia decretó prisión preventiva para el ex ministro de la Corte de Apelaciones Juan Antonio Poblete y el ex director de la Dirección de Inteligencia del Ejército, Schafik Nazal, precisamente por interceptar teléfonos y afectar la Ley de Inteligencia.
Crecen las desavenencias
La detención de Monsalve, que Horvitz insistió en que era un escenario descartado, representó la primera fisura importante en su equipo de defensa, en el cual ya se habían generado ciertos roces, partiendo por una lucha de poder entre la abogada y Cristián Arias.
Las desavenencias se hicieron mucho más patentes cuando durante el primer día de formalización, el pasado 15 de noviembre, Horvitz comparó el caso de Monsalve con el de Cathy Barriga, mientras fumaba con periodistas, como si fueran un grupo de amigos.
También molestó que Horvitz haya señalado que el ex subsecretario estaba complicado para pagar su defensa, algo que -según cuentan sus cercanos- fue siempre una real preocupación para ella. Tanto, que habrían acordado que Monsalve pagara sus honorarios cuando pudiera.
Las tensiones fueron creciendo y se hicieron cada día más evidentes. Incluso en la audiencia de formalización, ante los ojos del ex subsecretario. La gota que rebasó el vaso fue cuando Horvitz llegó atrasada a la audiencia de revisión de cautelares, y luego cuando no llegó a la hora a la primera visita a Monsalve en Rancagua, lo que les impidió verlo en su primer día en la cárcel.
La lógica indicaba, según la conversación que sostuvieron, que era ella quien debía renunciar al equipo, para eliminar las controversias internas. Horvitz decidió hablarlo personalmente con Monsalve: lo hizo el lunes pasado en Capitán Yáber, con el convencimiento de que su salida estaba semi zanjada: era Disi el abogado a cargo, y él con Arias se conocen de memoria y se tienen absoluta confianza.
Fue entonces que Horvitz le repitió a Monsalve lo que le había indicado varias veces antes: que si fuese juzgado hoy en base a las pruebas existentes y sin la presión pública, debiera ser absuelto. En esa misma reunión, la abogada le señaló a Monsalve que no le debía nada.
Horvitz decidió hablarlo personalmente con Monsalve: lo hizo el lunes pasado en Capitán Yáber, con el convencimiento de que su salida estaba semi zanjada: era Disi el abogado a cargo, y él con Arias se conocen de memoria y se tienen absoluta confianza.
¿Pronta declaración?
En adelante, se espera que los abogados Disi y Arias vuelvan a pedir el cambio de cautelar. Y próximamente el ex subsecretario podría declarar. Antes, eso sí, necesitan que la Fiscalía entregue todos los antecedentes que aún mantiene en reserva.
Fue en medio de la última audiencia -en la que intentaron que Monsalve pasara a arresto domiciliario- cuando se trasladaron a buscar las conversaciones por WhastApp que el ex subsecretario sostuvo con la denunciante, las cuales hasta ese momento se mantenían en secreto.
Ahora, esperan el acta del primer testimonio que entregó Monsalve en el Hotel Panamericano, y el total de los videos que ha incautado la Fiscalía, porque según la defensa del ex subsecretario sólo han accedido al 10%.
Todo esto sucede en un nuevo contexto: Disi actuará como vocero, y Arias será quien dirija la estrategia hacia delante. Es probable, además, que en los próximos días se integre una mujer, pero ésta sería de perfil mucho más bajo.